Este jueves continuarán las votaciones. Hoy podría haber hasta cuatro de ellas, en caso de ser necesario.
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El 7 de mayo de 2025, el Vaticano fue escenario de un momento crucial para la Iglesia católica: la emisión de la primera fumata negra desde la chimenea de la Capilla Sixtina.
Este humo oscuro, observado por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, indicó que los 133 cardenales electores no lograron alcanzar el consenso necesario para elegir al nuevo pontífice. Según las normas del cónclave, se requiere una mayoría de dos tercios, es decir, al menos 89 votos, para proclamar al sucesor de Francisco.
Durante el escrutinio, los cardenales escriben el nombre de su candidato en una papeleta, que luego depositan en una urna. Las papeletas se cuentan y se verifica si algún candidato ha alcanzado la mayoría requerida.
Si ninguna de las votaciones produce un resultado concluyente, las papeletas se queman en una estufa especial, y se añade una mezcla química que genera humo negro, señalando al mundo que aún no se ha elegido al nuevo papa. Este proceso se repetirá hasta que un candidato obtenga los votos necesarios.
A partir del 8 de mayo se llevarán a cabo hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Las fumatas resultantes se esperan alrededor del mediodía y al final de la tarde, hora local de Roma. Si después de tres días de votaciones no se alcanza un consenso, se realiza una jornada de reflexión y oración antes de continuar con el proceso.
Entre los posibles candidatos al papado se encuentran figuras destacadas como los cardenales italianos Pietro Parolin y Matteo Zuppi, el asiático Luis Antonio Tagle y el francés Jean-Marc Aveline. Sin embargo, las deliberaciones son confidenciales, y cualquier predicción sobre el resultado final es especulativa.
El mundo entero permanece atento a las señales que emanan de la Capilla Sixtina, esperando la fumata blanca que anunciará la elección del nuevo líder de la Iglesia católica. Hasta entonces, los cardenales continúan su labor en busca de un consenso que guíe el futuro espiritual de millones de fieles.