El criminólogo Edwin Orlando Olaya Molina, con 20 años de experiencia en el campo, ha analizado el caso de Zulma Guzmán Castro, una empresaria del sector tecnológico investigada por el envenenamiento con talio de dos menores en Bogotá, un hecho que ha generado gran conmoción social y atención mediática. Olaya cuestiona los estereotipos de género asociados a los homicidios por veneno y el uso del término «crimen pasional», mientras que Guzmán, quien aparentemente ingresó al Reino Unido tras los hechos, enfrenta una investigación penal pendiente de pruebas fiscales que respeten su presunción de inocencia.
Las muertes de los dos menores, ocurridas en hechos y momentos diferentes, han llevado a debates sobre si este caso podría encuadrarse en la categoría de asesina serial según criterios del FBI, que requiere al menos dos víctimas. El apodo mediático de ‘asesina de las frambuesas’ ha surgido en torno a Guzmán, evocando comparaciones con figuras históricas, aunque Olaya enfatiza que tanto hombres como mujeres han utilizado venenos para matar, desmontando el imaginario de que es un método exclusivamente femenino.
El uso de venenos en los delitos: más común de lo que se cree
En su análisis, Olaya Molina destaca que el empleo de venenos o productos químicos para cometer delitos no es tan inusual como se percibe, ni un fenómeno reciente, aunque su detección resulta particularmente desafiante para los investigadores, dejando muchos casos sin resolver. El uso de una sustancia tóxica como el talio sugiere una menor implicación física en la ejecución, lo que indica un plan deliberado para interponer distancia física y emocional con la víctima y las consecuencias, con el fin de mantenerse fuera del radar de sospechosos.
«Existe el imaginario de que son las mujeres quienes usualmente acuden a este tipo de homicidio. Casos como el de Yiya Murano, ‘la envenenadora de Monserrat’, en Argentina, o el de Caroline Grills, ‘tía Talia’, en Australia, respaldarían esa idea. Sin embargo, la realidad es que tanto hombres como mujeres han acudido a los venenos para matar.»
Edwin Orlando Olaya Molina, psicólogo y criminólogo
Las posibles motivaciones en crímenes como este incluyen beneficios materiales, venganza, celos o dominio, pero Olaya advierte sobre los riesgos de etiquetar estos hechos como «crimen pasional», ya que invisibiliza la planificación meticulosa, desplaza la responsabilidad del perpetrador y revictimiza a las partes afectadas. En el contexto actual, el caso de Bogotá ha reavivado discusiones sobre interpretaciones de crímenes con veneno, similares a la «asesina de las frambuesas», pero siempre bajo el principio de presunción de inocencia.
«En este momento, la responsabilidad penal de la señora Guzmán no se ha establecido, es decir, pese a la información que ha aparecido en medios de comunicación, aún cuenta con presunción de inocencia.»
Edwin Orlando Olaya Molina, psicólogo y criminólogo
Este análisis invita a una reflexión más profunda sobre las dinámicas criminales y los sesgos en su interpretación, subrayando la necesidad de investigaciones rigurosas que trasciendan los estereotipos para llegar a la verdad en casos tan impactantes como el de Bogotá.

















