La Veintitrés Manizales cubre una noticia que agita el tablero político nacional: Abelardo De La Espriella, precandidato presidencial, afirmó en la red X que Gustavo Petro Urrego es “el jefe de la mafia” en plena respuesta a Sergio Fajardo, quien defiende al presidente ante la sanción impuesta por Estados Unidos y su inclusión en la Lista Clinton. Las publicaciones en X y la entrevista posterior en La FM sitúan el debate en un terreno sensible, con la atención puesta también en Verónica Alcocer, Primera Dama, y Armando Benedetti, ministro del Interior, cuyas vinculaciones a la sanción han emergido como parte del tema para la campaña.
El trasfondo de la discusión es claro: debates y reacciones sobre la sanción de Estados Unidos y la supuesta relación de Petro con el narcotráfico. Sergio Fajardo afirmó que Petro no es narcotraficante y propuso un diálogo que busque unidad nacional y una relación constructiva con Estados Unidos como clave para el país. En respuesta, De La Espriella amplificó su postura en redes sociales y, posteriormente, en la conversación que sostuvo con La FM, cuestionando el comportamiento del mandatario y la gestión de su gobierno, incluso alude a supuestos vínculos y alianzas con actores vinculados al narcotráfico. Todo esto sucede en un contexto en el que la sanción, además de incluir a Petro, Alcocer y Benedetti en la Lista Clinton, es utilizada como pieza mediática en el marco de la contienda electoral y los debates sobre legitimidad y alcance de las medidas norteamericanas.
La polarización electoral frente a la sanción y la relación con Estados Unidos
La discusión ha encendido un marco de confrontación que va más allá de las campañas personales. Se destaca que Fajardo ha subrayado la importancia de no centrar la discusión en Petro y de promover la unidad nacional, señalando que la relación con Estados Unidos es un elemento clave de la política exterior y la seguridad del país. Mientras tanto, De La Espriella ha mantenido su postura agresiva, argumentando que Petro no solo se asocia con actores problemáticos, sino que ha flexibilizado la lucha contra el narcotráfico y ha mostrado actitudes que, según él, debilitan a las instituciones y ponen en riesgo la seguridad de las fuerzas armadas.
«No es narcotraficante, es el jefe de la mafia» – Abelardo De La Espriella, precandidato presidencial
El entrecruzamiento de mensajes también ha mostrado otra arista: la acusación de que Petro “se alía con el narcodictador Maduro” para crear una zona bilateral en pleno territorio cocalero, una cita que refleja la intensidad de los señalamientos en el marco de la campaña y que fue citada por De La Espriella como parte de su defensa de una postura más confrontadora. A su vez, Fajardo ha insistido en evaluar a partir de hechos y ha puesto énfasis en el análisis de políticas y el impacto en las millones de familias colombianas, reiterando que la propaganda no debe desviar la mirada de la necesidad de decisiones que protejan el interés público y fomenten la cooperación internacional.
La nota se apoya en las declaraciones recogidas por La FM y en publicaciones en la red social X, destacando que el origen de algunas citas corresponde a la campaña de De La Espriella y a la dinámica de intervención pública de los precandidatos. En conjunto, estas piezas configuran un episodio que podría influir en la percepción de los votantes sobre la legitimidad de las sanciones y el manejo de la diplomacia en una etapa electoral marcada por el peso de las relaciones con Estados Unidos y su impacto en el panorama político interno.
En síntesis, el cruce de discursos entre De la Espriella y Fajardo, y la inclusión de Verónica Alcocer y Armando Benedetti en la Lista Clinton, proyecta un escenario de mayor confrontación —con la posibilidad de polarización electoral y presión sobre las estrategias de campaña— mientras se debate el equilibrio entre la firmeza ante los impactos de las sanciones y la necesidad de mantener puentes de diálogo en materia de seguridad y cooperación internacional.
















