Redactado por: Andrés Felipe Rivera Motato
Redes sociales: @Osomotato
Poco a poco se apagan las luces, el teatro está completamente lleno, la gente aplaude y comienza la función. Unos tipos gigantes y con cara de que no son de por acá arrancan a divagar entre melodías que en ocasiones mi cerebro no la entiende. La costumbre de ir en un compás de 4/4 me juzga y me señala porque me cuesta entender lo que está sucediendo en el escenario, es momento de sentirme el tipo más básico, el que siempre critiqué.
Todo comienza a parecer más lógico a medida que me dejo llevar por cada uno de los instrumentos, es como ese viaje que mencioné en mi columna anterior, solo que con diferentes vías y en distintos vehículos. En este lugar cada melodía hace su universo y es necesario dejarse llevar. ¡Qué maravillosa es la música! – Conclusión interna en el momento.
En medio del viaje se viene a mi memoria el primer acercamiento que tuve con el jazz y a lo mejor puede ser toda una parodia.
Corría como el año 2007 o 2006, estaba en Cinemark y se me ocurrió ir al baño, ¡oh sorpresa!, en ese lugar parecía haber un ensamble en vivo, una musiquita de ascensor, esa que aparece en las películas cuando un personaje se monta en el elevador. – Qué buenos recuerdos me trae estar sobre retrete de aquel lugar ya inexistente.
Después de esos tiempos he escuchado contadas veces este tipo de música, algo que no me hace un experto ni un fan; sin embargo, hay algunos grupos o artistas que sigo y los disfruto escuchar como: Snarky Puppy, Frank Sinatra, Ezra Collective y lo que me salga de recomendado con esos tres. Sin embargo, este universo sigue siendo inhóspito y desconocido para mí. Agradezco llegar a él por medio de los espacios que se realizan en la ciudad y por supuesto a la gente que asiste, porque estoy seguro de que la motivación de quienes lo hacen posible es la presencia del público.
Al grano.
Ese agradecimiento por la asistencia no es en vano. Soy músico y conozco lo difícil que es serlo cuando se tiene la meta de ser reconocido o por lo menos hacer las cosas con un objetivo más allá del hecho de hacer arte para uno mismo. Por mucho reconozco lo que es no tener un Booking o manager, y aun así, si lo tuviese el camino de ser independiente, que es hermoso, es una completa vía destapada, llena de huecos.
El pasado sábado, en el mismo momento en que algunos presenciamos un show exquisito de jazz, en otros dos espacios del Departamento había artistas viviendo dos tipos de situaciones no tan chéveres como la que ocurría en el teatro en el que estaba.
La primera sucedió en la Fiesta de la Cordialidad en Manzanares. Artistas locales denunciaron que la organización le sacó el cuerpo después de haber realizado inversiones costosas para sus presentaciones en el municipio. Situación que no es nueva, pero que considero que a medida que pasa el tiempo se ha normalizado. ¿Cuánta frustración podrá haber en esas personas que tenían algo preparado para ese día?
La segunda es parte de una crónica anunciada previamente. Desde hace semanas se viene presentando en Manizales una situación con un lugar en específico que dice “apoyar a los artistas locales” con el préstamo de sus espacios para hacer eventos, pero cuando se hace uso de ese lugar cambian las condiciones a última hora, afectando tanto económicamente como moralmente a los artistas. En menos de un mes ya ha sucedido dos veces la misma situación.
Más que una opinión, son noticias que cuentan con un seguimiento y objetivamente me encargaré de la postura de las contrapartes.
