Esta semana retornó a la plazoleta de la Alcaldía el ‘Gobierno en la calle campesino’, el martes para ser exactos. La Veintitrés estuvo allí y escuchó esas historias que hablan desde las entrañas mismas de la tierra, desde el campo, y que no son otra cosa que una invitación a dejarnos contagiar del sabor de lo nuestro.
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Textos y fotos: ALEXANDER BECERRA O.
Las vidas de Jairo Elías Vásquez, los hermanos Meza Escobar y José Ramiro Orozco tienen demasiadas cosas en común, a pesar de que viven a decenas de kilómetros los unos de los otros y de que apenas esta semana se vinieron a ver las caras.
Estas almas, unas más viejas que otras, viven de la tierra, sus vidas transcurren en el campo y saben sin temor a equivocarse que eso seguirá así, porque no solo es el sustento mismo, sino que es el motor de sus vidas. Aman lo que hacen.
Esa misma vida quiso que esta semana todos ellos se encontraran en la Plazoleta de la Alcaldía de Manizales para pasar de ser desconocidos a convertirse en vecinos comerciales. Muy temprano, se ayudaron unos a otros a parar sus toldos, acomodaron frutas, verduras, dulces, pescados, papás, cafeteras, café y más café… se dieron ánimo y se encomendaron, cada uno, a lo que mejor tenían a mano.
Unos besaron estampitas de alguna virgen, otros elevaron plegarias a San Isidro (patrono de los agricultores), y otros sencillamente entregaron un voto de confianza a sus productos frescos para que hicieron el trabajo. ¿Cuál trabajo? Llamar la atención a todo aquel que se echara una pasada por el corazón de Manizales y se tomara la molestia de visitar el ‘Gobierno en la calle campesino’, sintetizado: ‘El mercado campesino’.
Era la jornada que rompía el hielo en este 2025, después de 18 citas del año pasado, en las cuales se pulverizaron las cifras de ventas y se logró consolidar el ejercicio, que viene siendo un aliado importante para los agricultores, en esta y muchas otras zonas del país.
En esta oportunidad la dinámica se materializó con 40 productores que pasaron por un ciclo de selección, que recibieron capacitación y que definitivamente eran los llamados para que sus frutos ocuparan un espacio en la nevera local, según explicó a La Veintitrés Luis Guillermo Quintero Estrada, secretario de Agricultura de Manizales.

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El señor de la maleta
Con un tono bien montañero e izando una libra de café en su mano derecha (que es el mayor de sus orgullos), saluda Jairo Elías Vásquez Naranjo a su clientela. El atuendo no desentona: sombrero, carriel y un poncho a cuadros a un ladito, por si se necesita.
Invita a los visitantes a pasar y, por lo menos, si es que no van a llevar café esta vez, a escuchar el repertorio que tiene de buen comerciante, el cual no solo le sirve para vender su producto estrella, sino para dar una clase magistral de historia cafetera.
“Vengo de la vereda Guacas”, es lo primero que acata a decir, antes de sumergirse en el viaje que desde hace tres años lo acompaña a cuanta feria, mercado, bazar o reunión comunitaria asiste: su maleta mágica.
“Yo construí la maleta mágica para contarle a la gente la historia de los titanes de las alturas. Los hombres que fueron capaces de hacer un cable, que llegó a ser el más largo del mundo. Salía de San Sebastián de Mariquita y llegaba al Alto de La Romelia, para luego bajar a la estación de La Camelia, en Manizales.
Esta maleta me la inspiró la Séptima Cátedra de Historia Regional en la cual participe en 2022 con mi esposa y allí nos hablaron de Manizales, su historia a partir de El Cable y esta fue mi tesis. Desde entonces siempre llevo la maleta para contar la historia del café”, explica Jairo Elías.
Y para que su cuento no quede en punta, seguidamente empata con el fruto de su tierra, en la cual está a punto de cumplir 30 años de labores.
“Llevo 28 años en la finca y califico a este mercado campesino como un acierto. Siempre lo ha sido. Una colaboración muy importante, poder venir a vender aquí, sin tener que pagar un solo peso hay que agradecerlo. La verdad es que nos va muy bien.
Mi café es un senicafé 1, con todos los sellos (Café de Colombia, Origen Caldas, Paisaje Cultural Cafetero…). Es un café cultivado a 1.700 metros, premiado en Italia como el mejor café de altura en 2018”, agrega este hombre de Guacas, el hombre de la maleta, mientras aclara su voz para un próximo visitante.
El cuento de Jairo Elías está armado de verdades, de calidad y sobre todo, sacrificio. Y es que el proceso de selección de los participantes, hecho por personal técnico de la Secretaría de Agricultura, permitió “comprobar que estos productos que se ofertarán cada 15 días en la plazoleta provengan de nuestra ruralidad y tengan los más altos estándares de calidad”, indicó el jefe de la cartera de Agricultura.

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En familia es más fácil
Los hermanos Meza Escobar, así no más, llegaron a Manizales desde la vereda Java, del Bajo Tablazo.
No era una ciudad ajena, hace parte de su oxigenación urbana, cuando el verdor del campo y los olores frescos les periten la pausa. Sin embargo, sí era la primera vez que se le medían a este cuento del mercado campesino.
Entre los dos no suman ni 50 años, lo cual les permite irradiar toda la vitalidad que algunos de sus vecinos quisieran tener. “… Estamos ofreciendo productos frescos como el limón, la naranja, la mandarina, coles, entre otros”, dice ella, quien agrega que en la casa nadie se puede estar quieto cuando de producción agraria se trata.
Cuenta que toda la vida su familia ha vivido en fincas y se asentaron aquí en Manizales desde hace 9 años y cree que la idea es echar raíces en la capital de Caldas. Acerca de la jornada asegura que tienen, con su hermano, muchas expectativas y muchas más para lo que viene en el año. “Confiamos en que nos va a ir muy bien”.
Explica que “todos en la familia trabajamos en la producción de estos productos. Desde que se siembra, la cosecha, recoger los frutos y todo lo que se debe hacer para llegar aquí con ellos. A la par estudiamos, pero con mi hermano somos los encargados de asistir a este mercado campesino”.
Los hermanos Meza Escobar, al igual que sus colegas de patio, recibieron capacitaciones en cursos de manipulación de alimentos, en estrategias de mercadeo, en costos de producción para que puedan tener productos de muy buena calidad y que les generen unos excedentes de producción que les ayuden a mejorar su calidad de vida.
“El año pasado logramos realizar 18 mercados campesinos en esta plazoleta y tuvimos ventas cercanas a 116 millones de pesos durante. El promedio de venta por mercado campesino fue cercano a los 7 millones de pesos y este es sin duda un apoyo a todos estos emprendimientos rurales y a estas familias que día a día se levantan para producir estos alimentos”, explica el funcionario de la alcaldía líder en asuntos rurales, mientras compra una bolsita de papa y saluda a uno y otro vendedor.

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Allá se quedaron soledad y silencio
La vereda Bajo Berlín, en el corregimiento El Remanso, también tiene su cuota en la feria campesina que se realiza en Manizales. Se trata de José Ramiro Orozco, a quien la palabra ‘madrugar’ no le queda grande.
“Me levanté a las 4.00 de la mañana para alistar las cositas y esperar el transporte que me traía hasta aquí. Un jeep me trajo, en un trayecto que dura más o menos una horita. Traje 70 kilos de plátano, 50 aguacates y 2 arrobas de yuca. El aguacate ya lo terminé de vender y me queda un poquito de lo demás”, dice este hombre de unos 55 años de edad, sobre las 10:00 de la mañana, lo cual quiere decir que en menos de dos horas llegó a los hogares de medio centenar de familias manizaleñas, que acompañarían sus almuerzos con el manjar verde.
Advierte que al parecer se quedó corto, pero era la primera salida del año y guardó un poco la compostura frente a la cantidad que traía. José Ramiro está seguro de que este mercado campesino es una oportunidad muy buena, por lo menos así lo describe.
“Podemos traer nuestras cositas y venderlas directamente y nos evitamos los intermediarios. Las ganancias mejoran y podemos vender más barato. Esto es cada 15 días y la invitación a la gente es a que nos apoyen a nosotros, los campesinos, que traemos los productos frescos”.
Sobre el mediodía prácticamente no le queda nada a José Ramiro. Es hora de ir pensando en volver, de seguro alguien lo estará esperando, como al resto de sus colegas.
“Soledad y silencio me esperan en casa, se quedaron con el perrito. Vivo solo desde hace muchos años. Vivía con mi madrecita, pero hace 7 años faltó y desde entonces estoy solo”. Silencio.
Luis Guillermo Quintero Estrada, secretario de Agricultura de Manizales, agrega una última cosa y tiene que ver con la participación de los agricultores. Explica que cada productor rural que quiera hacer parte del mercado campesino puede hacer la solicitud de ingreso ante la Secretaría de Agricultura.
“Después de eso el personal técnico de esta cartera municipal realiza la visita y entonces empezamos a mirar cómo podemos ir rotando a esas personas, una vez sean aceptadas, con todos sus productos acá en la plazoleta de la Alcaldía”.
Con algo de lluvia termina la primera jornada del año para 40 productores rurales de Manizales.
La mayoría, por no decir que todos, se van con una sonrisa en su rostro. El pánico escénico se ha roto y en 15 días estarán aquí una vez más, seguramente con nuevas ideas, más repertorio, otros sabores y colores, pero siempre con la amabilidad y cortesía que caracterizan a nuestros productores rurales.
