Dependemos de las abejas, las reinas de la biodiversidad, para nuestra supervivencia

Tres de cada cuatro cultivos de frutas o semillas que se producen para consumo humano dependen, al menos en parte, de las abejas y otros polinizadores. FOTO:FAO/Greg Beals
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Por UN News/ ONU/FAO/Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible

Más que un insecto, las abejas son los principales polinizadores de muchas plantas silvestres y cultivadas. Gracias a ellas, se mantiene el equilibrio de los ecosistemas, la producción de alimentos, y como si fuera poco, sirven para alertarnos sobre los nuevos riesgos ambientales. En busca de crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, la ONU declaró el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas.

La celebración anual del Día Mundial de las Abejas permite sensibilizar acerca del papel esencial que las abejas y otros polinizadores desempeñan en el mantenimiento de la salud de las personas y del planeta, así como sobre los muchos desafíos que afrontan hoy en día. Esta celebración tiene lugar desde 2018, gracias a los esfuerzos del Gobierno de Eslovenia y el apoyo de Apimondia, que dieron lugar a la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas por la que se declaró el 20 de mayo Día Mundial de las Abejas.

Fotos: ONU/FAO/MinAmbiente

La fecha elegida para celebrar el Día Mundial de las Abejas es la del natalicio de Anton Janša, pionero de la apicultura moderna perteneciente a una familia de apicultores de Eslovenia, donde la apicultura es una importante actividad agrícola con una larga tradición.

En la actualidad, el número de abejas, polinizadores y muchos otros insectos está disminuyendo. El Día Mundial de las Abejas supone una oportunidad para que todos ―gobiernos, organizaciones, sociedad civil y ciudadanía interesada― promuevan acciones que protejan y ayuden a los polinizadores y sus hábitats, incrementen su abundancia y diversidad y apoyen el desarrollo sostenible de la apicultura.

Las abejas y otros polinizadores, como las mariposas, los murciélagos y los colibríes, están cada vez más amenazados por los efectos de la actividad humana.

La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Asimismo, el 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización y el 35 de las tierras agrícolas mundiales. Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad.

Por eso, el objetivo principal es proteger a las abejas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo.

Todas las personas dependen de los polinizadores y por ese motivo, es crucial controlar su declive y detener la pérdida de biodiversidad.

Los jóvenes

La juventud juega un papel decisivo en la lucha contra los problemas a los que se enfrentan las abejas y otros polinizadores. Por ese motivo, el Día Mundial de las Abejas de 2024 se centra en el tema “Compromiso con las abejas, de la mano con la juventud”, que destaca la importancia de implicar a los jóvenes en la apicultura y los esfuerzos de conservación de los polinizadores, ya que ellos son los guardianes del futuro nuestro medio ambiente.   

La campaña de este año tiene la finalidad de concienciar a los jóvenes y a otras partes interesadas sobre el papel esencial de las abejas y otros polinizadores en la agricultura, el equilibrio ecológico y la preservación de la biodiversidad. Al involucrarlos en actividades apícolas, iniciativas educativas y esfuerzos de promoción, lograremos inspirar a una nueva generación de líderes medioambientales y capacitarlos para que puedan influir positivamente en el mundo.   

Hay que actuar ya

El fomento de sistemas agrícolas más variados y la reducción de la dependencia de productos químicos tóxicos pueden facilitar una mayor polinización. Este enfoque puede permitir aumentar la cantidad de alimentos y mejorar su calidad, y beneficiar así tanto a las poblaciones humanas como al ecosistema.  

Las abejas corren el peligro de extinguirse. Las tasas actuales de extinción de especies son de cien a mil veces más altas de lo normal debido a las repercusiones humanas. Casi el 35 por ciento de los polinizadores invertebrados —en particular las abejas y las mariposas—, y alrededor del diecisiete por ciento de los polinizadores vertebrados —como los murciélagos— están en peligro de extinción en todo el mundo. Sin embargo, la población de polinizadores —en especial abejas y mariposas— ha disminuido de manera preocupante, debido principalmente a prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas (incluidos los insecticidas neonicotinoides), especies exóticas invasoras, enfermedades, plagas y el cambio climático.L os agricultores y los responsables de las políticas tienen un papel decisivo en la protección de nuestros polinizadores. Pero todos podemos poner nuestro granito de arena.

Si esta tendencia continúa, algunos cultivos nutritivos —como frutas, frutos secos y muchas hortalizas— serán sustituidos cada vez más por los cultivos básicos como el arroz, el maíz y la patata, lo que podría desembocar finalmente en una dieta desequilibrada.

Los insectos invasores, los pesticidas, los cambios en el uso de las tierras y los monocultivos pueden reducir los nutrientes disponibles y suponer una amenaza para las colonias de abejas.

Consciente de las dimensiones de la crisis de la polinización y su relación con la biodiversidad y la subsistencia del ser humano, el Convenio sobre la Diversidad Biológica ha hecho de la conservación y el uso sostenible de los polinizadores una prioridad. En el año 2000, se estableció la Iniciativa Internacional sobre Polinizadores, IPI, en la Quinta Conferencia de las Partes (COP V), como una iniciativa transversal para promover la acción coordinada global. El objetivo es observar y controlar el descenso del número de polinizadores; abordar el problema de la falta de información taxonómica sobre los polinizadores; evaluar el impacto económico del descenso de los servicios de polinización, y promover la conservación, recuperación y el uso sostenible de la diversidad de polinizadores en la agricultura y ecosistemas afines.

Además de coordinar la Iniciativa internacional sobre polinizadores, la FAO ofrece asistencia técnica a los países en cuestiones que van desde la cría de abejas reinas hasta la inseminación artificial, pasando por soluciones sostenibles para la producción de miel y su comercialización para la exportación.

En Colombia

En Colombia se registran al menos unas 550 especies de abejas, cifra que se considera subestimada, pues se calcula que el número podría ascender a 1445 especies, situando al país entre los primeros lugares en número de especies en Latinoamérica, junto con México y Brasil.

El inventario de especies de abejas está aún en proceso, y se calcula que falta por conocer un 60 % de las especies del país.

Es difícil escoger una especie representativa dada su diversidad, pero si se trata de producción de miel, sería la abeja Tetragonisca angustula Latreille, más conocida como “abeja Angelita”. Es una especie de amplia distribución en Colombia y su miel es apetecida por su uso medicinal.
Del grupo de abejas melíferas nativas (Meliponas), se registran unas 120 especies y se conoce que al menos unas 35 especies se aprovechan para la producción de miel.

Las abejas aportan al desarrollo de la economía rural, no solo por la polinización de cultivos comerciales, sino también por la venta de miel y producto derivados que en Colombia es un negocio creciente.

La meliponicultura (cría y manejo de abejas sin aguijón) se ha convertido en una actividad económica creciente en el país con iniciativas en diferentes regiones principalmente en Antioquia y recientemente en la Amazonía, donde propenden por la conservación de los bosques naturales.

En el país hay varias estrategias que promueven la conservación de las abejas, entre ellas está: la Iniciativa Colombiana de Polinizadores, liderada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible MADS, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y la Universidad Nacional. Esta iniciativa busca el fortalecimiento de la gestión alrededor del conocimiento de las abejas nativas y la valoración integral del servicio ecosistémico de la polinización.

El ministerio de Agricultura ha trabajado en el proyecto de ley apícola, que busca crear mecanismos de defensa de las abejas y la actividad de la apicultura en Colombia.

Otras organizaciones como el Colectivo de abejas Vivas, el programa de Salud Apícola 2020 Latam liderado por el Instituto Fraunhofer de Chile y la Universidad Uniconfacauca, así como pequeños grupos de productores y agremiaciones propenden por la protección de las abejas y la apicultura en Colombia.

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