En una operación conjunta de alcance internacional, las autoridades desmantelaron en Medellín una red dedicada al fraude de visas estadounidenses que involucraba rituales de santería para atraer clientes y protegerse de las investigaciones. Durante allanamientos recientes, la Policía Nacional de Colombia, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (HSI) y la Oficina de Inspector General de Usaid de Estados Unidos, capturaron a Danna Pamela Porras Marín, Andrés Giraldo Ospina y Edwin Alberto Correa David en la capital antioqueña, mientras que Esteban Robledo-Correa permanece prófugo. Adicionalmente, Julián Giraldo-Ospina y Viviana Urrego-Rojas fueron arrestados en territorio estadounidense.
La red, con epicentro en Medellín y ramificaciones en al menos cinco países latinoamericanos como El Salvador, Ecuador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, operaba captando víctimas a través de redes sociales, más de 150 sitios web falsos y 30 páginas de Facebook fraudulentas. Los delincuentes suplantaban a funcionarios de Estados Unidos utilizando uniformes y documentos falsos, cobrando entre 50.000 y 90.000 dólares por víctima, lo que generó un flujo económico superior a los 2,5 millones de dólares, movidos mediante sistemas informales como Hawala, y ofreciendo más de 300 productos financieros ilícitos. En total, se realizaron 19 capturas: tres en Medellín, seis en El Salvador, ocho en Ecuador y dos en Estados Unidos.
Rituales esotéricos como estrategia de protección
Lo más llamativo de la estructura criminal fueron los altares de santería hallados en Medellín, equipados con velas rojas y negras, imágenes religiosas, figuras esqueléticas, cofres llenos de monedas y billetes, estampas de santos, papeles con anotaciones, carabelas y pequeños ataúdes. Estos elementos se usaban en rituales para atraer nuevos clientes y evadir a las autoridades, recurriendo incluso a sacrificios de animales cuando los trámites de visas fallaban. La investigación, iniciada en El Salvador por denuncias de víctimas y liderada por colombianos, se extendió rápidamente a otros países de la región.
Este operativo ha sido calificado como uno de los mayores golpes contra el fraude migratorio en Latinoamérica, según fuentes de Colprensa y El Tiempo, destacando la efectividad de la cooperación internacional para desarticular redes transnacionales que explotan la desesperación de miles de personas en busca del sueño americano.

















