Diana Osorio invita a Laura Gallego a dialogar en Medellín para desescalar la tensión política

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La Veintitrés Manizales cubre un hecho inusual en medio de la polarización política de Colombia: la esposa del exalcalde de Medellín Daniel Quintero, Diana Osorio, invitó a Laura Gallego, ex señorita Antioquia 2025, a tomar un café en su casa para dialogar como respuesta a la controversia provocada por videos que incitan a la violencia. Osorio difundió un video en redes sociales anunciando la invitación y subrayando la intención de cambiar la violencia por argumentos, en un intento de desescalar la confrontación digital.

La propuesta llega tras varios días de polémica generada por los videos de Gallego, quien renunció al título de señorita Antioquia 2025. En el marco de la controversia, el presidente Gustavo Petro y el exalcalde Quintero denunciaron ante la Fiscalía, mientras las redes sociales se llenaban de críticas y llamados a la moderación. La invitación de Osorio, planteada como una vía de diálogo y escucha, busca que la conversación pública se mueva de la confrontación a un intercambio de ideas en un entorno de respeto, con la casa de Osorio en Medellín como escenario.

Propuesta de diálogo frente a la polarización

Entre las declaraciones públicas que acompañaron la iniciativa figuran palabras de Osorio en las que plantea un encuentro para escuchar y ser escuchada. «Hoy quisiera extenderle una invitación a Laura Gallego. Laura, te invito a tomarte un café. Vienes a mi casa, me conoces, conoces a mis hijas, conoces qué pienso, de qué estoy hecha y yo también te escucho y te conozco» dijo la esposa del exalcalde. En otro pasaje, añadió: «Creo que hay que quitarle las armas a la violencia y dársela a los argumentos. En Colombia, las diferencias políticas no pueden volverse diferencias personales» y remató con: «Laura, si tú estás lista, yo estoy lista».

«Hoy quisiera extenderle una invitación a Laura Gallego. Laura, te invito a tomarte un café. Vienes a mi casa, me conoces, conoces a mis hijas, conoces qué pienso, de qué estoy hecha y yo también te escucho y te conozco» – Diana Osorio, esposa del exalcalde de Medellín Daniel Quintero

Por su parte, la ex señorita Antioquia 2025 respondió en el mismo marco de controversia con fragmentos que circulan en redes, como: «Usted está en el desierto, tiene una pistola con una sola bala y salen a correr Petro y Quintero, ¿a quién le da la bala?» y, en otro tramo, «A Quintero», seguido de «Pero, al menos, un cachazo a Petro», lo que ilustra el pulso entre posturas radicales y llamados a la moderación que caracteriza el momento.

A partir de estos movimientos, en Medellín se empieza a analizar el impacto de la invitación como un intento por desactivar la agresividad digital y reorientar la conversación hacia argumentos y diálogo público. En redes, las reacciones han sido mixtas: algunos celebran la actitud de Osorio como un gesto de altura moral y conciliación, mientras otros dudan de la posibilidad de que Gallego acepte la propuesta o de que el encuentro pueda avanzar sin tensiones previas.

En este marco, la conversación también resalta el papel de figuras públicas en la dinámica de las redes: el propio Santiago Botero apareció en el debate con un comentario que se inserta en la conversación entre apoyo y controversia, señalando que, por lo menos, existen intentos de canalizar el conflicto hacia un terreno distinto. Si bien la invitación no garantiza una respuesta, su existencia ya marca un punto en la narrativa pública: la posibilidad de desescalar una disputa que se ha visto amplificada por contenidos y posicionamientos políticos en línea.

En síntesis, la propuesta de Diana Osorio se presenta como un intento claro de cambiar la orientación de la discusión: pasar de mensajes polarizados a un encuentro que privilegie el diálogo y la empatía. El resultado está por verse, pero el gesto ha encendido un debate sobre la viabilidad de convertir la confrontación digital en una conversación constructiva, con la posibilidad de influir en la forma en que las redes sociales manejan la polémica y la política en Colombia.

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