El Comité Disciplinario del Campeonato de la Dimayor resolvió imponer duras sanciones a los clubes Independiente Medellín y Atlético Nacional por los desmanes protagonizados por aficionados durante la final de vuelta de la Copa BetPlay 2025, disputada el 17 de diciembre en el Estadio Atanasio Girardot. A través de la Resolución No. 134 de 2025, emitida el 29 de diciembre, se decretaron suspensiones de plaza como local y multas económicas por actos de indisciplina, basadas en informes arbitrales, actas del PMU y registros audiovisuales que documentaron lanzamientos de objetos, invasión al terreno de juego, violencia y uso de objetos inflamables.
Independiente Medellín recibió una sanción de seis fechas de suspensión de su plaza como local, acompañada de una multa por 3.914.625 pesos, mientras que Atlético Nacional fue castigado con tres fechas de suspensión y la misma cuantía económica, que deberá pagar en un plazo de 20 días. Estos incidentes provocaron 54 personas lesionadas, incluyendo una patrullera policial con quemaduras por pólvora y personal logístico afectado, además de retrasos de nueve minutos en el primer tiempo y ocho en el segundo, lo que incluso suspendió la ceremonia de premiación tras una invasión masiva al campo.
Contexto del partido y defensas de los clubes
El encuentro, que Atlético Nacional ganó por la mínima diferencia para coronarse campeón de la Copa BetPlay 2025, se vio empañado por la conducta violenta de los hinchas, pese a las medidas preventivas implementadas. Las sanciones aplican en cualquier escenario de localía para ambos equipos, con el estadio sellado durante el período correspondiente, y aunque los clubes tienen derecho a apelar, el cumplimiento es obligatorio de inmediato. Desde Independiente Medellín defendieron su gestión al destacar una planeación diligente con mesas de convivencia, campañas preventivas y logística reforzada, mientras que Atlético Nacional argumentó que, como visitante, no era organizador del evento y su responsabilidad se limitaba solo a sus seguidores.
Este episodio subraya la necesidad de mayor control en los clásicos antioqueños, donde la pasión desbordada ha derivado en consecuencias deportivas y económicas significativas para los clubes involucrados, afectando no solo a los equipos sino al fútbol profesional colombiano en general.

















