Desde Manizales, La Veintitrés Manizales informa que la OCDE publicó este año un informe sobre las solicitudes de asilo y los flujos migratorios entre 38 países desarrollados que componen la organización. En ese documento, Colombia y Venezuela figuran entre los mayores emisores de solicitudes de asilo en 2024, con 157.000 y 245.000 solicitudes, respectivamente, cifras que destacan el peso de estas migraciones en la región y su impacto en las naciones desarrolladas.
Entre los datos clave del informe se detalla que Estados Unidos recibió más de la mitad de todas las solicitudes de asilo en los 38 países OCDE; además, los flujos migratorios totales a la OCDE en 2024 sumaron 6,2 millones de nuevos inmigrantes permanentes, frente a 6,5 millones en 2023, lo que representa una caída anual del 4%. El documento subraya que el nivel histórico de migración permanente se sitúa un 15% por encima de los niveles de 2019 y que la migración familiar continúa siendo la principal razón de la movilidad permanente, mientras que la migración laboral registra una caída del 21% desde 2020.
Panorama de asilo y migración en 2024, según la OCDE
El informe sitúa a nueve países latinoamericanos entre los principales emisores de solicitantes dentro de las economías desarrolladas; entre ellos destacan México, con 85.000 solicitudes; Haití, 84.000; Nicaragua, 82.000; Honduras, 79.000; Perú, 59.000; Ecuador, 53.000 y Guatemala, 49.000, cifras que ilustran la intensidad de la migración procedente de la región hacia los países OCDE. Estados Unidos concentra la mayor parte de las solicitudes, mientras que la migración permanente se mantiene en niveles elevados pese a la caída de la migración laboral.
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Con este conjunto de datos, la OCDE ofrece un marco para entender la distribución de asilo y migración en sus 38 miembros. La noticia llega en un momento en que 2024 se compara con 2019 y 2023, revelando tendencias que podrían influir en futuras políticas migratorias. Las cifras refuerzan que Estados Unidos concentra la mayor parte de las solicitudes de asilo y que, a pesar de una migración permanente relativamente alta, la migración laboral ha mostrado una caída significativa desde 2020, un patrón que tiene impactos directos en economías y comunidades de la región.
















