La Organización de las Naciones Unidas define el Discurso del Odio como “cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad”.
La Organización de las Naciones Unidas define el Discurso del Odio como “cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad”.
En lugar de prohibir el discurso de odio como tal, el derecho internacional prohíbe la incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia (en adelante, la “incitación”)1. La incitación es una forma de expresión muy peligrosa, ya que tiene por objeto explícito y deliberado dar lugar a discriminación, hostilidad y violencia, que también podrían provocar o incluir actos de terrorismo o crímenes atroces. El derecho internacional no exige que los Estados prohíban el discurso de odio que no alcanza el umbral de la incitación. Es importante subrayar que, incluso cuando no está prohibido, el discurso de odio puede ser perjudicial.
Las repercusiones del discurso de odio afectan a numerosas esferas como la protección de los derechos humanos; la prevención de los crímenes atroces, la prevención del terrorismo y de la propagación subyacente del extremismo y el antiterrorismo violentos y la lucha contra ellos; la prevención de la violencia de género y la lucha contra ella; el incremento de la protección de los civiles y refugiados; la lucha contra todas las formas de racismo y discriminación; la protección de las minorías; el sostenimiento de la paz; y la participación de las mujeres, los niños y los jóvenes.
El discurso de odio puede designar chivos expiatorios, crear estereotipos, estigmatizar y utilizar un lenguaje despectivo. A menudo este tipo de discurso se utilizan como base de teorías conspirativas, así como de desinformación y negación y deformación de acontecimientos históricos como el genocidio.
En julio de 2021, la Asamblea General de la ONU mostró su preocupación sobre la propagación y proliferación del discurso de odio en todo el mundo y adoptó una resolución para “promover el diálogo y la tolerancia interreligiosos e interculturales para contrarrestarlo”. La resolución también proclamó el 18 de junio como Día Internacional para Contrarrestar el Discurso del Odio.
En la actualidad se dirige discurso de odio hacia un amplio abanico de grupos, a menudo por motivos de raza, etnia, religión, creencias o afiliación política. Además, puede dirigirse discurso de odio hacia las mujeres, los refugiados, los migrantes, las personas de género diverso y trans y las minorías. Con las plataformas y herramientas digitales, que lo amplifican a escala masiva, trasciende fronteras y culturas.
¿Qué hace la UNESCO para contrarrestar el discurso de odio?
La UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, coopera con numerosos y diversos asociados en la lucha contra el discurso de odio en el marco de la Estrategia y Plan de Acción de las Naciones Unidas para la Lucha contra el Discurso de Odio, que fue presentado por el Secretario General de las Naciones Unidas en 2019. En todo momento, la UNESCO hace hincapié en la importancia de un enfoque basado en los derechos humanos para abordar el discurso de odio, fundamentalmente mediante la salvaguardia de la libertad de expresión.
La educación es una poderosa herramienta para combatir la desinformación, las informaciones falsas y el discurso de odio. La UNESCO apoya a los países para que apoyen a los reguladores y agentes judiciales, desarrollen respuestas educativas y políticas y legislaciones que promuevan, protejan y defiendan los derechos humanos internacionales.
¿Cómo se contrarresta el discurso de odio en línea?
El discurso de odio se difunde con una rapidez y un alcance sin precedentes mediante los dispositivos digitales, en particular las plataformas de las redes sociales. La UNESCO trabaja para hacer frente al discurso de odio en línea dotando a los alumnos de competencias en materia de ciudadanía digital, para que las personas de todas las edades aprendan a navegar por Internet de manera segura y responsable.
La alfabetización mediática e informacional puede reforzar la resiliencia de los educandos ante el discurso al odio y desarrollar su capacidad para reconocer y contrarrestar la desinformación, las narrativas extremistas violentas y las teorías conspirativas.
La UNESCO aboga por una mayor transparencia y responsabilidad de las plataformas digitales para contrarrestar la desinformación en línea y los discursos que incitan al odio y la discriminación. Esto incluye un llamamiento a las empresas de redes sociales para que informen sobre el discurso de odio, cómo sus algoritmos pueden afectar a su difusión y las políticas que aplican para contrarrestarlo. La UNESCO publicó un conjunto de 26 principios de alto nivel para aumentar la transparencia entre las empresas de plataformas de Internet.
La UNESCO también apoya la creación de un sector de medios de comunicación libre, diverso y pluralista, que prevé la autorregulación profesional de los medios, así como la difusión de buenas prácticas contra el discurso de odio y la formación de los agentes judiciales y de las fuerzas del orden sobre normas internacionales en materia de libertad de expresión.