Por ESTEBAN JARAMILLO OSORIO
Sorteo del mundial. Puntapié inicial.
Con alfombra roja como los premios Oscar. Con glamour. Deslumbrante. Mezcla de grandeza y riqueza. Cortejos entre magnates, mutuos elogios y premios sin justificación. El galardón de la paz para Trump, en un mundo en guerra y un futbol en permanente conflicto.
Los verdaderos artistas, las figuras de hoy, los futbolistas activos, ausentes. Porque este día, el futbol tuvo brillo sin balón.
Las tres favoritas, España, Francia y Argentina. Las poderosas Brasil, Alemania, Portugal e Inglaterra, llenas de figuras, buscando reivindicación.
A la espera de sorpresas, Colombia como en Brasil 2014 o Marruecos en 2022.
Sorteo escrupulosamente manejado, “separada la carne del hueso”, con pocos partidos atractivos, lo que asegura el sopor y el bostezo en la ronda inicial.
Sobra medio torneo. Las emociones llegarán en la mitad. cuando aparezcan los duelos directos.
Países sin historia, codeándose entre los grandes. El Congo, por ejemplo, que cuando se llamaba zaire, debutó en el mundial del 74 con un técnico, Blagoje Vidinić, quien luego dirigió a Colombia y un dictador llamado Mobutu quien amenazó con cárcel y muerte a sus jugadores si perdían por goleada. 14 goles recibieron en tres partidos y los futbolistas tuvieron que huir.
O nueva Caledonia cuya única figuración en el futbol de elite, la tuvo con Cristian Karembeu, alguna vez estrella del Real Madrid.
Razón tiene Lorenzo, el técnico nacional. Sorteo como trámite puro porque la verdad estará en la cancha, cuando ruede el balón.
Mundial para ver a Lamine Yamal y Pedri con España, Musiala y Fritz con Alemania, Lucho Diaz con Colombia, Hallaand con Noruega, Mbappé y Doué con Francia, Bellingham, Rice y Saka, con Inglaterra, Julian Alvarez con Argentina y Vinicius Jr y Rapinha con Brasil.
Con la despedida de Lujo en su declive para Messi, Cristiano y James Rodríguez.
Mundial con costos exorbitantes y condiciones imposibles para los aficionados que quieren asistir. Con la alternativa, para quienes quedan en casa, de preparar café, comprar licor, agilizar tertulias, ajustar el control remoto y encender la TV.
En fin, con su grandeza y su esplendor, mundial es mundial, es futbol, no es circo. Sin diagnósticos fiables.















