El conflicto en Palestina y el mundo entero es testigo de un aumento significativo en el empleo de la tecnología en el ámbito bélico, generando debates y cuestionamientos sobre sus implicaciones éticas y morales. La evolución de las herramientas tecnológicas en el campo militar ha transformado la forma en que se llevan a cabo las operaciones, introduciendo nuevas dinámicas en el conflicto entre Hamas e Israel.
Los combates en Gaza están poniendo a prueba hombres y materiales. Las fuerzas israelíes tienen claramente de su parte la alta tecnología de la que el estado hebreo les ha dotado, pero la alta motivación de combate de los terroristas de Hamas puede equilibrar esa superioridad, especialmente en los combates urbanos.
El uso de drones, sistemas de vigilancia avanzados y la cibernética modificó las estrategias militares en la región. Se argumenta que estas tecnologías ofrecen una mayor precisión en los ataques, supuestamente reduciendo la pérdida de vidas civiles. No obstante, en la práctica, han surgido informes que sugieren lo contrario: la supuesta precisión de estas armas a menudo resulta en un aumento de víctimas civiles, planteando serias dudas sobre su efectividad y consecuencias imprevistas.
En el ámbito defensivo, la cúpula de hierro vigila y protege el suelo hebreo, interceptando y destruyendo la amenazante cohetería que Hamas lanza desde Gaza. La supremacía en el cielo está garantizada para Israel por armas como el cazabombardero F-35.
En tierra, los blindado como el Merkava o el Namer no tienen competencia, pero los pelotones de milicianos de Hamas altamente motivados son capaces de aproximarse a la carrera a uno de ellos y depositar un explosivo sobre ellos, iniciando un ataque que, a veces, acaba con el carro volando por los aires.
Los ataques cibernéticos también han cobrado relevancia, generando un nuevo tipo de conflicto que va más allá de las fronteras físicas. La discusión sobre la legitimidad de estas acciones, en términos de normas internacionales y derechos humanos, ha generado preocupación y controversia a nivel mundial.
Asimismo, el uso de tecnología para el control y la vigilancia ha provocado un ambiente de vigilancia masiva, planteando interrogantes sobre la privacidad y la libertad en la región. La delicada línea entre seguridad y la invasión de la privacidad plantea un dilema fundamental, ya que si bien se busca resguardar a la población, existe el riesgo de socavar los derechos individuales.
En el contexto del conflicto entre Israel y Palestina, la tecnología se ha convertido en un campo de disputa. A pesar de sus posibles beneficios para reducir el impacto en vidas humanas, su aplicación es cuestionada por su eficacia y, lo que es más preocupante, por las consecuencias en términos de vidas civiles perdidas y derechos vulnerados.
