Esteban Jaramillo Osorio
El Once Caldas se aprecia optimista. Con la fijación del éxito que da la moral, por el alza del rendimiento en los últimos partidos, motivado en sus ambiciones.
Pero, sin citar el pesimismo, imposible resulta negar el poder futbolístico de Fluminense, armado para ganar la Copa Sudamericana, como ocurrió hace dos años con la Libertadores. Al igual que la calidad de los jugadores de su extensa nómina, su experiencia y su poder económico.
No ocurre lo mismo con los demás oponentes, San José y Unión Española, en crisis permanente.
Fluminense que llega de disputar y perder el título del torneo Carioca con el poderoso Flamengo, arribará a Manizales la próxima semana con una nutrida delegación compuesta por 85 personas, solo de jugadores, cuerpo técnico y asistentes. Incluye en ella Jhon Arias, estelar de la selección Colombia, a Thiago Silva, veterano capitán de la selección Brasil; a Ezequiel Cano, de refulgente pasado en Colombia con el deportivo Pereira y el Medellín y su palmarés personal que lo ha catapultado a estrella del gol a nivel mundial.
Pero en el Once Caldas no todo es paz a pesar de que las lesiones de Jorge Cardona no son graves. Esguince ligamento clavicular y fractura en la mano, que no le impedirán jugar en la Sudamericana.
Surgen voces desde su interior, que exponen la tiranía incompetente del gerente deportivo, Felipe Gutiérrez, empeñado en convertirse en el peor obstáculo del entrenador Herrera y de sus propósitos de triunfo.
Enrarecido está el ambiente qué él propicia. Es evidente su interés por “hacerle el cajón” al técnico. No oculta sus preferencias hacia otro entrenador, hoy sin puesto, muy promocionado en algunos medios a pesar de sus mediocres resultados. Es alumno de su academia.
Que se traen entre manos.
Entre sobresaltos, triunfos y caídas, la afición simpatiza con Hernán Darío Herrera.
En la inolvidable época del título de la Libertadores, el profe Montoya y Jairo Quintero, el presidente, lograron estrechar las relaciones entre los jugadores, los entrenadores y los dirigentes, hasta construir un sólido equipo.
Esteban J.