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El Once y su punto de oro

Por ESTEBAN JARAMILLO OSORIO.


 
Monótono, sin la característica agresividad, el Once Caldas ante Nacional. Estático y predecible. Empeñado en tareas defensivas.
 
Defensa baja y pasiva, permisiva ante los delanteros de Nacional que, con falta de puntería, convirtieron al portero Joan Parra, en figura.
 
Nacional más fuerte que el Once. Se vio en el trámite, en el dominio del campo y del esférico, pero no se apreció en el resultado final.
 
El empate, con sabor a gloria por las implicaciones. Por la categoría del rival, por el escenario y porque, ante el cansancio, el blanco no cedió terreno en la tabla.
 
Desde el comienzo la declaración de intenciones del “Arriero” Herrera, se argumentó en la defensa. De ataque, nada. Para colmo de males, cuando Luis Palacios estuvo cerca de la portería, mano a mano con David Ospina, impactó disparatado.
 
Dayro busco refugio en zona media, donde pierde trascendencia y de Barrios, ni rastro. Ni ambición, ni atrevimiento, ni ideas ofensivas.
 
La defensa dislocada. Sin los centrales titulares.
 
Y los volantes extenuados, con gran esfuerzo, azotados por el calendario apretado.
 
El Once intentó la superioridad numérica en la defensa, sujeta a errores continuos por la falta de solidaridad en los movimientos.

En el medio la intensidad de la presión fue inconstante. La trayectoria del balón no fue clara, por el sofoco cuando pretendió dominarlo.
 
En turno Santa fe, sin Zapata y sin Rodríguez, en eterna crisis, pero siempre peligroso.

Columna de opinión

Las opiniones expresadas en las columnas de opinión son de exclusiva responsabilidad de su respectivo autor y no representan la opinión editorial de La Veintitrés.

Cortesía Once Caldas X.

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