Por HERNÁN LÓPEZ AYA*
“Soda Stereo”.
Así se llama el primer trabajo musical de la banda argentina Soda Stereo, que esta semana, más exactamente el 27 de agosto, cumplió 40 años de salir al mercado y de abrirle el camino a un montón de adolescentes (me incluyo), que se dejó tentar por las letras extrañas en nuestro idioma, los peinados raros y los virtuosos solos de guitarra, entre una cantidad de elementos característicos de los años 80 y el paso hacia los 90.
Y para quienes somos admiradores del grupo, la fecha es vital. El día lo considero como el del nacimiento del embajador más importante del rock en español. Y espero no equivocarme.
Pero, ¿por qué es importante este disco para el rock latinoamericano? Hay varias razones. La primera, porque según expertos, le da un giro de tranquilidad a la ideología de los jóvenes argentinos que venían de una fuerte etapa de dictadura y de pensar, constantemente, en cómo preservar su vida y cómo opinar sin que esto significara tortura o muerte.
Soda se dio el lujo de darle la vuelta al trompo y cantar sobre temas triviales, espontáneos, frívolos y románticos.
Sí; románticos. Y el ejemplo de esto es “Trátame Suavemente”, la balada de álbum que fue incluida por sugerencia de Federico Moura, vocalista del grupo Virus y productor de ese primer trabajo. La canción fue escrita por Daniel Melero, en 1982, y funcionaba perfectamente para que el disco tuviera otro aire.
Fue el primer éxito de la banda. Años después, su autor dejó al descubierto el verdadero objetivo de la letra. Esa especie de “poema de amor” tuvo, según Melero, una cifrada intención: decirle al general Leopoldo Fortunato Galtieri, expresidente y exdictador de Argentina, que era un hombre despreciado, que había temor por la guerra de las Malvinas y que dejara de torturar al pueblo.
La segunda razón: ese álbum debut permitió el arribo de miles de aficionados latinoamericanos a un “mundo ochentero” que tomaría al rock en español como alternativa importante, a pesar de que otros artistas como Charly García o Luis Alberto Spinetta ya habían creado cientos de mensajes destacados.
¡Fue un fenómeno musical! Y lo sigue siendo.
Fue la novedad que entró a mi casa por obra y gracia de mi primo “Chato” Suárez. Él me dejó escuchar a Soda por primera vez. Y de ese momento me acuerdo, como si fuera ayer.
Una tarde de 1985, el hombre llegó con un casete en la mano y con una euforia particular. Pensé que estaba de fiesta, pero no. Simplemente, iba emocionado por el nuevo sonido. Me dijo:
- Tengo algo para mostrarle. Conecte su grabadora.
Acto seguido, le di “ON” al monstruo que mi papá me había regalado, puse la cinta en la casetera y le di “play”. Los compases del inicio de la canción Nada Personal, en realidad, me cambiaron la vida. Me engancharon. Y no me han soltado.
Sin pensarlo un segundo, me fui a buscar a mis amigos, con el casete en la mano, y les pedí que escucharan. Después de eso, mi habitación se volvió la sede de
“IL CONCERTO”, un espacio musical en el que “El Negro” Cely, Alejo Albarracín y yo supimos enloquecer a mis papás con los altos niveles de volumen de las canciones de Soda y el desastroso rasguido de nuestras voces.
En realidad, fui afortunado. Y comprobé, de primera mano, que un ritmo puede cambiar vidas. Pero con el paso de los años, tuve que enfrentarme a algo inevitable: la evolución musical, esa que ha permitido la creación de millones de sonidos. Y la acepté, sin perder la fe en encontrar algo nuevo que colmara mis expectativas.
No obstante, me niego a dejar atrás la buena nostalgia, que considero adictiva; al igual que la buena música.
Esa permanencia en el tiempo es, sin dudarlo, la tercera razón de la importancia del debut de Soda: facilitó el avance hacia una inmortalidad, que sigue generando sensaciones a quienes seguimos escuchando sus canciones. Y permitió la llegada de los nuevos, como mi hija mayor, que cada vez que escucha “Juegos de Seducción” deja caer una lágrima de felicidad.
Para mí, el 27 de agosto de 1984 fue el día de “Soda Stereo”; el día que Cerati, Zeta y Charly decidieron, con sus creaciones, cambiarle la cara a una tragicomedia repleta de tristezas e injusticias que, por años, fue el escenario de una juventud latinoamericana que necesitaba respeto y espacios de opinión.
Y bien lo dice Andrés Calamaro: “cuando en cualquier país de Latinoamérica se habla de Soda Stereo, todo el mundo se pone de pie”. Y tiene toda la razón.
¡Larga vida a su majestad!
@HernanLopezAya
*Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años.