Por HERNÁN LÓPEZ AYA*
Soy un muy mal hincha de club de fútbol. Debo aceptarlo. Como nunca he sido tan aficionado, mis ánimos han sido enfocados a los triunfos de los nuestros, en su mayoría de veces, a nivel internacional.
Me gusta Nacional, de Medellín; en Bogotá, le hago fuerza a Santa Fe porque mi papá quiso meterme a Millonarios por los ojos, pero soy “groopie” (mal) de Falcao. Y para completar, decidí declararme hincha de la Selección Colombia, una categoría que los aficionados de los clubes definen como “pésima” porque, según muchos, uno “hincha” por el club de sus amores y a la “Absoluta” se le acompaña de corazón.
Y tienen razón.
Pero no hay nada qué hacer. Aprovechando el mal momento del fútbol profesional colombiano (en mi concepto), que lleva un montón de años, elegí ver el de otros países; y, sobre todo, en el que juegan los nuestros.
En el de Argentina, soy hincha de River Plate; pero, desde hace unos días, le he venido haciendo fuerza a Racing de Avellaneda, “La Academia”. ¿Y por qué?, Pues porque en él juegan Juan Fernando Quintero, el otro zurdo prodigioso que tenemos, y Roger Martínez.
Ayer, fueron campeones de la Copa Sudamericana. Le ganaron a Cruzeiro, de Brasil, por tres goles a uno; el partido fue intenso. El pequeño mago salió al minuto 85 porque ya estaba cansado, porque se fregó un tobillo y porque Gustavo Costas, el técnico, quería que la tribuna aplaudiera a su número 8.
En el Estadio General Pablo Rojas, ubicado en el barrio Obrero de Asunción y que es sede del club Cerro Porteño, “JuanFer” y sus panas dieron una clase de berraquera y fútbol aguerrido, de manejo inteligente de situaciones y de ganas de ganar. Esa tarea la consiguieron ante 45 mil espectadores y acompañados de una sensación térmica de 42 grados Celsius. No, por nada, al estadio le dicen “La Nueva Olla”.
El triunfo dejó vainas berracas. Y escribirlas todas sería muy difícil. Pero me voy a tomar el atrevimiento de hablar de tres de ellas; esas que considero igual de importantes al haber terminado con la sequía de 36 años sin ganar un título.
La primera es, sin duda alguna, la participación del zurdo en el equipo; en el equipo y demás aspectos de la vida que rodean al club. El hombre, este año, tuvo un par de problemas familiares que le impidieron pensar bien en su oficio. Pero contó con la suerte de ser dirigido por un técnico que también fue jugador de Racing, también fue campeón suramericano con el equipo, como futbolista, y también es un hincha de los de verdad. “JuanFer” le dijo que si permanecía en el grupo era para ganar títulos; y así lo hizo.
La segunda, el golazo de Roger Martínez. Venía de una lesión; entró al minuto 75; se le veía colgado, como agotado; pero en una jugada, un contragolpe generado por la paciencia, el hombre hizo el tercero. Un largo pique y un remate al palo contrario del arquero, en el minuto 90 + 5. El tipo se desquitó y, prácticamente, se echó a llorar después de haber marcado el gol.
La tercera, y para mí la más importante, es la hinchada. Una hinchada sufrida. Lo sé porque, de primera mano, he tenido pruebas y no necesariamente vienen de lo que se ve en televisión. Mi hermano Iván vivió cerca de cinco años en Buenos Aires; y, por razones de la vida, se convirtió en hincha furibundo de “La Academia”. Pensaría uno que, por vivir en “Capital”, lo más lógico es que fuera de Boca o River. Pero no.
Lo he visto sufrir, lo he visto rabiar, lo he visto triste, ansioso ante el televisor y “madreando” cuanto error cometen los jugadores. Pero ayer tuvo desquite. Al igual que muchos otros que, por ejemplo, para celebrar el triunfo invadieron el Obelisco, o no les importó un viaje de 45 horas en bus para llegar hasta “La Nueva Olla” y tratar de conseguir una entrada.
Y una de estas situaciones fue destacada. Un papá y su hijo se pegaron el viaje. Llegaron a la entrada del estadio a reclamar sus boletas y resultó que ya las habían vendido. La tristeza fue abrumante y fue grabada por un importante noticiero deportivo de televisión. El padre, conmocionado por lo sucedido, lloró de rabia y calificó al destino de injusto; acto seguido, su hijo hizo lo mismo.
Pero con lo que no contaban era con los instantes siguientes.
Como si fuera el desarrollo de una jugada, minutos después de lo sucedido esta pareja recibiría un “centro” que le daría la posibilidad de marcar el gol de sus vidas. Atentos y a la expectativa de lo que pasaría, nunca se imaginaron que su entrevista sería vista por la persona que pateó ese balón. Ese crack decidió, a través de su representante y después de ver el informe, enviarles las boletas para que pudieran entrar a “La Olla”.
Y fue un centro de lujo, que llegó de la zurda prodigiosa. “JuanFer” les regaló las boletas y ellos, en primera línea, vieron a su equipo coronarse ganador.
Esto es lo que me lleva a concluir que el zurdo es “Tremendo”; y esto es lo que me motiva a seguir alentando a los nuestros fuera del país. El gol que Quintero hizo en el Santiago Bernabeu y que le dio, prácticamente, la Libertadores a River, lo sigo viendo y celebrando como si fuera ayer.
No tengo autoridad moral para celebrar las batallas de los equipos nacionales a los que apoyo, porque sé que para ser hincha decente debo ser más disciplinado con mi afición; pero creo que ya no lo logré. Lo que sí me lleva al borde de la locura es ver ganar o perder a la Selección; y creo que, con ese estrés y una gastritis importante, típica de un barrista, compenso el descuido de no “hinchar” como se debe a los oncenos colombianos que prefiero.
Fue emocionante ver a Quintero con la bandera de Colombia amarrada al cuello. Y fue emocionante ver como ese padre de familia, que casi no logra entrar al estadio, decía con voz cortada, conmovido y agradecido: “más grande no puede ser, ese muchacho; es lo más grande que hay. Sos enorme, pibe; ojalá un día pueda darte un beso, un abrazo. Sos un hijo más”.
Entonces, ¿alguien me podría decir que el deporte, en este caso el fútbol, no une? ¿No supera barreras? ¿No es sinónimo de valores, de buen corazón?
A mi manera (escribiendo o gritando) seguiré defendiendo el deporte y lo que genera.
No se imaginan lo apasionante que fue ver el partido y, a través del chat, comentarlo con mis amigos. Qué buen momento nos regaló el fútbol y el zurdo.
¡Gracias, “JuanFer”! @HernanLopezAya
*Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años