La Veintitrés y su Magazín de Noticias hablaron con la Coronel Andrea Liliana Ramírez Falla, la primera mujer que está al frente de Policía en Caldas. Conozca aquí a la dama, la profesional, la docente, la aguerrida, la tierna mamá y la Comandante.
Por Samuel Salazar Nieto
Lo que hace 27 años fue para ella un desafío que marcó su destino, hoy es una “chistosa anécdota”. El tono altruista y retador con que su hermano mayor trató de disuadirla de tomar la decisión de vida que rondaba por su cabeza, marcó el comienzo de su brillante carrera
“Tu eres oficial del Ejército y yo quiero ser Oficial de la Policía”, le respondió la hermana a quien preocupado le indagó sobre sus planes, pues estaba terminando su bachillerato. Tenía 17 años.
“Pero mira, es que la carrera tanto militar como en la policía requiere mucha disciplina, uno se tiene que levantar temprano, tiene que trasnochar, tiene que estar permanentemente a disposición y usted es muy consentida, mi papá la consiente mucho”, le argumentó el Cadete, próximo a graduarse como subteniente en la Escuela Militar José María Córdoba de Bogotá.
“Ese reto que él me puso, como quien dice él si pudo y yo no, fue mi principal motivación”, comenta quien es hoy Oficial Superior, con una brillante carrera en su hoja de vida y quien tiene la responsabilidad de responder por la seguridad de algo más de medio millón de personas que habitan los 25 municipios de Caldas en los que tiene jurisdicción.
Era el año de 1996, no tenía familia en la Policía, tampoco conocía a la institución y el único referente y el que también la impulsó, eran las mujeres que la Dirección de Policía de Tránsito de Bogotá sacó a la calle a controlar la movilidad de la Capital. “Yo miraba esas policías y la gente decía que eran estrictas, disciplinadas y esa imagen de autoridad, sin conocer la institución, me causaba admiración”.
Y fue así como la niña “bastante consentida” por sus padres, nacida en Bogotá y que formaba parte de un hogar compuesto además por sus dos hermanos hombres, uno mayor y otro menor, saltó inmediatamente del colegio a la Escuela de Policía General Francisco de Paula Santander, con el firme convencimiento además de que la formación que había recibido de sus padres sería fundamental para avanzar con éxito en sus propósitos: “mis papás nos enseñaron a mis hermanos y a mí a ser autosuficientes, autocríticos, a tener criterio, poder de decisión y a responder por nuestros actos”.
Y fue así como la Coronel Liliana Andrea Jiménez Falla, hoy comandante del Departamento de Policía Caldas, ingresó el 12 de enero de 1997 a la institución con 23 compañeras más. “Éramos 24 y en el grupo completo de mi compañía éramos 326”, relata en su charla con La Veintitrés.
La Escuela
La convivencia con los demás es lo que más destaca de su experiencia en el proceso de formación: “Cuando uno de pronto está en casa y tiene todo lo que los papás le dan y la posibilidad de tener ciertas comodidades, pues llegar a la Escuela a compartir un espacio, un alojamiento, coger la disciplina hasta en la alimentación, esas vivencias hacen que realmente el proyecto de vida sea diferente”.
Nunca se sintió discriminada ni formando parte en una institución machista: “desde el momento que ingresamos a la Institución, tanto hombres como mujeres tenemos la misma formación, el mismo peso, lo académico, hacemos las actividades sin desconocer obviamente que por la esencia de ser mujer de pronto hay algún tipo de cuidado, pero no significa con esto que nuestros compañeros nos miren con debilidad”.
Todas las actividades que realizó cuando se preparaba para ser “Oficial de la Policía” le abrieron, según sus propias palabras, un espectro inmenso, le generaron muchas competencias como persona y como miembro de la institución. De allí salió a labrar una hoja de vida que hoy la hace merecedora del reconocimiento institucional por su labor policial, su compromiso, dedicación y vocación de servicio.
Su Carrera.
Ha tenido la oportunidad a lo largo de su carrera, de combinar la actividad operativa con la docencia y varios cargos administrativos. De hecho, antes de venir al departamento de Caldas estuvo formando a las mujeres patrulleras de la Policía en Antioquia. También fue Vicerrectora de Protección Social, Subcomandante del Gaula, Jefe del Grupo de Talento Humano, Jefe de Planeación y del Área Administrativa y Financiera, así como rectora del colegio Elisa Borrero de Pastrana. Su trayectoria la ha hecho merecedora de 114 felicitaciones y 30 condecoraciones y distintivos.
“Sin descuidar obviamente el servicio, siempre nos han permitido capacitarnos y en muchas ocasiones la misma institución a través de la Dirección de Educación Policial, que es como la dirección que administra todo el aspecto de formación, de capacitación, de entrenamiento para todos los policías, nos ha becado y en algunos casos yo he sido también beneficiaria de esas becas y he podido desarrollar algunas especializaciones”, afirma la Oficial Superior, al hablar de la forma como durante casi tres décadas ha podido combinar las actividades operativas y de servicio con la formación y el cumplimiento de tareas administrativas.
Aun recuerda su primera salida a desarrollar actividades operativas en Pajarito, Boyacá, a donde acompañó a sus comandantes a hacer un relevo de personal. “Fue una experiencia chistosa y bonita”, comenta. “Me fui uniformada como nos corresponde según el protocolo, aterrizamos, nos desplazamos al parque principal y cuando mi coronel estaba haciendo el relevo de personal, todo la gente se volcó a pedirle que me dejara. Todo porque nunca habían visto allí a una mujer policía. Hombres, mujeres y niños le pedían: coronel, deje a la teniente”.
Su familia.
Casada con un oficial también de la Policía, hoy en uso de buen retiro, la Coronel Ramírez agrega a su experiencia de vida el honor de ser madre: “Tengo dos hijos maravillosos, mi hija la menor tiene 18 años y mi hijo 21 . Soy muy feliz por ese regalo tan maravilloso que tengo en la vida. Esos sentimientos de madre, pienso que solo las que lo vivimos, sentimos el amor de una manera diferente. Es maravilloso eso, y por otro lado, pues ese orgullo de ver que mis hijos son buenos seres humanos, que hacen las cosas bien, que son juiciosos. Eso no solo me genera orgullo, sino también mucha tranquilidad”.
Su día comienza a las cuatro de la mañana haciendo ronda con sus comandantes en todo el departamento para recibir el reporte de lo que sucedió en la noche, y transcurre cumpliendo compromisos oficiales, asistiendo a evento y reuniones con las demás autoridades y en la gran mayoría de ocasiones se extiende hasta bien avanzada la noche. “Mi familia no está aquí, mis hijos ya son grandes, son universitarios, pero no pierdo la oportunidad de estar al tanto y pendiente de ellos, así sea por una videollamada o por teléfono, porque pueden ser grandes, pero soy la mamá”.
La comandante
Considera que la experiencia como la primera mujer que asume el mando de la Policía en Caldas es maravillosa. Un grupo de 1.853 uniformados, entre ellas 460 mujeres conforman su equipo. Cuando recibió la noticia directamente del General William Salamanca director de la Institución, dijo que “quería saltar de la dicha, no lo hice porque tenía que ser respetuosa, sentí una inmensa alegría de poder aportarle a esta tierra, a su gente y de corresponderle con responsabilidad a la amabilidad de todos”.
“Agradezco al mando la oportunidad que me dio de comandar el departamento de Caldas y como lo he dicho en varios escenarios, esa amabilidad el reconocimiento y el respeto hacia sus instituciones, hacen que el reto como policías sea aún mayor”, dice. “De hecho Caldas el año pasado se caracterizó por ser el departamento más seguro, imagínate el reto que tenemos”, recalca la Coronel Ramírez Falla.
Como comandante del Departamento de Policía en esta sección del país, se ha propuesto impulsar campañas de responsabilidad social para hacer frente a peligros latentes que surgen del comportamiento de la gente. “Detrás de la intolerancia social se generan muchas situaciones de lesiones personales, nos agredimos entre las personas, no utilizamos el diálogo como herramienta esencial y eso afecta pérdida de vida”, explica. Luego agrega: “En Caldas no hay injerencia de grupos armados ilegales, pero estos focos de desorden social en nuestra actitud, en nuestro comportamiento, también son factor importante y de atención”.
Por esa razón puso en marcha la campaña Desarma tu Corazón, Menos Armas más Vida. “Lo maravilloso de esa campaña, no solo es obtener las armas cortopunzantes o los juguetes bélicos que la misma ciudadanía de manera voluntaria va y deja, sino también esa actitud de la gente y esa respuesta bonita y positiva a ese tipo de actividades preventivas”, recalca.
Pero esto es solo una parte de la tarea de buscar llegarle a la gente para crear conciencia ciudadana contra la intolerancia. También realizan jornadas de perifoneo en los municipios con el mismo propósito y en la zona rural, tanto Los Carabineros de la Institución, como personal de a pie, adelantan patrullajes, especialmente en las zonas de producción de café, donde, a propósito de la cosecha de mitaca, hay población flotante que viene a recolectar el grano.
Su propósito cuando termine la tarea en Caldas es que los destacados índices de seguridad de hoy, sean superiores y avanzar también en el relacionamiento directo con la comunidad.
“Comandar a más de 1.800 hombres y mujeres, representarlos en una sociedad tan bonita y especial como es la sociedad caldense, es un reto diario y espero que con todas nuestras actuaciones, con el buen compromiso que desarrollamos en nuestra actividad preventiva y operativa, podamos de verdad, superar absolutamente todas las expectativas de los caldenses, ese es el propósito”, puntualiza.