En el Día para la Prevención del Suicidio piden cambiar la narrativa del estigma y fomentar una cultura de apoyo

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“Cada suicidio es una tragedia. Se calcula que cada año se suicidan más de 800 000 personas, y por cada una de ellas se cometen muchos intentos de suicidio. Los efectos sobre las familias, los amigos y las comunidades son terribles y de amplio alcance, aun mucho tiempo después de que un ser querido se haya quitado la vida. Lamentablemente, el suicidio no suele priorizarse como un importante problema de salud pública. A pesar del aumento de las investigaciones y los conocimientos acerca del suicidio y su prevención, el tabú y el estigma alrededor del suicidio persisten y muchas personas no buscan ayuda o quedan solas. Y si la buscan, muchos sistemas y servicios de salud no logran proporcionar una ayuda oportuna y eficaz” […] Dra. Margaret Chan, Directora General, Organización Mundial de la Salud

Con información de OMS* y OPS**

En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el Director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), doctor Jarbas Barbosa, hizo un llamado para reemplazar la narrativa estigmatizante sobre el suicidio y fomentar una cultura de apoyo y comprensión.

En las Américas, cerca de 100.000 personas mueren por suicidio cada año, y muchas más luchan contra pensamientos y comportamientos suicidas.

El lema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio 2024-2026 es “Cambiar la narrativa”, y busca inspirar a individuos, comunidades, organizaciones y gobiernos a entablar debates abiertos y sinceros sobre el suicidio y la conducta suicida. Este lema pretende derribar barreras como el estigma, crear conciencia y promover una cultura de apoyo para prevenir el suicidio.

“Uno de los mayores obstáculos para la prevención del suicidio es el estigma asociado, que puede disuadir a las personas de buscar la atención necesaria. El suicidio a menudo se malinterpreta como un acto de debilidad, egoísmo o incluso como un delito”, afirmó el doctor Barbosa. “Es urgente reemplazar esta narrativa dañina por una que promueva la comprensión, la sanación y la recuperación para todas aquellas personas que en su momento han sido afectadas y a aquellos que han perdido a seres queridos”, añadió.

La tasa de suicidio en la región ha aumentado un 17% entre 2000 y 2019. “Las consecuencias de un solo suicidio son devastadoras y duraderas, afectando no solo a las personas, sino a las comunidades y la sociedad en general. No obstante, podemos tomar medidas para prevenir el suicidio”, subrayó el Director de la OPS.

Existen estrategias basadas en la evidencia que son eficaces para prevenir el suicidio. Entre ellas se encuentran la reducción del acceso a los medios utilizados para el suicidio, abordar los factores contextuales que afectan a hombres y mujeres de manera diferente, desarrollar habilidades socioemocionales en adolescentes, y promover la detección temprana y el tratamiento oportuno. También es crucial que los medios de comunicación informen de manera responsable para evitar la imitación de comportamientos suicidas.

Grupos de riesgo 

Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular, la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos casos se dan en personas que lo cometen impulsivamente en situaciones de crisis en las que su capacidad para afrontar las tensiones de la vida, como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, está mermada.

Además, se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables y discriminados, como los refugiados y migrantes; los pueblos indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales; y los reclusos. El principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio.

Métodos de suicidio

Se estima que alrededor de un 20% de los suicidios se cometen por autointoxicación con plaguicidas, la mayoría de ellos en zonas rurales agrícolas de países de ingresos bajos y medianos. Otros métodos comunes son el ahorcamiento y los disparos con armas de fuego. Como se indica en el documento Vivir la vida: guía de aplicación para la prevención del suicidio en los países, conocer los métodos de suicidio más comunes es importante para elaborar estrategias de prevención basadas en medidas de eficacia demostrada, como la restricción del acceso a los medios utilizados.

Prevención y control

Es posible prevenir los suicidios adoptando medidas a nivel de la población, de determinados grupos poblacionales y del individuo. La OMS ha elaborado una guía para prevenir el suicidio denominada LIVE LIFE («Vive la vida») en el que se recomiendan las siguientes intervenciones de eficacia demostrada que se basan en la evidencia:

  • restringir el acceso a los medios utilizados para suicidarse (por ejemplo, los plaguicidas, las armas de fuego y ciertos medicamentos);
  • educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio;
  • desarrollar en los adolescentes aptitudes socioemocionales para la vida; 
  • detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas suicidas y hacerles un seguimiento. 

Estas medidas se deben acompañar de intervenciones básicas como un análisis de la situación, la colaboración multisectorial, la sensibilización, la creación de capacidad, la financiación, la vigilancia, y el seguimiento y la evaluación.

Las actividades preventivas exigen la coordinación y colaboración de varios sectores de la sociedad, incluidos los de la salud, la educación, el empleo, la agricultura y la ganadería, el comercio, la justicia, el derecho, las fuerzas del orden, la política y los medios de comunicación. Esas actividades deben ser amplias e integrales, dado que ningún enfoque puede atajar por sí solo una cuestión tan compleja.

Tabús y estigmatización

La estigmatización, sobre todo la que se crea en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o tratan de hacerlo y que, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan. La prevención del suicidio no se ha abordado debidamente porque falta sensibilización sobre la importancia que reviste como problema para la salud pública y por el tabú existente en muchas sociedades que impide tratar sobre él abiertamente. Hasta hoy, solo unos pocos países han incluido la prevención del suicidio entre las prioridades de sus políticas de la esfera de la salud y solo 38 han notificado que cuentan con una estrategia nacional de prevención específica.

Es importante aumentar la sensibilidad de la sociedad y superar los tabús para que los países avancen en la prevención del suicidio.

#haztuparte para apoyar la salud mental

Uno de los desafíos de salud pública más difíciles de nuestro tiempo es la lucha contra el estigma en relación con la salud mental. Aunque las condiciones de salud mental son muy comunes en todo el mundo, las personas que viven con ellas muy a menudo experimentan discriminación y son tratadas de manera diferente.

El miedo, la incomprensión y los prejuicios contribuyen al estigma, la exclusión social y la discriminación que ocurre alrededor de las personas que viven con condiciones de salud mental. Puede ocurrir con los amigos o miembros de la familia y en todos los ámbitos de la vida: en el hogar, la escuela, el lugar de trabajo y en el hospital, tanto en entornos rurales como urbanos.

Recuperarse de las condiciones de salud mental es posible. Sin embargo, el estigma y la discriminación se interponen e impiden que las personas busquen y obtengan la ayuda y la atención que necesitan en el camino a la recuperación.  

Estigma es una marca que excluye a una persona de las demás y que disminuye su valor en el grupo social al que pertenece. También se refiere a la actitud y los comportamientos negativos hacia las personas con problemas por consumo de sustancias y de salud mental. El estigma en sí mismo puede ser más duradero y poner en peligro la vida más que la condición de salud mental.

La discriminación es una acción o decisión que amenaza a una persona o a un grupo de personas de forma diferente y que puede estar basada en la raza, el origen nacional o étnico, el color, la religión, el sexo, la edad o la discapacidad física o mental.

Las personas que viven con una condición de salud mental que sufren discriminación también encuentran barreras en la búsqueda y el

mantenimiento de trabajo, una vivienda segura y servicios de atención médica. También tiene un impacto en la interacción social con los miembros de la familia, amigos y con la comunidad.

* Organización Mundial de la Salud

** Organización Panamericana de la Salud

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