La familia de Jaime Esteban Moreno, un estudiante de 20 años de Ingeniería de Sistemas en la Universidad de los Andes, atraviesa un duelo profundo tras el asesinato a patadas que sufrió en la madrugada del 31 de octubre, conocido como Halloween, en el andén de la calle 64 con avenida Caracas, en el sector de Chapinero, Bogotá. La madre, Mónica, se encuentra al borde de la locura y recibe atención médica y psiquiátrica para superar el shock, mientras la prófuga Kleidymar Paola Fernández, conocida como la “mujer del disfraz azul” y señalada como incitadora de la golpiza, permanece libre pese a los videos que la muestran alentando y señalando a la víctima durante la agresión perpetrada por un grupo que incluyó a dos imputados ya capturados, aunque estos no han aceptado cargos.
Jaime asistió a su única fiesta universitaria del año, que inesperadamente cambió de sede a un local nocturno en una zona insegura de Chapinero, lo que derivó en la violenta golpiza captada en videos de seguridad donde se observa a Fernández con las manos en la cintura, alardeando del hecho atroz junto a sus dos socios. La familia, en una entrevista para el pódcast Más allá del silencio, resalta el dolor constante que limita su rutina a visitas médicas y al cementerio, exigiendo justicia para evitar que se repita una tragedia similar en los entornos nocturnos bogotanos.
Impacto en la familia y contexto del crimen
El padre, Jaime Alberto Moreno, y el hermano, David Alberto Moreno, describen una ausencia que hace eternos los días, especialmente en fechas decembrinas como Navidad y cumpleaños. “Nunca hubo una [Navidad] que no. Mi cumpleaños fue reciente también, fue la primera vez sin poder ni tener su saludo ni su beso de buenos días”, relata David, evocando la cercanía con Jaime, con quien compartía habitación, actividades musicales, ajedrez y proyectos tecnológicos. El padre añade que “uno quisiera que el mundo parara después de este atroz crimen… Hemos perdido la mitad de nuestra vida, estamos muertos en vida”, mientras detalla el estado de Mónica: “la mamá está destrozada, ad portas de la locura. Está con atención médica, psiquiátrica, está tratando de salir del shock”.
“Ella es prófuga de la justicia y tiene que ser apresada”
Jaime Alberto Moreno, padre
Jaime era un joven reservado, solidario y líder por ejemplo en sus acciones, no en palabras, como lo destaca su padre: “era un líder de ejemplo, de actuación, no de lo que decía”. Un regalo póstumo, una tableta que Jaime había preparado para el cumpleaños de David, simboliza su generosidad perdurable. La incertidumbre sobre si Fernández permanece en el país añade frustración, ya que testigos la señalan como la determinadora clave de la agresión.
Perfil de la víctima y estado judicial
Destacado en ajedrez y proyectos innovadores, Jaime representaba el futuro prometedor truncado por la impunidad. Los dos imputados enfrentan proceso judicial sin aceptar cargos, pero la familia insiste en la captura de la prófuga para esclarecer plenamente los hechos y lograr justicia. Este caso subraya las vulnerabilidades en las noches bogotanas y el alto costo humano de la demora judicial.
“Sigue alentándolos… Se ve en las imágenes cómo lo señala y cómo se pone las manos en la cintura y cómo alardea el hecho atroz que están cometiendo sus dos socios”
Jaime Alberto Moreno, padre

















