Filósofa italiana explica origen del modismo colombiano y critica propuesta de protesta en Bogotá

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En un video publicado en Instagram, la filosofía italiana Matilde Orlando, quien reside en Colombia junto a su esposo y su hijo, explica el origen de la expresión popular “echar los perros” y ofrece una lectura crítica de la propuesta del protestódromo presentada por Diego Molano Aponte, entonces concejal de Bogotá. A través de su cuenta de Instagram @filoparchar, Orlando desarma el sentido bélico de la frase y sitúa el análisis en un marco de género y política, señalando que el lenguaje cotidiano refleja roles de poder y puede servir para justificar prácticas que influyen en la protesta misma.

Orlando contextualiza el debate recordando que la propuesta de Molano, elaborada en 2019, buscaba equilibrar el derecho a protestar de algunos con el derecho a sentirse seguros de otros, una idea que la filósofa analiza con escepticismo crítico y con la pregunta de si la protesta se reduce a un espectáculo que debe ser gestionado como un espacio urbano. En su intervención, la creadora de contenido enfatiza que la franja semántica de la guerra, cuando se aplica al amor, puede convertir las relaciones humanas en un campo de batalla y plantea la necesidad de desplazar ese lenguaje hacia conceptos de cuidado y crecimiento compartido.

Del lenguaje bélico al cuidado: una lectura de la protesta desde la filosofía

En su video, Orlando desmonta el origen de la expresión, subrayando que no tiene ninguna relación con los perros como tal sino con una tradición de caza y cortejo, donde la manada de perros acompañaba a la presa hasta identificarla. Señala que, metafóricamente, quien quiere conquistar a alguien emplea todas sus armas para seducir a su objeto de deseo, y advierte sobre cuánta diferencia moral y social esconde esa asociación entre lenguaje bélico y el amor.

«Pensar que esta forma idiomática tiene de verdad que ver con los perritos, y resulta que no. En realidad, viene de la casa. En la antigüedad, cuando los señores y los reyes feudales iban de cacería, salían acompañados por una manada de perros, que una vez identificada la presa, salían hacia ella». – Matilde Orlando, filósofa italiana

«Así que, metafóricamente, cuando alguien quiere conquistar al otro, suelta los perros. Es decir, usa todas sus mejores armas para cortejar su objeto de deseo». – Matilde Orlando

«¿Cuánta diferencia esconde en realidad esta asociación entre lenguaje bélico y el amor? Esa idea de que el amor es un campo de batalla, que el amor es un esfuerzo que uno de los amantes tiene que hacer para conquistar el corazón del otro, exactamente como se conquista un territorio durante una guerra, es común en casi todos los idiomas», recalcó la creadora de contenido. – Matilde Orlando

«Casi siempre hay roles de género bien definidos: el hombre es el cazador y el guerrero y la mujer, la presa. Esa visión convierte las relaciones heterosexuales en particular en un conflicto constante». – Matilde Orlando

«Por eso deberíamos empezar a sacarlo del campo semántico de la guerra y llevarlo al cuidado, a la jardinería. Por eso propongo que echemos menos perros y echemos más flores». – Matilde Orlando

«Quien quema un bus, sin ánimo tampoco de justificarlo, no está quemando un vehículo, sino un símbolo. Se trata de un gesto político que apunta a un lugar neurálgico de la ciudad». – Matilde Orlando

«La protesta es una danza que interrumpe el ritmo cronológico del trabajo capitalista y pone en juego otros usos de los cuerpos». – Matilde Orlando

«Encerrar esa acción entre paredes de cartones y falsos buses es una farsa, una pantomima». – Matilde Orlando

Orlando calificó la propuesta de Molano como “genialmente absurdo y excéntrico”. – Matilde Orlando

«El protestródromo sería un espacio diseñado para que la gente descargue su rabia y ejerza sus derechos a protestar sin alterar el orden público». – Matilde Orlando

«una huelga, una movilización que no incomoda, que no altera la rutina cotidiana, fracasa de hecho en su propósito, que es llamar la atención». Y plantea que, si una manifestación ocurre en el anonimato, «más valdría no hacerla». – Matilde Orlando

«Yo sé que afortunadamente se trató de una locura momentánea y ojalá a nadie se le ocurra construir un protestródromo. Sin embargo, yo sí creo que se trata de un sueño que cada neoliberal guarda con cierto anhelo en su corazoncito». – Matilde Orlando

En esa línea, la analista destaca que la protesta debe entenderse como una danza que interrumpe las rutinas laborales y que, cuando se encerrada en protecciones simbólicas como paredes de cartón, pierde su fuerza política y se transforma en espectáculo. La mirada de Orlando no es únicamente filológica: remite a un debate más amplio sobre cómo las categorías de género y de seguridad moldean la forma en que la gente protesta y en qué medida esas protestas pueden lograr cambios sustantivos en las políticas públicas. En el contexto, la experta señala que el lenguaje puede ser una herramienta para desarmar narrativas de confrontación y abrir espacio a una protesta que combine dignidad, cuidado y exigencia pública.

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