Desde la región sur del Valle del Cauca, la finca conocida como “resort” en Jamundí, que no figura en mapas oficiales ni tiene coordenadas verificables, funciona como centro de cautiverio para víctimas secuestradas y está bajo el control de Iván Mordisco, líder del autodenominado Estado Mayor Central EMC, y su Frente Jaime Martínez. El predio, que se extiende por varias hectáreas, comprende una casa principal, una piscina y edificaciones menores, y está ubicado entre las veredas La Cabaña y Berlín en el corregimiento San Antonio, en la zona alta de Jamundí, entre ese municipio y el norte del Cauca. Según testimonios de residentes y una revisión de información de Semana, la finca opera como refugio y lugar de detención, con presencia de hombres armados y puestos de control ilegales, y el acceso se facilita solo por caminos conocidos por la comunidad.
Los relatos señalan que la finca controla el tránsito en el corredor Jamundí-norte del Cauca: las víctimas son interceptadas en áreas urbanas o carreteras y trasladadas hacia el sur de Cali o a Jamundí, para luego ser internadas en la montaña mediante rutas de difícil acceso. Entre las víctimas figura Lyan Hortúa, de 11 años, secuestrado el cinco de mayo, cuyas circunstancias exactas aún no se especifican. Las personas secuestradas provienen de Valle del Cauca, Tolima, Huila y Cauca, y algunas llevan más de tres años cautivas en estos lugares, mientras las familias sostienen que ni siquiera el Ejército podría ingresar sin permiso.
Contexto y alcance regional
Antecedentes y entorno: la disidencia Farc, encabezada por Iván Mordisco, opera la región a través del EMC, con el Frente Jaime Martínez al control de la zona descrita. Este caso cobra relevancia ahora por los reportes de Semana y por los testimonios de residentes que respaldan la existencia del predio como centro de cautiverio y por la evidencia de su influencia en el control territorial de ese corredor estratégico entre Jamundí y el norte del Cauca. La situación genera preocupación nacional por el incremento de secuestros y por la vulneración de derechos en la zona rural sur del Valle del Cauca, al tiempo que se observa un fortalecimiento del miedo y la indignación entre comunidades y autoridades.
«Esa finca es grande, tiene piscina y casa de recreo, pero allá no hay descanso. Allá tienen gente amarrada» — Anónimo, líder comunitario
«Los suben en camionetas, por donde ni el Ejército entra. A los pocos días los familiares ya saben que están arriba» — Anónimo, campesino
«Ellos son los que deciden quién entra y quién sale. Si no piden permiso, no pasan. Ni los soldados pueden subir sin que lo sepan» — Anónimo, campesino
«Es una zona estratégica porque está en medio de las rutas del narcotráfico. Desde ahí pueden moverse hacia el Naya, hacia Suárez o hacia el Pacífico caucano sin ser detectados» — Fuente de inteligencia militar citada por Semana
Con base en la evidencia de campo y los testimonios recogidos, este reportaje apunta a la necesidad de que las autoridades refuercen la investigación y el despliegue para desmantelar estas estructuras de cautiverio, garantizar la seguridad de las comunidades y avanzar en la protección de las víctimas y sus familias. Este trabajo de La Veintitrés Manizales busca contribuir a la discusión nacional sobre el fenómeno de secuestro y el deterioro de la seguridad rural en la región.














															
															
															
															
															

