Por HERNÁN LÓPEZ AYA*
Muy, pero muy aparte de no ser hincha de uno u otro equipo, un verdadero aficionado al fútbol (si así se considera) debe reconocer virtudes y falencias de propios y rivales. Y más, cuando llega el final o la hora del retiro; es tiempo de evaluar.
Sí. Llegó el final para dos en un equipo. Y por cuestiones del destino, y porque el fútbol definitivamente conspira, la despedida ocurrió en un solo escenario: el estadio Santiago Bernabéu.
Lágrimas y emociones encontradas. Esos fueron los elementos que le dieron color a la despedida de Luka Modric y Carlo Ancelotti, quienes dejarán el Real Madrid para ocuparse de nuevos objetivos.
¿Y cómo lo hicieron?
Pues, con fútbol. No habría otra forma. Fue en el último encuentro de La Liga, en esta temporada. El Real Madrid enfrentó a la Real Sociedad y la expectativa era grande, porque sería la última vez que Modric jugaría en ese estadio con la camiseta blanca y, al mismo tiempo, sería la última dirección de “Carletto” en el equipo Merengue.
Fue arbitrado por Mario Melero López, quien también estuvo de despedida porque ayer pitó su último partido. Modric arrancó en la titular, como capitán y en el medio campo, acompañado por Lucas Vásquez, quien también se despidió del Bernabéu porque no continuará en el equipo.
A Modric se le vio haciendo su trabajo, apoyado por Federico Valverde. Mbappé se encargó de hacer los dos goles que le dieron el triunfo al equipo y la posibilidad de convertirse en “el pichichi” del torneo. Las ovaciones continuaron en el minuto 75, cuando Ancelotti decidió cambiar a Lucas Vásquez, quien salió despedido por la afición “entre ensordecedores aplausos”, como dicen los comentaristas deportivos.
Dato de Vásquez: jugó 18 años en el Real Madrid, es canterano y un trabajador sin igual, según sus compañeros. Sus lágrimas fueron inevitables.
Diez minutos después, llegó el momento más esperado: la partida de “Lukita”. Emocionado, le entregó la banda de capitán a Valverde y, entre aplausos, saludó y le agradeció a la afición madridista 13 años de apoyo en las canchas. Por una calle de honor dejo el césped que le permitió ganar varios títulos. Recibió el saludo de sus compañeros, sus agradecimientos y, también, una grata sorpresa: Tony Kroos, aliado de mil batallas, lo estaba esperando para darle el abrazo de la camaradería, esa que les permitió ganar un alto número de copas. Acto seguido, abrazó a “Carletto”, a sus hijas y a su esposa.
Dato de Modric: con la camiseta merengue ganó 28 títulos, entre Ligas, Champions, Mundiales de Clubes, Supercopas de Europa, Supercopas de España y Copas del Rey. Es el jugador con más títulos en la historia del Real Madrid y, me atrevería a decir, que uno de los más queridos. Medio estadio lloró cuando Luka, haciendo giros de 360 grados y aplaudiendo, dijo “adiós y gracias”.
El partido de Ancelotti fue otro día en la oficina. Vestido, de punta en blanco, masticando chicle y con su ceja izquierda haciendo de las suyas, hizo lo que le tocaba: ganar su último juego. Dio las instrucciones de rigor, se sentó en la banca varias veces, analizó el partido con su hijo y ordenó los cambios.
Dato del entrenador: ganó 15 títulos con el Real, tras seis temporadas (en dos etapas), y el de ayer fue su encuentro 1401 como director técnico (con los merengues comandó 353 juegos).
Luego del final del partido, llegaron las vueltas olímpicas y más manifestaciones de cariño. Los homenajeados, nuevamente, se abrazaron y agradecieron a la afición.
Estos dos personajes hicieron parte de otra época “dorada” del Real Madrid, en la que demostraron por qué este equipo es considerado el mejor del mundo; una etapa en la que también estuvieron, entre otros, Sergio Ramos, Benzema, Pepe, Gareth Bale, Nacho, Raphael Baran, Marcelo, Özil, Di María, Arbeloa, Isco, Casemiro, Carvajal, Iker Casillas, James Rodríguez y, claro: Cristiano Ronaldo.
Y en sus discursos de despedida dejaron varios mensajes. Ancelotti dijo que su paso por el Madrid fue “una historia inolvidable. Yo tampoco puedo olvidar cada día que he pasado aquí”, afirmó.
A su turno, Luka celebró lo conseguido, evitó llorar y cerró su intervención con una bonita frase: “No llores porque se terminó; sonríe porque sucedió”.
Era difícil no emocionarse y medio disfrutar el último juego, porque estuvo bien aburrido. Sin embargo, el objetivo era otro: ver cómo dos leyendas dejan un grupo que le ha dado infinidad de alegrías a los aficionados de este deporte (me incluyo), y cómo sus seguidores les demuestran su cariño.
¿Su futuro? Pues Modric jugará el Mundial de Clubes, en junio, y Ancelotti será el nuevo técnico de la Selección Brasil. Será tremendo ver “al abuelo” dirigiendo en las eliminatorias suramericanas.
El fútbol es, en mi concepto, una de las alegrías más grandes que podemos tener quienes somos hinchas del deporte, de todos los deportes. Une personas, religiones, países y sentimientos.
Y no importa que esto sea haya convertido en una frase de cajón o en un lugar común. Es una verdad que muchos no han querido aceptar y que, de cualquier forma, han intentado entorpecer. Pero el esfuerzo y la resiliencia han sido más fuertes y han permitido que aparezcan estos personajes, nos den alegrías y nos desconecten, así sea por 90 minutos, de una realidad que nos agobia con el pasar de los segundos.
Ahora, lo que sigue, es estar pendientes del nuevo Madrid, con Xabi Alonso a la cabeza.
Este juego continúa…
@HernanLopezAya
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* Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años.