Un año después de la ola de ataques que dejó daños considerables en el sur y el este del Líbano, Hezbolá ha adoptado una postura de silencio estratégico. En ese periodo, la figura de Hassan Nasrallah no ha hecho apariciones públicas destacadas, lo que ha coincidido con un proceso de reconstrucción interna.
Desde Beirut, se indica que el bloque político y las redes de apoyo social del movimiento continúan operando, pero su ala militar atraviesa una reconfiguración supervisada por Irán, con miras a adaptarse al nuevo entorno regional.
La dinámica actual refleja un cambio de enfoque, orientado a la discreción como eje central de la estrategia, en un marco regional más cauteloso y pragmático que prima la contención sobre la confrontación.
“La contención planificada busca fortalecer la cohesión interna sin provocar choques directos”
— Tomás Ríos, analista regional
Expertos señalan que la infraestructura social y política asociada al movimiento permanece operativa, mientras la capacidad militar continúa ajustándose para responder a distintos escenarios sin escaladas visibles, bajo la supervisión de Irán y otros actores de la región.
“La prioridad es preservar capacidades y evitar enfrentamientos abiertos, asegurando que las redes de apoyo funcionen para la población”
— Leila Haddad, especialista en seguridad regional
Notas: este reporte se basa en información de fuentes abiertas y análisis de especialistas en el área.
















