En la actualidad, Las Islas del Rosario se presentan como un destino que va más allá del snorkel, expandiéndose a través de experiencias acuáticas que incluyen playas de aguas cristalinas, resorts exclusivos, recorridos por manglares, fiestas flotantes, plancton bioluminiscente, un Oceanario y opciones de buceo para todos los niveles. Ubicadas dentro del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo, a apenas 35 kilómetros de Cartagena, estas islas se consolidan como un refugio caribeño cercano a la ciudad.
La oferta de estas experiencias llega al público a través de portales de turismo como Islas del Rosario Tours, Tangol y Tour por el Caribe, que recogen y describen las distintas actividades disponibles para relajarse, explorar, conocer la cultura local y disfrutar de la gastronomía marina. En la actualidad, con material publicado para este periodo, se destaca la posibilidad de planificar un itinerario que combine días de playa, nocturnas fiestas flotantes y encuentros educativos en el Oceanario, con salidas de buceo para iniciados y para quienes ya tienen experiencia, todo ello sin perder el sello de conservación ambiental de la reserva.
Una oferta que mezcla relax, aventura y cultura en el Caribe colombiano
La distancia entre Cartagena y las Islas del Rosario se verifica en cifras: a una hora en lancha desde la ciudad y a 35 kilómetros de Cartagena, un viaje que promete tanto cercanía como biodiversidad. La mejor época para bucear, según la experiencia acumulada, va de diciembre a abril, cuando las condiciones son óptimas para observar la vida marina. Para quienes se inician en el buceo, la profundidad recomendada oscila entre 8 y 12 metros, suficiente para disfrutar de un rango seguro de visibilidad y de la fauna sin complicaciones. Los recorridos por manglares tienen una duración promedio de tres horas, una experiencia que puede complementar el día con avistamiento de aves, cangrejos e iguanas mientras se aprende sobre ecología y cultura local.
Dentro de las islas, se destacan ambientes variados entre Coralina Island, Bora Bora y Casa Rosada, que permiten experimentar distintas sensibilidades ecológicas y paisajes. La observación del plancton bioluminiscente se suele realizar en Isla Grande, una experiencia nocturna que fascina a visitantes y fotógrafos por las luces azules que se encienden con cada movimiento en el agua.
El turismo en las Islas del Rosario también abarca el lado gastronómico: ceviche, pescado fresco, arroz con coco y patacones son parte de la oferta, con Cholón emergiendo como epicentro de entretenimiento marino, donde decenas de embarcaciones parchean aguas poco profundas para una fiesta flotante que se vive sin perder la atmósfera relajada de la región. El Oceanario de las Islas del Rosario se presenta como un centro de conservación y educación ambiental, ideal para familias y viajeros con niños, con observación de tiburones, rayas, tortugas y delfines, y una muestra de proyectos de conservación marina.
Entre las experiencias de manglares destacan los tours en canoa en Isla Grande y La Boquilla, con una duración de alrededor de tres horas que incluyen transporte, agua de coco y guía. Estas excursiones permiten observar aves, cangrejos e iguanas, y ofrecen una ventana para entender la ecología de manglares y la cultura de las comunidades costeras que rodean las islas.
Para quienes planifican una visita, los organizadores recomiendan reservar con antelación, especialmente en temporada alta, y estar atentos a las condiciones climáticas determinadas por los vientos alisios entre diciembre y marzo. Además, se insiste en el uso de chaleco salvavidas, la protección solar biodegradable y llevar dinero en efectivo para facilitar compras y consumos en los diferentes puntos de la ruta. Escuchar a los guías es clave para la conservación y para disfrutar de una experiencia responsable en un entorno natural tan frágil como las Islas del Rosario.
















