La Beca Rotatoria Municipal de Jardín, creada en 1941, sentó las bases del crédito educativo en Colombia y precedió al Icetex, que inició operaciones en 1952. Su génesis se documenta en el Acuerdo 05 del 6 de febrero de 1941 y se fortaleció con el Decreto 2586 del 3 de agosto de 1950, marcos que encauzaron una iniciativa que en agosto de 1948 recibió la visita del presidente Mariano Ospina Pérez, un hecho que llevó la experiencia de Jardín a Bogotá y la situó en la agenda nacional. Jardín, municipio de Antioquia, logró convertir una experiencia local en un modelo de alcance nacional, gestionado por una junta directiva integrada por el Concejo Municipal de Jardín, la Alcaldía, la Tesorería y el colegio local, que estableció un sistema de puntaje, revisiones periódicas de resultados, devolución de préstamos y un fondo para ampliar la llegada de nuevos beneficiarios, todo bajo el escrutinio de la Contraloría y con aportes del Concejo y de donantes privados. El objetivo, claro y contundente, era un modelo basado en mérito y necesidad económica para ampliar el acceso a la educación superior en Colombia.
Con el paso de los años, la historia oficial atribuyó la paternidad del crédito educativo a Gabriel Betancourt Mejía, pese a que la Beca Rotatoria de Jardín ya funcionaba desde 1941. Ospina Pérez llevó el proyecto a Bogotá y lo compartió con Betancourt, pero las dudas sobre la autoría se mantuvieron en el debate público. En 1976 emergió la controversia de paternidad y, a finales de los años setenta, se erigió un mural de cuarenta metros en el edificio del Icetex en Medellín, obra de Pablo Jaramillo y promovida por Rafael Vásquez, como símbolo de la reivindicación de Jardín en la historia del crédito educativo. Entre los beneficiarios se destacó Efrén Colorado, quien recibió apoyo durante cinco años, lo que subraya la dimensión humana de una iniciativa que trascendió su origen local para convertirse en un referente nacional.
Origen de la Beca Rotatoria de Jardín y su influencia en la historia del crédito educativo
La investigación reciente amplía la comprensión sobre la genealogía del crédito educativo en Colombia, subrayando que Jardín fue el germen de un sistema que incorporó mérito y necesidad para ampliar el acceso a la educación superior y que, al difundirse hacia Bogotá y Medellín, sentó las bases de lo que hoy representa Icetex. Aunque la narrativa oficial consolidó una versión centrada en Betancourt Mejía, los documentos, testimonios y gestos simbólicos de Jardín permiten corroborar su papel como precursor y sostener la revisión de la paternidad en el crédito educativo nacional.
«tesoro de Jardín para Colombia» – Mariano Ospina Pérez
«Hoy declaro que no fui yo sino ustedes los iniciadores del crédito educativo; pero sí le repito que nunca antes de hoy tuve conocimiento de que ya otros habían puesto en práctica dicho crédito y por eso alegaba su paternidad y hoy reconozco que estaba en un error» – Gabriel Betancourt Mejía
La publicación de El Colombiano que ha desentrañado estos antecedentes invita a una revisión profunda de la narrativa histórica sobre el crédito educativo en Colombia. Reconocer explícitamente el rol central de Jardín no solo corrige una laguna biográfica, sino que permite entender las dinámicas de mérito, apoyo comunitario y gestión pública que hicieron posible un sistema que, con el tiempo, se convirtió en Icetex y transformó las oportunidades de cientos de colombianos para acceder a la educación superior.














															
															
															
															
															

