La vida para Juan José Sánchez Rodríguez no se compara con la de la de mayoría de los niños de su edad. Mientras ellos pueden andar de parche con sus amigos el fin de semana en el centro comercial, comienzan a soñar con amigas y juegan play, él enfoca toda su energía en dormir, entrenar y estudiar, todo programado dentro de un proceso que comenzó cuando tenía seis años y que como meta a largo plazo busca convertirlo en jugador de una de las cinco ligas de baloncesto mas importantes del mundo.
Desde muy temprano el pequeño hijo de Juan Pablo Sánchez Echeverry y Claudia Marcela Rodríguez comenzó a destacarse y marcar diferencia. Y en ese observar que “hacia cosas fuera de lo ordinario, diferentes”, sus padres, él administrador de empresas, ingeniero de sistemas y gerente de proyectos; ella, psicóloga, decidieron dejarle como legado un norte a su vida, consagrando sus esfuerzos en enseñarle a construir objetivos y a cumplirlos. Y dadas sus condiciones dirigieron el plan a prepararlo para ser un atleta.
Inicialmente practicó natación y también estuvo en el BMX, pero el temor a las caídas lo distanciaron de esa actividad. Un día vio junto a su padre Space Jam, una famosa película animada y de acción real que protagonizó el legendario LeBron James y por la cual desfilaron todas las figuras en su momento en ese deporte, y descubrió que lo suyo era el baloncesto.
“Al principio era muy malo, pero como tenía que jugar en categorías superiores a la mía, comencé a mejorar”, confiesaquien un año antes de la pandemia, dentro de la estrategia que le habían elaborado sus padres, tuvo su primera experiencia en Estados Unidos. Después de ese campamento con los Miami Heat de Florida, sus metas se ampliaron, “llegó con el chip cambiado y empezó a entender que con trabajo podía llegar”. afirma su padre.
Y en el camino de esa preparación para la vida y la ampliación de objetivos, comenzaron a formar parte de su rutina diaria los planes de nutrición, las sesiones con el sicólogo, la practica con el equipo, y el preparador físico y el entrenador personalizados. Todo ello sin perder el norte en el tema del estudio, pues tiene claro que de su rendimiento académico también depende que en el futuro próximo pueda acceder a una beca universitaria o deportiva en Estados Unidos.
La pandemia, también una oportunidad
La pandemia del Covid por poco lo sorprende en Nueva York, donde tuvo la oportunidad de tener un entrenamientopersonalizado con Terence Jones, famoso ex jugador de baloncesto que está al frente de los campamentos de Nike.
El encierro obligado no fue obstáculo para que se concentrara en trabajar en el dominio del balón (entrenaba con guantes de peso) característica que es hoy una de sus grandes fortalezas y que lo destacan en cuanto torneo juega a nivel local y nacional, pese a que regularmente conforma equipos con jugadores que están dos categorías por encima de la suya.
En 2021 el Comité Olímpico Colombiano hizo una convocatoria para identificar a las diez promesas del deporte colombiano. Se presentaron más de 9.500 jóvenes y Juan José quedó entre los escogidos. Ese mismo año Nestlé hizo un concurso para escoger la promesa MILO y por quedar entre los cinco primeros, ganó el derecho a que su imagen apareciera en todos los productos de esa marca. Hoy ya no es promesa Milo, es embajador del prestigioso producto.
Y si los dos campamentos realizados en Miami y Nueva York permitieron concluir que la preparación de Juan José iba por buen camino, su paso por Purdeu Basketball Campfue la confirmación, pues comenzó a tener roce con deportistas de un nivel más alto, que juegan en la liga universitaria de ese país (la segunda después de la NBA) y para sorpresa de muchos obtuvo un premio muy particular: el jugador que más valor le generó al equipo.
Con estos antecedentes, todo estaba servido para que el hijo de Juan Pablo y Claudia Marcela, jotajota como lo conocen ahora en Colombia o yeyei como lo llaman en Estados Unidos, pasara rápidamente a la historia del baloncesto nacional.
Record histórico
Conocedores de su trayectoria y buscando sumar al club el record de contar con el jugador más joven en debutar en la liga nacional, el propietario del equipo Sabios se interesó en el chico y así se lo propuso a sus padres. Con ese objetivo fue vinculado y llevado a Cali a la espera de su glorioso debut.
La idea por poco se frustra cuando por primera vez fue llamado a la cancha, faltando un minuto para terminar el partido. En esa oportunidad calzaba zapatos de diferente color, lo que en la NBA no es problema pero en las demás instancias reglamentarias sí, y no pudo ingresar a la cancha. Fue llamado al banco de suplentes para el siguiente partidopero tampoco pudo saltar a la cancha ante lo intenso y apretado del partido. Pero a la tercera fue la vencida.
“Me llamaron a la cancha faltando 44 segundos. El equipo tenía la posición del balón pero no la toqué. Quedaban 18 segundos y teníamos por segunda vez el balón. Pasamos la mitad de la cancha. El armador se la pasó a un poste y el poste me la pasó a mí. Recibí una pantalla, hice una finta de tiro, medio me corrí para un lado, la lancé y la metí faltando nueve segundos”. Así nos narra emocionado ese momento en que pasó a la historia de este deporte en el país.
Ese episodio lo sacó del anonimato y tanto el país como el mundo conocieron al niño prodigio que con 13 años y 27 días marcó un record que había perdurado por años: el jugador mas joven en debutar y además en anotar en la liga profesional de baloncesto de Colombia.
Pero aquí no termina la historia. En estos momentos se recupera de una pequeña distención muscular en un hombro y prepara maletas para el próximo mes de junio viajar a Madrid, España, a cumplir con uno de sus proyectados sueños y objetivos: formar parte de un campamento nada más y nada menos que del Real Madrid. Y allí llegará ya con el auspicio de una marca internacional de ropa deportiva, una empresa multinacional de alimentos y la marca CONKERS, creada a impulsada por sus padres para apoyar y orientar a niños que como Jotajota, quieren ser un ejemplo para las nuevas generaciones de deportistas colombianos.
Un día en la vida de Juan José comienza a las 5:10 a.m. cuando se levanta para ir al colegio. Desayuna con tres huevos, dos jamones, queso, agua de panela o milo. A las 6:50 a.m. lo recoge el transporte y la jornada estudiantil se extiende hasta las 4:00 p.m. De regreso, la ruta lo deja en el Estadioo donde, o entrena con el equipo o tiene alguna sesión personalizada con sus entrenadores. De regreso a casa está a las 7:00 de la noche y ya sobre las 9:30 p.m. se retira a descansar.
Este joven basquetbolista es consciente que aun le falta mucho por aprender, que su ciclo de formación está aun en la primera fase, que ahora lo que viene es buscar la beca en Estados Unidos y que para continuar con éxito no debe bajar la guardia sino seguir concentrado, “dar siempre todo en todos los partidos”, no desconcentrarse.
“Quiero inspirar a muchos niños a conquistar sus sueños, demostrando que sí es posible”, concluye el niño prodigio del baloncesto nacional.
Juan José Sánchez Rodríguez, manizaleño, 13 años. Su vida y su historia apenas comienzan, de la mano de sus padres, apoyado en un proyecto que busca convertirlo en atleta de alto rendimiento. Apenas un niño, un niño que entiende muy bien eso de la gratitud y no ahorra halagos para Pedro Coró, su primer entrenador; que no se agranda con la fama ni con ser una celebridad; que no se amedrenta cuando los hinchas del rival lo ‘insultan’ mencionándole las marcas que son competencia de Milo o le gritan que “le falta azúcar”, y que cuando mencionan su nombre, – Juan José, Jotajota o Yeyei, siempre tiene un efusivo y sonriente saludo.