Foto Proyecto 7 Cumbres Colombia
“Nos deja un legado impresionante, me siento feliz y agradecida con el universo por haber caminado al lado de Juan Pablo por varias montañas“: Ana María Giraldo.
Falleció de penosa enfermedad en Estados Unidos el ambientalista colombiano que alcanzó la cima de las cumbres más altas del mundo, Juan Pablo Ruiz, quien además con su proyecto lideró la presencia de varios colombianos en el Everest, entre ellos los manizaleños Nelson Cardona y Ana María Giraldo.
Subió las siete cumbres más altas de cada continente: Everest en Asia, 8.850 mts; Aconcagua en América del Sur, 6.962; Denali en Alaska, 6.194; Kilimanjaro en África, 5.895; Monte Elbrus en Europa, 5.642; Monte Vinson en Antártida, 4.897 y Pirámide de Carstensz en Oceanía, 4.884.
Estuvo vinculado con la Fundación Natura, el Banco Mundial, la WWF, la mayor organización internacional independiente dedicada a la conservación de la naturaleza y el medio ambiente, al igual que al Consejo Científico Asesor del Foro Nacional Ambiental.
Uno de sus sitios preferidos en Colombia para hacer la preparación antes de cada viaje era el Nevado del Ruiz y por lo mismos tuvo una estrecha relación con dos figuras preponderantes de la escalada en nuestra ciudad, Ana María Giraldo y Nelson Cardona, ambos integrantes de algunas de las delegaciones que recorrieron el mundo para logar sus propósitos de llegar a las más altas cimas del planeta.
Juan Pablo Ruiz y Nelson Cardona
“Estoy afligido y con el corazón arrugado, nos dejó muchas cosas lindas, nos enseñó el camino de la montaña, y nos deja legados de vida que hoy debemos recuperar”, fueron las primeras palabras, para la veintitrés de Nelson Cardona, quien de la mano del gran escalador y ambientalista nacional subí a la cima del Everest luego que le fuera amputada una pierna.
Recordó el momento cuando lo visitó en la Clínica de la Presentación después de su accidente en las montañas del Ruiz: “Cuando él llegó, dejo el carro en el Nevado del Ruiz y bajo en bicicleta, cuando lo vi tuve muchas emociones encontradas, me dio rabia y pena que me viera así, pero pensé que bueno que mi líder esté aquí acompañándome en momentos tan difíciles”, dijo.
Después de conversar, y cuando ya salía, Nelson le hizo hacer una promesa: “Si me paro de la cama ¡usted me lleva al Everest? Cuenta con ello, me dijo, eso fue para mí muy grande. Al poco tiempo de salir, desde mi ventana de la clínica miré hacia las montañas del Ruiz y había grandes nubarrones, cuál no sería mi sorpresa al ver luego por la televisión la noticia de los niños que se llevó la avalancha, todos amigos míos que subían cada año y yo les dejaba acampar… Ellos no me encontraron y yo tampoco. Allá quedó La Gruta de los Ángeles, seres muy lindos que se quedaron allí para cuidarnos, eran sanos solo hacían deporte y quería aprender de la montaña, tal y como nos lo enseño Juan Pablo”.
“La primera vez que me encontré con Juan Pablo, iba con mi compañero Gustavo, trabajábamos para el Inderena como cuidadores del Parque, estábamos por El Cisne, cuando me dice, ahí viene Juan Pablo que está haciendo un libro de nuestras montañas, yo llevaba un año de guarda parques. Luego vinieron y me comentaron que se estaban preparando para ir al Everest, me ofrecí para acompañarles en su recorrido por el Nevado del Ruiz porque lo conocía muy bien y que ellos me enseñaran a escalar, Juan Pablo me dijo que yo tenía fuego y brillo en la mirada y eso sinónimo de éxito, y desde ese momento mantuvimos una gran relación”, contó Cardona.
La invitación al Everest
Relató Nelson que Ruíz lo llamó un día para que se uniera al proyecto que tenían de ir al Everest: “Estando en Argentina se les retiro un integrante equipo y me llamó para que hiciera parte del equipo colombiano para ir al Everest, necesitamos de su disciplina. Ahí comenzó nuestra amistad e hicimos varias gestas históricas. Era un padre para mí, me habla duro, me regañaba, me abrazaba y así fue toda la vida. A él le consulté sobre la amputación de mi pierna y me dijo, pues asa pierna para reina de belleza ya no le sirve”.
“Vivía en Washington y cuando me pusieron la prótesis visite a su compañero Marcelo en la oficina de Bogotá, le dije, estoy estrenando prótesis, Juan Pablo me dijo que hablara con ustedes, lo llamarón y él les dijo, así es, Marcelo prepare todo que yo voy a liderar esa expedición con Nelson al Everest”.
Hoy que recibió esa noticia, le embargó la emoción y recordó uno de su momentos más especiales con Pablo: “estábamos en medio de una tormenta en el Everest, vimos a lo lejos dos linternas y luego vimos que era un sherpa y Juan Pablo que no nos dejó morir, nos buscó, y nos salvó la vida, otro hubiera huido montaña abajo”.
Finalmente recordó que en otro momento, estando con él, llegó Ana María Giraldo, nuestra gran nadadora y quien también subió al Everest con Juan Pablo, a quien le contó quien era, “de inmediato él también la vínculo al proyecto”.
Un ser humano extraordinario
Ana María también dialogó con La Veintitrés para dar a conocer lo que fue Juan Pablo Ruiz en su vida:“Hablar de Juan Pablo es hablar de un ser humano extraordinario, al lado de Marcelo Arbeláez han influido profundamente en mi vida. Juan Pablo fue una persona que iluminó mi existencia y amplío mi perspectiva de mundo, un gran líder desde lo que pude ver en cada expedición o en cada planeación previo a una montaña. Fue fiel a sus convicciones con sabiduría y cero vanidades, él no solo nos influenció a quienes estábamos cerca de él, sino a muchas otras personas que trascienden esos círculos cercanos y que hoy extrañamos su presencia en nuestra vida”.
Ana María Giraldo dijo que por su forma de ver la vida y su coherencia en el actuar, Juan Pablo Ruiz fue un gran líder, “un líder para sacar adelante grandes propósitos, por su manera de impactar a las personas y el cuidado que le daba a la naturaleza. Nos deja un legado impresionante, me siento feliz y agradecida con el universo por haber caminado al lado de Juan Pablo por varias montañas y haber recibido sus enseñanzas, haber entrenado con él durante muchas mañanas por cerro del parque nacional, por sus cafés y sus conversaciones y por la confianza que me dio para que pudiera llegar más lejos y poder trascender. Lo extrañaré profundamente, pero al mismo tiempo siento que queda en cada uno de mis pasos y que sus historias, recuerdos, libros y enseñanzas se mantendrán en todo el equipo siete cumbres y en todos quienes tuvieron la oportunidad de relacionarse con él”.