La Veintitrés

La judoca Manizaleña que triunfa en Estados Unidos

Representando a Caldas en los juegos Nacionales de 2015
Foto cortesía
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Su fracaso en los juegos nacionales de 2015 por el mal manejo que le dieron a la etapa de preparación, la llevó a tomar la decisión de irse del país. Con brillantes actuaciones en los últimos años, Catherine Arias Guapacha comienza ahora una nueva etapa de su vida con la mira puesta en representar a Estados Unidos en los torneos internacionales de judo.

Angye, Mariela, Catherine y Hernán, la familia Arias Guapacha

El formar parte de una familia humilde, en la que a pesar de las dificultades nunca le faltó nada, fue siempre el impulso para superarse.  En ese entorno fue que  Katerine Arias Guapacha crecio y se hizo grande como la atleta de alto rendimiento que ya a los 16 años era galardonada como deportista del año en el departamento de Caldas.

La motivación de su padre, Hernán, el amor de su madre, Mariela, y la constancia de su hermana, Angye, son el aliento que a diario recibe para seguir en esa continua lucha y no bajar la guardia para avanzar en el propósito de mantenerse como la gran deportista que un día decidió marcharse del país en busca  de mejores oportunidades para crecer como judoca.

Y a fe que lo ha logrado: dos veces medallista del abierto de Canadá y dos veces campeona del abierto de Estados Unidos en las categorías de 48 y 52 kilos, lo ratifican.

Con su sonrisa a flor de piel y un poco de nostalgia, esta manizaleña de 32 años recuerda con alegria aquellos años de infancia cuando vivía en el sector de Los Agustinos. “Mi papá siempre nos llevaba a mi y a mi hermanita a jugar fútbol al estadio, o salíamos continuamente a patinar a Chipre y él nos tomaba el tiempo; también practicábamos baloncesto”, relata.

Impulsada por ese motor que siempre ha sido su padre, estuvo su niñez. “No tuvimos mucho dinero, pero no nos faltó la comida, la ropa y vivíamos muy agradecidos con lo que teníamos. Y nunca nos faltó lo más importante que fue el amor, la compresión y el apoyo de mis papás, tanto en lo educativo como en lo deportivo”, afirma Katerine.

Catherine en el abierto de Montreal

¿Por qué el Judo?

En una de las salidas a hacer deporte, su padre las llevó al coliseo donde se enamoró del judo. “Él me lleva al Coliseo, me doy cuenta que hay varias disciplinas y mi primer intento fue el judo y ahí me quedé”, comenta. Desde ese momento, tenía nueve años de edad, concentró todo su esfuerzo en ese deporte de la mano de quien ha sido toda la vida su entrenador, José Fredy Cardona Rico.

Catherine en el US Open

Y fue así como la niña de entonces comenzó a deslumbrar a propios y extraños y el ocupar una posición en el pódium y colgarse una medalla comenzó a hacerse rutinario.  No se hicieron esperar las convocatorias para integrar las selecciones de Caldas y conformar la selección Colombia. Su nombre comenzó a tener reconocimiento como una de las judocas más importantes del país. La seccional de la Asociación Colombiana de Redactores Deportivos la destacó como deportista del año en 2007.  Y en la medida en que su palmarés se amplió y las expectativas de los aficionados y la gente en general crecieron, hasta que llegaron los Juegos Nacionales del 2015.

“Mi resultado no fue el mejor. Habían invertido mucho dinero en mí, estuve entrenando en la Escuela Nacional del Deporte en Cali y en Sao Paulo, Brasil. Pero tuve una lesión de rodilla, me venía recuperando, pero creo que el gran error fue que me infiltraron. Yo físicamente estaba muy fuerte, pero mentalmente no, porque la lesión me dejó con mucho miedo e inseguridad y además era mucha la presión”. Con esas palabras resume lo que ocurrió entonces.    

Y así sintetiza lo que había sido hasta ese momento su carrera: “Cuando empecé intenté hacer ciclos olímpicos pero estaba muy joven; luego quedé muy lastimada y el presupuesto no era el suficiente para para salir a circuitos europeos. Sin embargo, di lo que pude y en mis  participaciones en competencias nacionales siempre fui medallista, fui campeona nacional en todas las categorías, fuí muy buena y mientras hubo apoyo ahí estuve”.

Ese revés en los Juegos Nacionales, la indolente crítica y la falta de apoyo económico para acceder a competencias con deportitas de su nivel, la llevaron a tomar la decisión de irse para Estados Unidos, donde vive hace siete años.

Acariciando la gloria

Hoy Catherine Arias Guapacha es entrenadora de categorias infantiles en una escuela de judo en New Jersey, lo que le ha permitido tener estabilidad economica, organizar su vida en ese país, obtener la nacionalidad americana  y ayudar desde la distancia a su familia, con quienes habla todos los dias.

Desde que commenzó la pandemia no compite, pero tuvo cuatro años brillantes en los que se destacó como una de las mejores judocas de ese país. El judo  y casi todos los deportes allí tiene bastante apoyo privado y pronto sus capacidades comenzaron a reconocerse, lo que trajo como consecuencia que fuera invitada permanente a cuanto torneo se realizaba.

“Gané dos abiertos de Estados Unidos, quedé medallista dos veces en el Abierto de Monterreal, estuve compitiendo muchísimo y gracias a Dios siempre fui medallista”, resume.

Su idea ahora que regresa de Colombia, donde se encuentra por estos días compatiendo unas cortas vacaciones con sus seres queridos, es volver a competir y prepararse para representar a ese país. Tenía la esperanza de participar en los Juegos Nacionales este año aquí en el Eje Cafetero,  pero una confusión con la información que tanto su entrenador como ella recibieron, no permitio que se inscribiera a los torneos clasificatorios.

Lo que encontró a su regreso

Sin embargo, se va triste del país por el poco apoyo que tienen aquí los deportistas. “Pasé por el coliseo y está en ruinas”, afirma sorprendida porque aunque lo están adecuando para los Juegos Nacionales, los deportistas locales no tienen donde entrenar y cita casos concretos como los de los propios judoca, “que andan con la colchoneta al hombro buscando a ver quien les presta un escenario para prepararse” y los de BMX, que deben desplazarse a Chinchiná porque aquí no tienen acceso a la pista. Se declara además sorprendida porque algunas ligas en lugar de promover la formación de deportistas, están contratando atletas de otras regiones para buscar medallas para Caldas en los Juegos Nacionales. “Ahora no hay nada, no hay procesos, por lo menos antes había algo, pero ahora ni con un sitio donde entrenar cuentan”, se lamenta.

“Me parece que los procesos deportivos en Caldas no son suficientes para que un deportista salga a flote”, concluye.

Con ese sin saber viajó hace una semana nuevamente regresó a Estados Unidos, donde ya avanza en el  proceso de buscar invitaciones a torneos que le permitan alcanzar nuevamente su nivel.  Todo ello, siempre impulsada por la motivación que nunca faltará de Hernán, su padre; el amor que siempre le transmitirá Mariela, su madre, y la constancia que siempre emulará de su hermana menor, la atleta y entrenadora Angye Arias Guapacha.  

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