El otro día tuve una conversación con una persona que siempre he considerado un maestro en muchas cosas, una persona que me mostró un camino diferente en la música y en parte me abrió los ojos para apreciar lo local y tomarlo como referencia para mis proyectos. En esas palabras que cruzamos, hablábamos sobre los espacios culturales que brinda la ciudad, pero todo giró en torno a responder ¿Qué es aquello que no consideramos arte?
Para responder ese interrogante me tocó escarbar en el cerebro para encontrarle sentido a la intensión de la pregunta. Esa incógnita que hasta el día de hoy me desvela nació porque dentro la conversación hablamos sobre un par de festivales con los que, a mi parecer, mi compañero no estaba muy familiarizado. Uno de ellos el Festival de la Imagen, un evento que por estos días se está llevando a cabo y al que todas las personas pueden ingresar a disfrutar de las exposiciones.
Su posición en la discusión siempre fue: “el arte NO es aquello diferente que dentro de mi lógica no se entienda”, decía que el problema de lo moderno era que cualquier cosa podía ser arte por ser subjetiva, incluso un punto dibujado sobre una pared. En cuanto al sonido, sostuvo que en el Festival Internacional de Música CiMa se escuchaban en ocasiones piezas abstractas que carecían de estructura, “un bullicio ahí que no entiende nadie”.
Y sí, a lo mejor ese personaje tenga razón, le respeto su posición a él y a quienes piensan igual, pero no estar de acuerdo u oponerme es lo que me representa. Creo que escucho mucho este tipo de comentarios en la calle y es la excusa de algunas personas que no asisten a los festivales que se realizan en la ciudad, a lo mejor no entiendan de qué se trata o no estén familiarizados con esto. Finalmente, el arte no es para todo el mundo.
El pasado lunes 29 de mayo en la ciudad se realizó la inauguración del Festival Internacional de la Imagen y para la exposición principal de la noche se presentó un artista italiano que por medio de imágenes y un sonido performativo, de ese que no le gusta a todo el mundo, le trajo a la ciudad un concepto diferente de entender la realidad por medio de un personaje llamado Lorem.
Y ahora, cómo explico, ¿qué es Lorem?
Intentaré ser breve para eso: El artista se llama Francesco D’Abbraccio y tiene un álterego llamado Lorem, es una identidad individual y múltiple que trabaja con sonido y medios de comunicación, explora estados de conciencia y conjuntos de datos emocionales a través de experiencias viscerales y narrativas audiovisuales. Es como si existiera alguien que en el escenario es otro con el cuerpo del mismo.
Hablo justamente de Lorem, porque me dio la respuesta al primer interrogante que me quitó un desvelo de encima. Ahora sí puedo dar respuesta a esa conversación sobre el arte.
Más allá de lo que se puede observar plasmado en una pared, el arte es la desnudez de un autor que me quiere mostrar otro universo. Se trata de la representación subjetiva de la realidad, la percepción de un artista diferente al YO y es algo que me saca de lo que día a día veo en las calles y en la realidad como tal.
Así que más allá de lo abstracto, aprender de arte requiere ponerse en los zapatos del otro y llevar la consciencia más allá, un lugar que por mis propios medios no puedo llegar. Lorem es la representación de un ser misterioso que tiene un universo diferente al mío, a lo mejor algo que no existe en mi entorno, es el hogar del artista.