La Veintitrés Manizales acompaña con rigor a la familia Hortúa en un caso que impacta a Jamundí y al Valle del Cauca: Lyan Hortúa, un niño de 11 años, fue secuestrado el 3 de mayo de 2025 por el frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc y liberado 18 días después, el 21 de mayo de 2025, en una historia que no solo involucra a la familia, sino también la forma en que las redes sociales han reaccionado ante la vulnerabilidad de un menor y su entorno. La madre, Angie Vanessa Bonilla, conocida en redes como Barbie Vanessa, relató en una entrevista para el videopodcast Más allá del silencio, conducido por Rafael Poveda, los hechos que rodearon el rapto y el proceso posterior, que fue seguido con atención por autoridades y público en Cali y otras ciudades.
Bonilla detalla cómo hombres armados ingresaron a la vivienda rural de Jamundí; Lyan salió con los brazos alzados junto a sus captores y la madre, sin perder la calma pese al miedo, salió por la parte trasera de la casa para pedir ayuda. En medio de esa conmoción, comenzaron a circular señalamientos en redes sociales que la vincularon como testaferro de Diego Rastrojo, líder de Los Rastrojos, acusación que ella niega categóricamente. Asegura que no pagó rescate y que su vida no se asemeja a la de una persona de grandes fortunas; recuerda que ha trabajado en diferentes emprendimientos, desde una boutique y un negocio de icopores, hasta un asadero de pollos y una joyería, para sostener a su familia.
La narración se inscribe en el contexto más amplio del conflicto armado colombiano y de la presión mediática y pública que rodea estos casos cuando la familia queda expuesta a la crítica en redes. Bonilla relató también que fue la primera investigada cuando se llevaron a Lyan y que la edición de la historia en las plataformas digitales distorsionó la realidad, causando dolor y revictimización. En la cobertura inicial del caso se difundió la escena de rescate y se registró el apoyo de autoridades y entidades en Cali, lo que contrasta con la ola de señalamientos que siguieron en las redes sociales durante la detención y el cautiverio del menor.
Subtítulo
Desarrollo con información específica sobre el rapto, la liberación y la respuesta de la familia ante la presión social y mediática.
«Juzgar y criticar a través de una pantalla es muy fácil. Hablar sin conocer una verdad es fácil, pero cuando lo vives y lo experimentas y lo ves desde la otra manera, es diferente. Yo nunca, en mi pensamiento, fue esconderme. A mí no me cabía una herida en el cuerpo, yo viví la flagelación porque todo el tiempo busqué esa ayuda, que hubiera personas que nos ayudaran, que llamaran a la Policía. Ese era mi afán» – Angie Vanessa Bonilla, madre de Lyan Hortúa
La familia Hortúa, que también incluye al padre de Lyan, José Leonardo Hortúa, alias Mascota, con reconocimiento de la relación previa, continúa enfrentando el escrutinio público mientras defiende la veracidad de su relato y la dignidad de su proceso. Lyan fue liberado el 21 de mayo de 2025, y la cobertura del caso siguió centrada en el bienestar del menor, la verificación de información y la necesidad de evitar la revictimización en redes sociales, al tiempo que se mantiene el foco en la seguridad de los niños en el marco del conflicto armado y la responsabilidad de la sociedad frente a testimonios sensibles como el de la familia Bonilla.
















