El reconocido presentador de televisión Manuel Teodoro reveló en un diálogo con La Red de Caracol Televisión el fin de su matrimonio de 28 años con Ana Isabel Zamorano, ocurrido hace dos años de manera consensuada debido a cambios personales inevitables con el paso del tiempo, sin involucrar infidelidades ni peleas. La separación, iniciada por decisión de Teodoro y mantenida en privado hasta este anuncio público, lo llevó a mudarse a Santa Marta, donde ahora reside en una casa reformada de 1860 con un ambiente que combina elementos hippie, espirituales y de fitness, marcando así una nueva etapa en su vida.
Teodoro, quien conoció a Zamorano en Estados Unidos —donde ella nació en Cali— y se casó con ella en 1994 tras llegar a Colombia como corresponsal de CNN y conductor del Noticiero CM&, detalló que la ruptura fue mutua y sin resentimientos, con el apoyo incluso de sus dos hijos en común, quienes reconocieron las diferencias entre sus padres. La pareja, que compartió cuatro décadas de su carrera televisiva destacada en programas como Séptimo Día —descontinuado en 2000 y regresado en 2007—, decidió priorizar su felicidad individual sobre las expectativas sociales o religiosas.
Una vida marcada por el alcoholismo y la sobriedad
En el contexto de esta revelación personal, Teodoro también profundizó en su lucha contra el alcoholismo, confesada previamente en el pódcast ¡Qué Locura! a inicios de 2025. Originado en la adolescencia por el divorcio violento de sus padres a los 14 años, el vicio lo llevó a consumir vodka diariamente en el trabajo, con 17 o 18 recaídas antes de lograr la sobriedad, tras 65 días internado en un centro de adicciones en 2006 y su primera asistencia a Alcohólicos Anónimos en 2002. El problema causó episodios graves, como olvidar el nacimiento de su hija Camila y sufrir un infarto hace diez años, momentos en los que Zamorano intervino decisivamente.
«No hay resentimiento por parte y parte, fue una decisión necesaria, de mutuo acuerdo, iniciada por mí».
Manuel Teodoro, presentador de Séptimo Día
El presentador enfatizó la evolución natural de las personas a lo largo de los años, explicando que nadie permanece igual desde los 20 hasta los 65, y que tanto él como su exesposa habían cambiado, lo que lo llevó a pedirle diplomáticamente espacio para estar solo. Ahora, mantienen una buena amistad que, según él, les ha ido mejor a ambos.
«No era por peleas, no hubo cachos, yo no tenía otra, ella no tenía otro».
Manuel Teodoro, presentador de Séptimo Día
«Uno es una persona a los 20, otro a los 30 y otro a los 65. ¿Cómo no van a haber cambios de 30 años para acá? Y esta mujer también cambió (…) Le dije a ella de una forma muy diplomática que yo quería estar solo».
Manuel Teodoro, presentador de Séptimo Día
Teodoro cerró su testimonio reflexionando sobre la impermanencia de la vida y la importancia de no someterse a obligaciones externas por encima de la propia felicidad, una lección aprendida tras superar sus demonios personales y reinventarse en Santa Marta, donde sus hijos respaldaron la decisión familiar.
«Ahora somos buenos amigos. Hasta cierto punto, nos va mejor (…) Nuestros propios hijos estaban de acuerdo en que mami y papi son diferentes. Hicimos lo que teníamos que hacer, lo cual me reconfirma que en la vida no hay nada permanente. Yo no considero que uno deba someterse por obligación a las reglas de una sociedad y una religión, a someter la felicidad de uno».
Manuel Teodoro, presentador de Séptimo Día
«No quiero que tus hijos te vean así, te estás muriendo».
Ana Isabel Zamorano, exesposa de Manuel Teodoro (en 2006)

















