En un choque político que escaló a la arena pública tras la operación en Guaviare, el congresista Miguel Polo Polo, representante de la oposición, dirigió duras críticas a Isabel Zuleta y a David Rozo, conocido como Don Izquierdo, por su postura frente al bombardeo y la respuesta de cada uno en redes sociales. Polo Polo no escatimó palabras y, durante una intervención que se remeció en la Convención Nacional de la Patria, celebrada en el Movistar Arena de Bogotá, dejó en claro su mensaje: “La coherencia la tienen en los pies”. Las publicaciones en X, emitidas tras el encuentro del 3 de noviembre de 2025, se sumaron a un debate que ya venía alimentándose en torno al uso de la fuerza y la responsabilidad política ante bombarderos que dejaron víctimas, entre ellas menores.
Los datos que rodean la controversia conectan a tres figuras públicas: Polo Polo, un representante a la Cámara de la oposición; Isabel Zuleta, senadora del Pacto Histórico; y David Rozo, Don Izquierdo, creador de contenido. La discusión adquirió fuerza tras la operación en Guaviare y las respuestas en redes, donde Zuleta y Don Izquierdo reaccionaron ante las críticas. En el marco de la contienda, la Defensoría del Pueblo informó seis menores muertos, cifra que Medicina Legal elevó a una posibilidad de siete. En la Convención Nacional de la Patria, que reunió a cerca de 15 mil seguidores en el Movistar Arena el 3 de noviembre de 2025, el tema de la infancia y el uso de la fuerza se convirtió en eje de debate y de reflexión para la ciudadanía.
La tensión entre oposición y Pacto Histórico por el uso de la fuerza y la protección de la infancia
En su intervención, Polo Polo afirmó que muchos de sus críticos de hoy, “Dónde estarán los petristas como @ISAZULETA, @DonIzquierdo_ y otros, que se rasgaron las vestiduras cuando dije que en un gobierno nuestro, en 2026, volverían los bombardeos? Salieron indignados a atacarme, pero hoy su mesías Petro bombardeó un campamento guerrillero y terminó matando a varios niños inocentes”. Sus palabras enfatizaron un viraje retórico hacia la denuncia de lo que él percibe como incoherencias en la postura de Zuleta y Don Izquierdo frente a la política de seguridad. En la misma línea, añadió: “Están calladitos… La coherencia la tienen en los pies”. Por su parte, Don Izquierdo sostuvo que ya hubo bombardeos en el gobierno de Iván Duque donde murieron niños y que, si bien no puede vaticinar el futuro, comparte la necesidad de defender la vida de los menores, reclamutando que “la vida de los niños es sagrada, gobierne quien gobierne. Nada justifica que menores —reclutados a la fuerza— terminen muertos en medio de la guerra. Colombia merece que esto se esclarezca y que nunca más un niño pague con su vida los errores de los adultos”. Isabel Zuleta contrastó con un enfoque crítico de la instrumentalización que, según ella, realizan ciertos actores del conflicto: “La instrumentalización que criminales hacen de niñas y niños en el conflicto solo perpetúan la violencia. Tenemos la obligación de enfrentar y erradicar esas prácticas, ni uso, ni utilización, con los niños no!!!” Además, subrayó la necesidad de evitar cualquier uso de menores en frentes de guerra y advirtió sobre las implicaciones del bombardeo, señalando que “Bobardear menores es una infracción al DIH ¿falló la inteligencia militar? Materialmente es muy difícil con la crueldad de estos grupos criminales que reclutan niños, niñas y adolescentes que no los pongan en los frentes de guerra, por lo que si hay bombarderos hay riesgo de infracción al DIH. Evitar a toda costa los bombarderos por los riesgos que representa para los niños es una tarea de quienes buscamos La Paz (SIC)”. Este intercambio dejó en claro que la conversación pública mira de cerca las políticas de defensa, la responsabilidad de líderes políticos y la ética de la presión mediática en torno a la infancia en un contexto de conflicto.
«La coherencia la tienen en los pies» — Miguel Polo Polo
El impacto de estas declaraciones va más allá de un juego de traiciones políticas. Analistas señalan que el debate intensifica la tensión entre la oposición y figuras del Pacto Histórico, y pone bajo la lupa la responsabilidad de líderes y creadores de contenido ante hechos violentos. Las cifras de víctimas y la necesidad de esclarecer responsabilidades se convierten en eje de la discusión, alimentando el llamado a evitar que la infancia sea terreno de disputa partidista y a exigir claridad sobre las decisiones de seguridad que afectan a la población más vulnerable. En definitiva, el episodio reconfigura la manera en que la opinión pública observa la defensa del Estado y los derechos de los niños en un país que continúa buscando la paz y la rendición de cuentas en medio de una confrontación política y social.

















