Esteban Jaramillo Osorio
Mi ídolo en el Once Caldas, es Juan Carlos Henao.
Un acto suyo paralizó por segundos mi vida y puso en alerta mi corazón, cuando con sus brazos milagrosos, enfrentó y dominó el ímpetu vanidoso del Boca Juniors en la Libertadores.
¡Grande, Araña!
Parecidos a él, muchos en la larga historia del club. Futbolistas que alquilaron sus piernas y su clase, pero devolvieron con creces la inversión. Que dieron grandes espectáculos y resistieron el paso del tiempo, en los recuerdos.
Galván goleador histórico, uno de ellos; también Valentierra, con zurda de seda, golpeo exquisito. Henríquez el mas campeón y John Viafara, en el medio, un tractor.
Carlos “Panelo” Valencia por las bandas fue espectacular. Con requiebros técnicos que rompían cinturas.
Elkin Soto, uno de los mejores productos de la casa, con Chicho y Pecoso, firmes estos dos, obreros aguerridos, combativos, tácticos, “duros de matar”.
Con Alonso “Pocillo” López, con Paco Castro y Pipa Botero, quien alguna vez deslumbró a los directivos del Real Madrid que lo quisieron contratar.
Munutti, “El loco” rebelde que alternaba prodigiosas atajadas, con sus frases provocadoras, para incendiar a los rivales y motivar a la afición. Toño Ríos, Nelson Gallego, Oswaldo Marcial Palavecino, quienes desbarataron defensas con sus ataques demoledores.
Dante Homérico Lugo, el flaco Cierra, Pedro Prospiti, goleador y quisquilloso. El “Petizo” Núñez, Oswaldo Galarza, Víctor Hugo Del Rio, gambeteador a la antigua, lleno de fintas, con movimientos técnicos indescifrables.
“Cucaracho” Pérez, futbolista, torero, boxeador callejero y goleador y Walter Gómez, un fino, talentoso, e histórico uruguayo, veterano al llegar, quien produjo incomparables sensaciones con su juego de clase indiscutible.
Nicolás Lobatón, tiene un lugar especial en la memoria. Jugador de condiciones únicas, exquisito, una fiesta con el balón en sus pies… Para muchos el mejor.
Norberto Molina, un zurdo defensor central que marcó un camino en la selección nacional antes de Andrés Escobar.
Mirabelli, un gordito amante de churrascos, cocinero de lujo, depurado en sus habilidades, como un diez creador.
¡Bellos tiempos!
En los últimos años, Dayro Moreno.
Está en la entraña de los hinchas de holocausto, por su torrente de goles influyentes, de reconocida factura.
Mención especial para los profesores Montoya, Osorio, Javier Álvarez y Cuezzo. Hicieron nuestro equipo campeón.
Difícil para todos es construir un ranking justo. Los gustos pasan por los recuerdos. Fueron y son, otras épocas, con futbol y gustos diferentes. Con respaldo al ídolo desde el amor genuino o los desbordes pasionales. Desde el aplauso gratuito o los elogios negociados.
Los ídolos del Once. Fueron tantos que debo presentar disculpas por aquellos que, archivados, deambulan en mi olvido.
Es una forma grata de vivir en el recuerdo, frente a los fiascos de hoy. Esteban J