En el búnker de la Fiscalía General de la Nación, Nicolás Petro solicitó formalmente no recibir la visita de su padre, Gustavo Petro, durante su detención por presunta lavado de activos y enriquecimiento ilícito. La petición, plasmada en una carta dirigida al fiscal Mario Andrés Burgos, se entregó días después de la captura del exdiputado del Atlántico y se dio a conocer dos años después de los hechos.
Este episodio se inscribe en un marco de tensiones familiares y un proceso judicial complejo. Antecedentes de distanciamiento público entre padre e hijo quedaron en evidencia cuando, dos meses antes, Gustavo Petro afirmó que «yo no lo crié». En lo judicial, Nicolás Petro permanece detenido con imputación en curso por lavado de activos y enriquecimiento ilícito; no aceptó cargos, pero mostró disposición a negociar. El reconocimiento de responsabilidad facilitó que se impusiera una medida de aseguramiento menos restrictiva y su movilidad quedó reducida a Barranquilla, conocida como la llamada «Barranquilla por cárcel».
Contexto necesario
Paralelamente, la Procuraduría General de la Nación abrió una investigación disciplinaria contra Nicolás Petro, independiente de los hechos de la campaña presidencial. El origen de la investigación se sustenta en testimonios de Day Vásquez, ex pareja de Nicolás, y en chats filtrados que mencionan entregas de dinero en efectivo vinculadas a la Fundación Conciencia Social (Fucoso). En las conversaciones destacan indicaciones sobre discreción en la entrega de fondos, resumidas en la frase que aparece en los diálogos: «Amor, entre mayor reserva mejor».
Entre los detalles que arroja este expediente aparece una conversación atribuida a Gustavo de la Ossa, líder de la fundación, que describe pagos y facturación. En las citas que circulan se mencionan montos y condiciones que han sido objeto de análisis durante las investigaciones: «el médico va a ganar 2 millones, pero solo son 8 días, de lunes a jueves, de 8 a 12 de la mañana, pero me tiene que facturar 5 millones».
La dinámica del caso se entrelaza con el proceso electoral y la imagen pública de la familia presidencial. Aunque Nicolás Petro decidió ir a juicio para demostrar su inocencia, el tramo judicial se superpone a la campaña y a la percepción pública de la administración nacional, en medio de otras pesquisas y de la atención de los medios sobre una posible repercusión política local y nacional.
«Doctor fiscal Mario Andrés Burgos, fiscal de mi causa, le informo que no es mi deseo recibir la visita de mi señor padre Gustavo Petro por razones personales» – Nicolás Petro
«Amor, entre mayor reserva mejor» – Nicolás Petro
«el médico va a ganar 2 millones, pero solo son 8 días, de lunes a jueves, de 8 a 12 de la mañana, pero me tiene que facturar 5 millones» – Gustavo de la Ossa
«No, cuatro meses porque no lo necesitamos realmente. Para cuadrar todo yo dije en el programa que sería un mes, pero estoy acomodando todo para que nos dé la cifra» – Gustavo de la Ossa
La historia, además, registra que la Procuraduría abrió una investigación disciplinaria contra Nicolás Petro de manera independiente a los hechos de la campaña, mientras emergen conversaciones que hablan de entregas de dinero y de la necesidad de mantener discreción. En este contexto, la negativa a la visita se enmarca en una cadena de tensiones, investigaciones y estrategias para afrontar un caso que trasciende lo judicial y alcanza el terreno político y mediático.
















