No hay derecho…

Compartir en redes sociales

El mejor ejemplo de cómo el interés de unos particulares se impone sobre el general, se presenta cada fin de año en el municipio de Pensilvania. Las calles de la ciudad literalmente se las toman personas montando a caballo, mientras la gente hace malabares para esquivarlos .

Por esta época al pueblo llegan centenares de personas oriundas del municipio y que viajan a pasar al lado de sus seres queridos y a intentar caminar por las calles del poblado, atiborradas de visitantes que salen a caminar y de un tiempo para acá , de caballistas.

Mientras la ciudadanía insiste a las autoridades locales en la propuesta de que se permitan las cabalgatas a las afueras del casco urbano, la gente que en masa sale a caminar los días 30 y 31 de diciembre , sigue expuesta al deprimente espectáculo de los amantes de montar a caballo

Mientras tanto, el silencio complaciente de las autoridades locales es el que predomina.

Sigue leyendo