* Sería tanto como abolir lealtad y voluntad de excelencia.
* Sin ética no es periodismo, es otra cosa cualquiera, con el nombre que fuere.
¿Abolir la excelencia lealtad y normalizar por costumbre un periodismo sin ética para dejarlo a discreción de la ley del mercado por oferta y demanda?. ¿Se impone finalmente el periodismo industrial mediático sin ética?.
La pregunta está sobre la mesa de discusión sobre el destino del periodismo en medio de la incertidumbre por la crisis desinformadora que tiene en vilo a la democracia en sociedades con ejercicio del derecho a la libertad de expresión y conciencia.
Ante la duda admitida como dilema para algunos, hay que sobreponer la realidad esperanzadora del alivio que concede ver periodistas con capacidad, voluntad y vocación de excelencia en su servicio público a la sociedad con entrega y profesionalidad verificada. Genuinos soldados del periodismo poniendo el pecho frente en alto en la diversidad de medios y plataformas donde sirven sus contenidos veraces al público. Irrefutable, hay periodismo potable en periodistas leales.
Hay un periodismo en la misma primera línea de servicio público limpio, de calidad, joven con futuro, en centenares de iniciativas, procesos, programas, medios en ecosistema digital que son salvaguarda del derecho a la Información, a saber, en el mapa global donde no existe la tiranía mordaza de regímenes totalitarios. En el ámbito del periodismo autónomo con respaldo de las audiencias, hay ética fidedigna por esencia. El periodismo en simbiosis con su comunidad en círculo virtuoso sabe que su ética es su propio oxígeno y no se puede ahogar por cuenta propia. Alcanza a parecer en su sustento un organismo autótrofo, genera su nutriente vital imprescindible, ética pura.
La desgracia del periodismo desviado, desnaturalizado, es su autoengaño con el espejismo de negocios y poder convertido en mascota de poderes públicos, políticos, económicos y hasta ilegales como ocurrió en los años ochentas y noventas del siglo veinte con casos conocidos con el narcotráfico y otros actores ilegales.
Tampoco es posible tapar el sol con un dedo para negar que hay periodistas corruptos, que hay periodistas subordinados por contratos y pautas de propaganda oficiales, gobiernos que gastan erario en tales prácticas. Hay periodistas convencidos de ser vedettes celebridades de farándula espectáculo deleznable en su lugar equivocado de éxito monetario social. La novela de éstos malos hábitos se repite en círculo viciado. La gente no confía por cuenta de estos identificados por quienes no tragan entero. El irrespeto viraliza carteles con rostros y acusaciones de venalidad y perfidia. Grave realidad.
El periodismo de orilla ideológica manifiesta en campaña polarizante cae en crisis de credibilidad cuando se disfraza de contrapoder al servicio de la orilla de poder que disputa la posición política a sus adversarios en el timón de lo público. No son creíbles por el sesgo manifiesto en oposición recalcitrante después de haber sido defensores a ultranza con beneficios en el poder público que atacan desde el proceso de relevo. Periodismo y periodistas cuyo fin sea la cúspide de poder, fama y estrato socioeconomico es un anatema.
Está la pregunta para todos en la discusión y vigilancia constante sobre la realidad y destino presente y futuro del periodismo factor determinante en democracia real, por costumbre ¿morirá la ética en el periodismo y será normal como si nada este sin su esencia?. Para quienes viviremos hasta fin en la esencia de la vocación por la verdad real, verificable en hechos reales, si prevalece por tendencia como en ciertos abogados y políticos que la abolieron en ellos y sus apóstoles, periodismo sin ética será hasta su extinción un zombie, impostor, por carencia de pulmones, integridad y espíritu. A éso quedara degradado en descomposición.
Periodismo sin ética es apócrifo, cuerpo sin alma, engaño.
Escrito por Hernando Ayala M Periodista Mail disnnet@gmail.com.