La Veintitrés Manizales reporta que se ha difundido una oración dirigida a San Alejo para alejar enemigos y personas negativas. En la tradición católica, San Alejo es considerado el patrono de los pobres y desamparados, un título que ha sido reconocido por diversas congregaciones religiosas y por la Arquidiócesis de Bogotá. La plegaria, que circula entre fieles, se utiliza para pedir protección frente a la envidia y ante quienes buscan hacer daño, especialmente en tiempos de Cuaresma.
El relato histórico sitúa a San Alejo como originario de Roma, con vinculaciones en Edesa, Siria, y describe un periodo de diecisiete años de pobreza tras abandonar la ciudad eterna. En el siglo XV fue declarado patrono por los Hermanos de San Alejo y, en 1817, la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María lo designó patrono secundario. En Colombia, la Arquidiócesis de Bogotá enmarca estos hitos dentro de la devoción que hoy se comparte entre comunidades, con la explicación de que la intercesión de los santos se manifiesta durante la Cuaresma y en la vida diaria de los fieles.
La devoción a San Alejo en la Iglesia colombiana
La Arquidiócesis de Bogotá subraya que la devoción a San Alejo se enmarca en la tradición de pedir intercesión a los santos. Se lo contempla como un protector frente a enemigos y envidias, y como un modelo de defensa de los más necesitados, en consonancia con la misión de la Iglesia durante la Cuaresma y la vida de los fieles.
«Oh, glorioso San Alejo santo bienaventurado! Tú que tiene el poder de alejar todo lo malo que rodea a los siervos del Señor, haz que sea invisible para mis enemigos; aléjame de Satanás, aléjame de la envidia, escóndeme donde no me puedan encontrar los que quieren causar mi perdición. San Alejo bendito: por la Santísima Virgen María, por su amado Hijo Jesucristo y por la gracia del Espíritu Santo, ten piedad de mí y no desoigas mi pedido.» – Oración a San Alejo (texto tradicional)
«Una característica de los santos y beatos colombianos es la conciencia social y la vida con los pobres. El amor a Dios se traduce en una dedicación total al prójimo», detalló en su momento monseñor Pedro Mercado, presidente del Tribunal Eclesiástico de Colombia, citado por la arquidiócesis
En este marco, la Iglesia y la prensa católica destacan también a la Madre Laura Montoya, canonizada en mayo de 2013. Con más de 1.000 discípulas a cargo y una presencia que se extiende a 21 países, la obra de Laura Montoya llegó a regiones como Chocó, Haití y África, evidenciando la “conciencia social y la vida con los pobres” que caracterizan a los santos colombianos, según la Arquidiócesis de Bogotá.
















