Periodismo, odio y salud mental

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Por HERNANDO AYALA MELGAREJO

Sentir a un periodista enajenado por la plaga del odio, es lugar equivocado peligroso.

La industria mediática aumenta cada día su vínculo con la psiquiatría. No es lugar seguro para la salud mental de sus trabajadores y menos para los usuarios.

Detectar la presencia del odio en el ejercicio del periodismo es alarma suficiente para saber que el espacio donde ocurre esta anomalía no es sano y su contaminación se propaga como el aire envenenado con armas químicas que paralizan y suprimen la autonomía hasta la anulación de la consciencia de quien se permitió caer en ésa trampa.

Permitir ser vulnerado en la más sagrada dignidad humana, su libertad de conciencia para caer en la anulación de la autodeterminación con la toma de decisiones mal informadas, plagadas de alteraciones, distorsión, manipulación de la realidad mediante la exacerbación de emociones, pasiones primarias, sin discernimiento, es más grave que caer en manos de quien ha sometido la voluntad de alguien con escopolamina. Emburundangamiento en sobredosis. Hay manejos estratégicos de industria electoral mediática que siguen sucediendo desde la escuela Goebels hoy transmedializada en la multiplicidad de formatos y plataformas. La industria negocio del engaño se refina y sofistica cada día hasta los alcances de la IA inteligencia artificial aplicada al timo. Enajenacion embrutecimiento consentido.

La semana de salud mental con epicentro en octubre diez habla de fomentar mejores prácticas para potenciar su fortalecimiento y prevenir su deterioro, en el lugar de trabajo para todos en la vida laboral. El periodismo tiene un desafío de alta responsabilidad frente al diagnóstico del creciente catálogo de amenazas y afectaciones que incapacitan cada día más profesionales en la industria de la información publicada por los negocios mediáticos y sus crisis de rentabilidad y credibilidad. Ser periodista asalariado en medios tiene poco que ver con el ejercicio profundo, reflexivo y sapiente que tuvieron los grandes cronistas, relatores épicos en la historia de la profesión.

Hoy la velocidad y multiplicidad de tareas, volumen de contenidos exigidos, poca verificación y contraste de evidencias y fuentes, arrasa la psicología del trabajador periodístico rango tropa. Qué decir de la imposición de agenda de los dueños de medios o estrategias con sesgos que terminan involucrando hasta niveles de distorsión cognitiva, ideológica a mandos editoriales de la estructura mediática. El panorama es cada vez más depredador de la salud mental emocional del trabajador en periodismo.

Los niveles de estrés, saturación, ansiedad, agotamiento, sometimiento a condiciones adversas al bienestar psicososial del periodista en entornos de alta complejidad y toxicidad emocional, cognitiva como los entornos digitales del poder y sus confrontaciones conflictivas, minan la resistencia mental del trabajo en periodismo con detrimento creciente de su calidad informativa. Las presiones, amenazas y velocidad de trabajo del periodista siglo veintiuno era digital, son exponenciales frente al desempeño de mayor reflexión y tiempo creativo que tuvo el gran periodismo de fondo y excelencia con prestigio, confianza y credibilidad en el siglo veinte. Mayor esfuerzo con máxima responsabilidad antaño. Vigencia atemporal o duradera en el periodismo de géneros mayores, serios. Hoy todo es instantáneo, emocional y perecedero ya. Las presiones, desconfianza y descalificación de todo tipo de audiencias, pesan demasiado.

“La salud mental en el lugar de trabajo” es asunto serio, relevante en cada entorno laboral en el tiempo que se vive con mayor incertidumbre. Los entornos laborales del periodismo en empleo formal, no pueden soslayar, mirar de lado, éste factor determinante en la integridad de los profesionales generadores de su esencia, el contenido informativo, editorial, que da vida o caso contrario ahoga la existencia del medio periodístico. Al margen de la industria mediática está la masa periodística independiente, alternativa, sin empleo formal que es la mayoría. Por la salud mental de todos los periodistas fuera de nómina ¿quién responde?. Un derecho fundamental para verificar su gobernanza en tan delicado renglón.

*Acto Editorial escrito por Hernando Ayala M Periodista colombiano: Mail disnnet@gmail.com

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