La Veintitrés Manizales informa desde su sede que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, acusó al secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, de cometer un crimen de guerra al ordenar ataques cinéticos contra cuatro buques en el Pacífico oriental, presuntamente operados por Organizaciones Terroristas Designadas vinculadas al narcotráfico. La operación, realizada en aguas internacionales del Pacífico oriental, dejó catorce narcoterroristas muertos y treinta y ocho detenidos, con un sobreviviente que permanece buscado con la ayuda de México. En Europa se reportó la incautación de cocaína: siete toneladas en contenedores de gran barco en puertos y casi ocho toneladas más incautadas en aguas cercanas a Europa. No se registraron heridos entre las autoridades estadounidenses y la acción involucró cuatro buques atacados en tres ataques cinéticos.
El choque de narrativas llega en un contexto de debate público sobre la política antidrogas de Estados Unidos, históricamente basada en bombardeos, que Petro ha criticado públicamente. El mandatario sostiene que las incautaciones realizadas sin violencia, como las ocurridas en Europa, demuestran un camino alternativo para combatir el narcotráfico sin costo humano. Petro afirmó que las siete toneladas de cocaína incautadas en Europa estaban en contenedores de gran barco, y reiteró su acusación de que lo que hace el secretario of War es un crimen de guerra. Además, sostuvo que la cocaína acumulada estaba en contenedores en puertos y en una lancha rápida, subrayando que esas operaciones no provocaron muertes entre civiles ni personal de las fuerzas, en contraste con lo que describe la actuación estadounidense. En su visión, el Departamento ha dedicado más de dos décadas a defender otras patrias; ahora, defiende la nuestra, rastrear a los narcoterroristas, conectarlos con redes y, después, cazarlos y eliminarlos.
Disputa entre Petro y Hegseth agita la relación bilateral
El desarrollo de estos hechos ha tensionado la relación entre Colombia y Estados Unidos, mientras se mantiene un intenso debate sobre métodos para enfrentar el narcotráfico y las implicaciones diplomáticas de cada estrategia. El ataque a las cuatro embarcaciones se llevó a cabo en aguas internacionales y, según las autoridades estadounidenses, no dejó heridos. En la desagregación de las muertes, ocho narcoterroristas fallecieron a bordo del primer buque, cuatro en el segundo y tres en el tercero; hay un sobreviviente que está siendo buscado con cooperación de México. También existen indicios que señalan que una de las lanchas bombardeadas podría ser colombiana. En Rtvc se reporta que, en el segundo ataque, habría desaparecido o muerto un pescador colombiano identificado como Audenis Manjarrés, primo de Alejandro Carranza, lo que añade complejidad a la evaluación de los daños y el impacto regional.
«Las siete toneladas de cocaína que incautamos en Europa estaban en contenedores de gran barco, y no matamos a nadie. Eso que hace señor Secretario of War es un crimen de guerra» – Gustavo Petro, Presidente de Colombia
«La cocaína estaba en contenedores en puertos y una lancha rápida.» – Gustavo Petro, Presidente de Colombia
«El Departamento ha dedicado más de dos décadas a defender otras patrias. Ahora, defendemos la nuestra. Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al-Qaeda, y recibirán el mismo trato. Los rastrearemos, los conectaremos con redes y, luego, los cazaremos y los eliminaremos» – Pete Hegseth, Secretario de Defensa de los EE. UU.
«El Departamento ha dedicado más de dos décadas a defender otras patrias. Ahora, defendemos la nuestra…» – Pete Hegseth, Secretario de Defensa de los EE. UU.
La historia, además, alimenta un intenso debate público sobre la estrategia antidrogas y su impacto humano, así como posibles consecuencias diplomáticas. Aunque las autoridades de Estados Unidos señalan que no hubo heridos entre su personal, las cifras de los enfrentamientos y las detenciones, junto con las discrepancias sobre el papel de las doctrinas de uso de la fuerza, dejan claro que estas son horas de marcada tensión entre Bogotá y Washington. En lo que respecta a la cooperación internacional, el caso evidencia la necesidad de acuerdos claros sobre acciones militares frente a redes narcoterroristas y sobre la coordinación en la lucha contra el narcotráfico que atraviesa océanos y continentes.
















