El presidente Gustavo Petro, desde Colombia, lanzó un mensaje público en el que afirma que la política anticrimen centrada en la muerte está en fracaso total y propone un giro hacia la seguridad humana. Aunque no se especificó una fecha en el material, el mandatario dejó claro que su crítica no es meramente nacional, sino que se inscribe en un marco internacional al mencionar genocidios en Sudán y Gaza y muertes que se extienden al Caribe y Brasil, como ejemplos de las consecuencias de la táctica vigente.
El mensaje se emite en un contexto global donde la discusión sobre treguas en Medio Oriente continúa y la Casa Blanca ha señalado que las “pequeñas escaramuzas” por parte de Israel no rompen la tregua. En este marco, Petro argumenta que la seguridad no puede sostenerse sobre la base de la violencia y la muerte, sino que debe orientarse hacia la vida y la protección de las comunidades. No se reportaron cifras numéricas en el material recibido, pero la afirmación central es clara: la seguridad humana debe ocupar el núcleo de las políticas públicas y regionales, especialmente en América Latina, que según el Presidente ha visto crecer la violencia bajo la lógica de la annihilación.
Petro propone seguridad humana frente al fracaso de la política anticrimen centrada en la muerte
«Genocidio inmenso en Sudán, sigue el genocidio en Gaza, se extiende la muerte en el Caribe, más por los misiles que por el huracán; la mayor de la muerte la traen a América Latina, los nazis de Bolsonaro en Río de Janeiro, la política anticrimen centrada en la muerte está en fracaso total» – Gustavo Petro, Presidente de Colombia
«La seguridad humana es el camino. No queremos caminos sembrados por cadáveres y bombas, queremos un camino de seguridad sembrado por la Vida.» – Gustavo Petro, Presidente de Colombia
La declaración, situada en un marco internacional de debates sobre seguridad y violencia, busca abrir paso a una visión que priorice la vida y la prevención por encima de la coerción. En este sentido, la crítica a la política anticrimen centrada en la muerte y la propuesta de seguridad humana se presentan como un cambio de paradigma para Colombia y la región, con un énfasis en la vida de las comunidades y la protección de derechos frente a las dinámicas de violencia que afectan a distintos escenarios geográficos, desde Sudán y Gaza hasta el Caribe y Brasil. A falta de cifras concretas, la intervención subraya una orientación estratégica que pretende situar la seguridad en el centro de las políticas públicas y la cooperación internacional.
















