El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció un incremento del salario mínimo del 23,7 por ciento para el año 2026, medida que entrará en vigencia a partir del 1 de enero y que busca mejorar las condiciones de vida de los trabajadores al cubrir mejor la canasta familiar, estimada en 3,2 millones de pesos para una familia de cuatro personas. El anuncio, realizado a través de Instagram y la cuenta oficial de la Presidencia, generó inmediatas críticas del empresario y candidato al Senado por el Centro Democrático, Mario Hernández, quien lo calificó como un «regalo de Navidad» que encarecerá productos y servicios en todo el país.
Desde su cuenta en la red social X, Hernández cuestionó la viabilidad de la decisión, argumentando que un alza salarial sin respaldo en productividad afectará la competitividad nacional e impulsará la inflación, dado que muchos precios están indexados al salario mínimo. Esta postura se une a un coro de voces del sector empresarial que ven en la medida riesgos para el empleo, la informalidad y la economía en general, mientras el gobierno y los sindicatos la defienden como un paso hacia la justicia social y el estímulo al consumo.
Empresarios alertan sobre impactos negativos
Jaime Cabal, presidente de Fenalco, describió el anuncio como una «farsa y burla institucional para el sector productivo del país», calificándolo de «anticipada, unilateral y abiertamente populista». En su opinión, imponer un aumento de esta magnitud ignorando variables técnicas y la productividad equivale a «pan para hoy y hambre para mañana», con las mipymes y empresas formales asumiendo el costo en forma de desempleo, informalidad y carestía.
«Cuando el salario mínimo sube 23% sin productividad detrás, perdemos competitividad y sube la inflación. Además, mucho está indexado al salario mínimo, así que todo se encarece”
Mario Hernández, empresario
Bruce Mac Master, presidente de la Andi, fue aún más contundente al tildarlo de «uno de los mayores actos de populismo de la historia de Colombia», señalando que el gobierno se muestra generoso con recursos que pagarán las pequeñas y medianas empresas, así como las firmas formales.
«El regalo de Navidad del presidente todo más caro a partir del 1 enero /26”
Mario Hernández, empresario
«No es estar en contra de que la gente gane más; es entender que sin productividad, el efecto es el contrario”
Mario Hernández, empresario
Gobierno y sindicatos celebran la medida
Por el contrario, desde el Ejecutivo, el ministro del Interior, Armando Benedetti, respaldó la iniciativa al destacar la presión de los trabajadores por mayores ingresos y criticó el modelo económico colombiano, afirmando que «aquí no hay capitalismo, aquí ha fracasado» y que el país siempre ha dependido del petróleo, como lo ha reconocido el propio presidente.
“La presión de los trabajadores a sus empleadores va a ser en ese sentido de ganar muchos más recursos para ello”
Armando Benedetti, ministro del Interior
Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), lo calificó como «un acto de profunda justicia social para los trabajadores colombianos», previendo que el mayor poder adquisitivo impulsará la dinámica económica mediante un aumento en el consumo de bienes y servicios en los hogares, según datos del Dane.
“En la medida en que tengan los trabajadores o un sector de la población mejores recursos, con absoluta seguridad va a haber una dinámica adicional de la economía y especialmente en el consumo de bienes y servicios, lo que llama el Dane, el consumo de los hogares en Colombia… Eso es lo que va a pasar aquí”
Fabio Arias, presidente de la CUT
El debate alrededor del anuncio refleja las divisiones profundas entre el gobierno y los gremios empresariales, con defensores enfatizando la necesidad de elevar el salario para contrarrestar el costo de vida y críticos advirtiendo sobre inflación, pérdida de competitividad y mayor informalidad, en un contexto donde la medida se percibe como populista por unos y esencial por otros.
