La separación física entre el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y su esposa Verónica Alcocer se ha convertido en el eje central de un intenso debate público durante 2025, marcado por sanciones internacionales como la inclusión de ambos, junto a su hijo Nicolás Petro, en la Lista Clinton del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Petro confirmó esta situación mediante un mensaje directo en la red social X, donde aclaró que Alcocer se encarga del cuidado de sus hijas en el tiempo que él no dispone, enfatizando que no se ha utilizado un solo peso de recursos públicos para ella desde la separación. Este anuncio se suma a controversias por los viajes y actividades de Alcocer sin la presencia del mandatario, incluyendo destinos como China, Egipto, Dubái, los Juegos Olímpicos de París en 2024 y el funeral del papa Francisco en abril de 2025, donde representó al país junto a la canciller Laura Sarabia y el embajador Alberto Ospina Carreño.
Alcocer ha mantenido un rol activo en iniciativas institucionales, como visitas a cárceles desde 2024 en ciudades como Montería, Sincelejo, Santa Marta y Barranquilla, enfocadas en la resocialización y reconciliación. Para el 4 de septiembre está prevista su presencia en la Cárcel La Picota de Bogotá, donde interactuaría con 58 reclusos, una actividad que ha generado críticas de figuras políticas como la periodista Vicky Dávila. Estos eventos se desarrollan en medio de cuestionamientos sobre el uso de recursos públicos, su rol institucional y el origen de fondos para sus desplazamientos, todo ello agravado por la sanción de la Lista Clinton que afecta a la familia Petro.
Polémica en Suecia y regreso discreto
Uno de los episodios más controvertidos ocurrió en Suecia, donde un reportaje del diario Expressen reveló una estadía de lujo de Verónica Alcocer en Estocolmo tras su inclusión en la Lista Clinton, coincidiendo con negociaciones para la compra de 17 aviones Gripen de la empresa sueca Saab por más de 16 billones de pesos. Petro calificó esta publicación como un ataque directo a su familia y Gobierno. Alcocer regresó discretamente a Colombia el 14 de diciembre, aterrizando en el Aeropuerto El Dorado tras un periplo que incluyó salidas desde la Casa de Nariño. En el contexto de estos viajes, surgió una anécdota cuando Alcocer admitió públicamente: «No hablo inglés», lo que alimentó especulaciones sobre su participación en foros internacionales.
«Verónica cuida a mis hijas en el tiempo que no me queda. Ni un solo peso público ha salido para ella desde que estoy separado»
Gustavo Petro, presidente de Colombia
Frente al torbellino de especulaciones en redes sociales, Petro defendió su privacidad personal con la frase: «Lo que pase en mi corazón es asunto mío». Por su parte, Alcocer llamó a la reflexión colectiva sobre el impacto de las plataformas digitales, urgiendo a la sociedad a reconstruirse desde el respeto, la empatía y la verdad, en lugar de permitir que el odio y la mentira guíen la convivencia. Estas declaraciones se enmarcan en un año de tensiones que han puesto en jaque la imagen pública del Gobierno, con la separación física no solo como un asunto privado, sino como catalizador de debates sobre transparencia, fondos estatales y el papel de la primera dama en la agenda nacional.
«Como sociedad, necesitamos detenernos y reflexionar sobre lo que estamos construyendo en las redes sociales: el odio y la mentira no pueden convertirse en las fuerzas que guíen nuestra convivencia. Necesitamos reconstruirnos desde el respeto, la empatía y la verdad»
Verónica Alcocer, esposa del presidente

















