La Policía Nacional de Colombia ordenó el traslado de nueve oficiales especializados en inteligencia y criminalística a zonas críticas del país, mediante una resolución firmada el 22 de diciembre por el brigadier general William Rincón Zambrano, director de la institución. Entre los afectados figuran los mayores Kevin Castaño Flórez, destinado a Arauca; Lorena Marcela Fonseca López, enviada a Guainía; Edwin Apolinar Grimaldo y Fabián Chávez Herreño, reubicados en Norte de Santander; así como el coronel Julie Katherine Ruiz, entre otros, hacia regiones como Caquetá, Vaupés, Risaralda y Santa Marta. Oficialmente, la medida responde a necesidades del servicio para fortalecer la gestión del orden público en épocas electorales, y los oficiales reciben una prima de instalación, aunque fuentes internas señalan que responde a riesgos elevados, represalias y amenazas de muerte derivadas de sus investigaciones, como la relacionada con Diego Marín, alias “Papá Pitufo”.
Al menos dos de estos oficiales han denunciado formalmente amenazas, en un contexto de solicitudes de medidas de protección que han sido presentadas ante las autoridades. Los traslados forman parte de una reestructuración que genera inquietud en las filas policiales, con percepción de tensiones internas y posibles represalias, según reportes de fuentes cercanas a la institución. Altas fuentes confirman que los movimientos se basan en criterios operativos, pero el momento coincide con operativos sensibles contra el contrabando en Antioquia y la infiltración de “Papá Pitufo” en la Policía Fiscal y Aduanera.
Amenazas explícitas contra los investigadores
Los oficiales trasladados han recibido mensajes intimidatorios que aluden directamente a sus labores investigativas. El coronel Julie Katherine Ruiz, quien fue retirada de su misión en Washington D.C. y es cercana al exministro Iván Velásquez, destaca entre los casos, al igual que otros con antecedentes en noviembre, como el mayor Carlos Alberto León, enviado a Tibú en Norte de Santander, y la capitana Natalia Velásquez, reubicada en Puerto Rondón, Arauca. Estos movimientos se han intensificado desde la llegada de Rincón Zambrano a la dirección, en un patrón que genera preocupación por la seguridad de los uniformados dedicados a combatir el crimen organizado.
“Van a sufrir ustedes y sus familias y ojalá todos los que trabajen en su empresa para trasladarlos y no dejarlos en paz. Se van para la mieerda (sic), van a pagarlo, se pudieron de valientas (sic) y empoderados. Pues se les acabó el cuarto de hora.”
Mensaje amenazante recibido por oficiales trasladados
La reestructuración policial, enmarcada en la preparación para comicios electorales, deja un saldo de nueve oficiales reubicados en fronteras y zonas de alta conflictividad, donde deberán continuar su labor bajo mayor exposición. Fuentes internas expresan malestar por lo que perciben como una respuesta a sus éxitos investigativos, en un momento en que la institución busca reafirmar su control territorial frente a amenazas persistentes.

















