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Por una uña Matorel, por una uña…Deja de joder

Esteban Jaramillo Osorio

Diez fechas sin ganar, algo impresentable. Los relevos no funcionaron. Volvieron los descaches de Riquett y la deserción de Jorge Cardona. Los errores del Once Caldas que abrieron el camino a la victoria matecaña.  Los desbordes de Barrios, los patinazos de Dayro, la ingenuidad de Alejo y las opciones perdidas. La ley del ex. Tres que pasaron por el Once, armaron el triunfo.

El gol anulado a Niche Sánchez, fue un atentado a la geometría en la explicación del VAR y una mano perversa del árbitro quien no vio, o no quiso ver, dos penaltis contra Dayro

La jugada de Sánchez, para verla y repetirla por sus pases y desbordes, borrada por el reglamento, el punto de partida para el dominio técnico y territorial del Once Caldas, que se prolongó durante el primer periodo.

El hecho ocurrió después del imperdonable desliz defensivo, colectivo, del Blanco, a los tres minutos, en el primer ataque matecaña, cuando sus defensas no habían despertado de la siesta.

La tarde se enfadó luego con el futbol. El Once fue otro.

Aparecieron sus defensores aparatosos, descoordinados y desbordados, poniendo en aprietos su zona, con la común deserción de Cardona, a quien le duelen más los golpes que a los demás futbolistas.

Pegadores en su reacción los del Pereira, empeñados en el juego sucio para controlar a los rápidos volantes y delanteros visitantes, lo que no deslegitima su nítida victoria.

Más tarde las variantes. Pensadas, pero mal ejecutadas. Todos los sustitutos, fuera del ritmo del partido.

El Once acudió de nuevo a la ineficaz fórmula del futbol aéreo que dividió el balón en el área contraria.

Algo inaceptable porque las mejores opciones, incluida la del único gol legal y el anulado, corrieron por cuenta del futbol elaborado.

Frecuentes fueron los errores. En ambos goles en contra, la defensa estaba “enloquecida” y los ejecutores gozaron de la generosidad de los espacios. No sabe defender el ataque. Garrafal la pérdida de balón de Alejo Garcia, cuando volcado al ataque el Once quería resolver una acción favorable.

La ley del ex, Cabrera, Torres, Marcos Pérez, quienes nada dieron en Manizales, fueron los redentores del Pereira.

Fueron pasajes, los finales, con futbolistas revolucionados, con tensión al límite, improductividad atacante sin consistencia y sin confianza.

El Once tuvo dinámica creativa que se agotó muy rápido. No le faltaron las opciones de gol, ni los descaches de Riquett. Hasta ahora Tamayo no es Patiño. No fue el mismo Mateo con Mejía, que sin él. A su lado disminuyó su rendimiento. Lo previsto, Deinner Quiñonez, pan de un día, hambre en el siguiente. Demasiado discontinuo. ¿Perdurará la paciencia?

Esteban J.

Columna de opinión

Las opiniones expresadas en las columnas de opinión son de exclusiva responsabilidad de su respectivo autor y no representan la opinión editorial de La Veintitrés.

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