En cuestiones geopolíticas, la historia ofrece una vía para la comprensión de los conflictos entre dos pueblos. Es posible rastrear cuáles fueron los acontecimientos que desencadenaron el conflicto, así como definir qué es lo que busca cada pueblo. Sin embargo, el conflicto Israel – Palestina tiene tantas aristas, tantos actores y se ha mantenido encendido durante tanto tiempo que su reconstrucción histórica resulta compleja. Con todo, es necesario conocer las raíces del conflicto para entender los últimos hechos de violencia que tuvieron lugar el pasado 7 de octubre en el festival de música de Reim, y que se han venido extendiendo hasta hace algunos días cuando se pacto una tregua.
Por Camilo Camargo
Historia del conflicto
Muchos están de acuerdo en que la raíz del conflicto se debe a diferencias de orden religioso. Aunque esta interpretación resulta reduccionista, lo cierto es que en el fondo el Estado de Israel se concibió en sus inicios como un Estado-Nación cuyo territorio y soberanía cobijara a la población judía, que ha sido históricamente perseguida. Los palestinos, que profesan el Islam, vieron cómo su territorio fue cedido sin que pudieran hacer mucho al respecto.
Orígenes modernos del conflicto: una promesa imposible de cumplir…
Esta disputa por el territorio se remonta incluso al siglo XIX. Durante esa época, en Europa reinaba el antisemitismo. Los judíos eran brutalmente perseguidos. Como respuesta, Theodor Herzl, periodista judío de origen austrohúngaro, funda el Sionismo. Este movimiento, basado en la figura de la mítica Sión, propuso el establecimiento de un Estado que albergara y protegiera a la población judía; pensó en diferentes localizaciones, pero la ciudad de Jerusalén terminó por imponerse. Por décadas, esta propuesta se difundió y popularizó, pero no se materializó.
No fue sino hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que el Imperio Británico le prestó oídos y voluntad al Sionismo. En 1917, mediante la declaración Balfour, el Imperio Británico anunciaba que:
“El Gobierno de Su Majestad contempla con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político de los judíos en cualquier otro país.”
La declaración Balfour obedecía, entre otros motivos, a la promesa que había hecho el Imperio Británico a los judíos por un empréstito que apoyaba su causa en la Primera Guerra Mundial, y a su deseo por controlar el Canal de Suez, situado en Egipto, y así ampliar su presencia en Oriente Medio. Vale la pena recordar que el Imperio Británico estaba prometiendo un territorio que para el momento se encontraba bajo el Imperio Otomano.
Por esos años, Palestina y otros territorios árabes buscaban su independencia del Imperio Otomano, que luchaba contra los países europeos. Los árabes aprovecharon la conmoción mundial de la Primera Guerra para conseguir este objetivo. En resumidas cuentas, el Imperio Británico y Francia encontraron allí una oportunidad para debilitar a un poderoso enemigo, y terminaron apoyando las causas independentistas. Este apoyo puede verse en la famosa correspondencia Husayn (jerife y representante de la población árabe) y McMahon (diplomático del Imperio Británico).
Como resultado de este apoyo de los países árabes, se sobreentendió que el Imperio Británico apoyaría y reconocería, entre otros territorios, a Palestina. En 1922, cuatro años después de finalizada la Primera Guerra, cayó el Imperio Otomano. Entre el Imperio Británico y Francia se repartieron el control de los países árabes amparándose en la figura de Protectorado. La promesa de reconocimiento a Palestina empezó a ser más que dudosa, teniendo en cuenta que ya les habían prometido a los judíos un Estado en ese mismo territorio.
Palestina reaccionó contra este nuevo colonialismo británico y a la masiva migración judía. Tenemos, por ejemplo, el levantamiento de al-Buraq en 1929, los disturbios de 1933, la gran revuelta (al-Zawra al-kubra) árabe que tuvo lugar entre 1936 y 1939. Estas reacciones dejaron muchísimos civiles judíos muertos, lo que agudizaba las tensiones.
Como si fuera poco, para la década de 1940 tuvo lugar el lamentable Holocausto por parte del III Reich: millones de judíos fueron perseguidos, confinados en campos de concentración y asesinados. Trataban de huir de Europa, pero no eran bien recibidos en ningún lugar. Es famoso el caso del SS Éxodo, un barco con más de 4500 judíos sobrevivientes del exterminio que atracó en el puerto de Haifa, en la Palestina que estaba bajo dominio británico. Como los palestinos no los dejaban desembarcar allí, se sometieron a una huelga de hambre. Este terrible acontecimiento no dejó dudas acerca de la necesidad de un Estado que los protegiera.
Así pues, en 1947, los británicos pretendieron desembarazarse de este problema y cedieron la solución a las Naciones Unidas. Estas resolvieron la partición del territorio de Palestina en dos Estados: uno judío y otro árabe. A Palestina le dejaron Cisjordania, Gaza y otros dominios; mientras que Israel se quedó con cerca del 55% del territorio que originalmente ocupaba Palestina.
Esta decisión fue y es ampliamente criticada por considerarse arbitraria; además, fue el punto de partida de posteriores tensiones, pues los árabes rechazaban que les quitaran parte de su territorio, mientras que los judíos pedían una tierra sin población árabe. Incluso antes de que se emprendieran acciones jurídicas para dividir formalmente los Estados, las poblaciones tanto judías como árabes empezaron a formar grupos armados de resistencia paramilitares. Se destaca la Masacre de Deir Yassin en la que fueron asesinados unos 110 civiles árabes.
Conformación del Estado de Israel y protestas árabes
Para 1948, se materializa la creación del Estado de Israel. Lejos de Las intenciones de la Declaración Balfour, que pretendía la coexistencia de árabes y judíos en un mismo territorio, la creación del Estado de Israel suscitó la transformación del territorio mediante el colonialismo sionista y la expulsión violenta de cientos de miles de personas en un éxodo palestino que se conoció como La Nakba (la catástrofe).
En virtud de una fraternidad árabe, que se consolidaría en el Panarabismo, los palestinos recibieron el apoyo de países circundantes. Egipto, Líbano, Siria, Irak y Jordania intervinieron de distintas maneras. En la noche del 15 de mayo de 1948 cruzaron las fronteras y declararon la primer guerra árabe-israelí. Sin embargo, el Estado de Israel recibía el apoyo de grandes potencias, lo que la fortalecía en los campos militar y diplomático.
Este apoyo de las potencias del mundo puede verse en la Guerra del Sinaí, también conocida como la Guerra de Suez, que tuvo lugar entre octubre y noviembre de 1956. Israel, Reino Unido y Francia se aliaron militarmente contra Egipto, que a su vez recibió el apoyo de los países que posteriormente conformarían la Liga Árabe. Esta guerra se disputó el control del Canal de Suez, así como la presencia israelí en la Franja de Gaza.
De esta manera, los colonos israelíes se apropiaron de las tierras y los bienes que los palestinos dejaban atrás. Por años, el conflicto fue escalando, dando lugar a masacres que comprometían a uno y otro pueblo.
En 1967 tiene lugar la Guerra de los Seis Días, que desde la Guerra de Suez se mantuvo latente. Esta Guerra es especialmente significativa porque Israel consigue una ampliación considerable de territorio: incorpora a los Altos del Golán, Cisjordania, Jerusalen Oriental, Franja de Gaza y la península del Sinaí. La reacción árabe no se hizo esperar y recrudeció la violencia en la zona. Israel propuso devolver estos territorios a cambio de una paz duradera, pero los países árabes se negaron.
En 1982 Israel devuelve la península del Sinaí a Egipto. Sin embargo, ese mismo año decide invadir el Líbano para atacar a los palestinos en los campos de refugiados en Beirut bajo la sospecha de terrorismo.
Las Intifadas
Años después, en 1987, se produce la primera Intifada, o levantamiento palestino contra el Estado de Israel, que se extendió hasta 1993, cuando se firman los acuerdos de Oslo entre la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) y el Gobierno israelí. Esta primera Intifada cobró la vida de más de 1200 palestinos y casi 180 israelíes. Significó el mayor movimiento de resistencia y de búsqueda de soberanía del pueblo palestino; de modo que se ganó el apoyo de una parte de la opinión pública internacional.
Durante 7 años hubo una tensa calma. Para el 2000, se produjo una segunda Intifada. Esta duró hasta 2005. Los protagonistas de esta segunda Intifada fueron los partidos palestinos de resistencia (Hamás, la Yihád Islámica, y Fatah). Cometieron varios actos de terrorismo, lo que provocó una reacción igualmente violenta por parte de Israel: se destruyeron infraestructuras básicas y en 2002 se construyó un muro en Jerusalén y Cisjordania. Además, se calcula que fueron destruidos el 33% de los negocios palestinos, lo que causó gran desempleo y pobreza.
Esta segunda Intifada comprometió la vida de más de 3000 palestinos y de casi 1000 israelíes. Las represalias emprendidas por ambas facciones solo empeoran el panorama. En años recientes (2007, 2015 y 2021) hubo nuevas intifadas. Aunque no fueron tan sangrientas, sí demostraban la radicalización del pueblo palestino. Estas Intifadas eran promovidas, entre otros, por Hamás, que tenía cada vez más influencia y reconocimiento.
¿Qué es Hamás y qué significan los acontecimientos de octubre?
Hamás es una organización tildada de terrorista por la mayoría de la opinión internacional. Nace como un movimiento político y militar en 1987 (fecha de la primera Intifada). Busca la liberación de Palestina, la conformación y legitimidad de un Estado Palestino con Jerusalén como capital. Para lograr su objetivo, se vale tanto de ataques militares-terroristas contra el ejército israelí y la población civil, como de estrategias políticas. Este grupo es acusado de violar derechos humanos al cometer crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
A pesar de que Hamás ganara las elecciones generales de 2006, no fue reconocido por gran parte de la comunidad internacional. Desde 2007 hasta ahora, luego de relajar las tensiones con Fatah (otro grupo islamista de liberación palestina que tenía dominio sobre Cisjordania), Hamás “gobierna” Franja de Gaza. Durante estos últimos años, las acciones violentas han sido intermitentes sobre un paisaje de colonización y pobreza. La colonización israelí avanza a sangre y fuego, mientras que los palestinos se niegan a dejar su territorio y se defienden, también a sangre y fuego.
Es necesario mencionar que no todos los palestinos (y no todos los árabes, por supuesto) apoyan a Hamás. En ese sentido, no todos los judíos apoyan el Estado de Israel. En ambos casos, hay grupos que están cansados de las confrontaciones históricas y abogan por la paz y la justicia.
Tribe of Nova: el resurgimiento de las ofensivas de Hamás.
Durante el 6 y el 7 de octubre de este año se celebraría El Tribe of Nova, un festival de música, en Riem, una comuna agrícola israelí localizada al suroeste de Israel, cerca de la frontera con Gaza. El 7 de octubre se vio interrumpido por la que podría calificarse la ofensiva terrorista más violenta de Hamás en esta generación: entraron por tierra, mar y aire.
Cientos de personas murieron en esta ofensiva, muchos de ellos civiles. Se habla de más de 1000 muertos y 200 rehenes al sur de Israel. La respuesta del Estado de Israel, en cabeza de su primer ministro Benjamín Netanyahu, no se hizo esperar y se declaró un estado de guerra, dando comienzo a la operación “Espada de hierro”. Esta operación significó un contraataque que algunos consideran desproporcionado: un bombardeo constante e indiscriminado sobre la Franja de Gaza.
Según fuentes extraoficiales[1], hasta el 24 de noviembre la reacción de Israel ha significado la vida de más de 20 mil palestinos; más de 35 mil heridos; 67 periodistas asesinados; más de medio millón de desplazados; 22 hospitales, 55 clínicas y 46 ambulancias destruidas… Es por ello por lo que, a pesar de ser reconocido y respaldado por gran parte de la comunidad internacional, Israel está siendo fuertemente cuestionado en su proceder contra Hamás.
Por ejemplo, se cuestiona el uso de armas que están claramente prohibidas por la normativa internacional, como es el caso del fósforo blanco, un agente químico altamente inflamable cuyos estragos resultan imposibles de evitar, y que afectan indiscriminadamente a la población civil. Otro hecho cuestionable es la operación militar que se adelantó contra el Hospital de Al-Shifa, el centro médico más grande de Gaza, desde el 15 de noviembre.
El ejército Israelí defendió esta acción militar argumentando que efectivamente hay un centro de mando subterráneo de Hamás, que está conectado con otros puntos de Gaza mediante túneles. Argumentan, además, que hay un gran arsenal y activos tecnológicos propiedad de este grupo terrorista. Dicen, también, que a este hospital fueron llevados algunos de los rehenes que se tomaron durante la ofensiva del pasado 7 de octubre.
En fin, ha habido una serie de ofensivas cuyo paso es difícil de seguir. Son cientos los muertos y secuestrados de uno y otro lado. Es por ello que el pasado 24 de noviembre se acordó una tregua temporal de cuatro días, con posibilidad de extenderse. Esta tregua se acordó, con la condición de que Israel liberara hasta 150 prisioneros palestinos, y que lo mismo hiciera Hamás con los secuestrados que tuviese en su poder. Hasta el momento, se ha cumplido la palabra de ambos, y muchos civiles, entre los que se cuentan mujeres y niños, han sido felizmente liberados.
Además, en estos pocos días de relativa tranquilidad que ha ofrecido la tregua, los habitantes de Gaza han aprovechado para abastecerse con alimentos, combustible, medicinas, y agua potable. 137 camiones con estos suministros han sido enviados desde Egipto por parte de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. Se aprovecharon estos días para evacuar a heridos de gravedad y ciertos casos de atención prioritaria.
Pero no todo es positivo en esta tregua. Se reporta que el ejército israelí asesinó a 5 palestinos, incluyendo a un menos de 16 años, en la aldea de Yatma, al norte de Cisjordania. En Yenín, otra ciudad al norte de Cisjordania, fue atacada una casa con un dron, lo que causó 5 fallecimientos. La comunidad internacional aboga por prolongar esta tregua. Piden, incluso, que se considere un cese definitivo de las hostilidades.
[1] https://www.instagram.com/p/C0GLlzBAOIn/?igshid=ODhhZWM5NmIwOQ==