Por HERNÁN LÓPEZ AYA*
Vivo en Québec City y, por estos días, estamos disfrutando el verano.
Y hace algún tiempo, era normal que en esta época los canadienses tomaran sus maletas y viajaran a diferentes destinos turísticos de su país vecino; ese que, por iniciativa de su presidente, decidió deteriorar las buenas relaciones con un aumento de aranceles caprichoso y retador, en mi concepto.
La fama de buenas personas y de bonachones que tienen los canadienses no es en vano. Claro, hay algunas excepciones “bien marcadas”. Y acá hago un paréntesis:
La prueba de esto es que desde hace varios años existen grupos neonazis que, actualmente, entrenan tácticas de combate en los parques públicos y gimnasios privados de varias ciudades, para enfrentar una “posible guerra racial”. Pero ese es otro tema (cierro paréntesis).
El que sean “buena gente”, no significa que sean “tontos”. Por estos días, presos de la coyuntura y con una necesidad de defender “el buen vividero” en el que estamos (sin importar el concepto de algunos), decidieron dar la batalla y defenderse.
¡Defenderse a su manera!
Cansada de los atropellos de Donald Trump, esta comunidad decidió tomar “el toro por los cachos” y elegir el bienestar de su tierra.
Uno de los lugares preferidos de veraneo, de los canadienses, es Las Vegas. Pero, con la pataleta del “presi” y la disputa comercial bilateral, los viajeros decidieron no regresar. El número de visitantes se ha reducido en 11 %, según la Autoridad de Convenciones y Visitantes de Las Vegas, en los últimos años. Y Air Canada informó que el número de pasajeros que utilizan la aerolínea disminuyó 33 % en junio, en comparación con el mismo mes del año pasado, cuando viajan a esta ciudad. De otro lado, según la aerolínea Flair, la baja llegó al 62 %. Los canadienses decidieron quedarse en el país, volver a explorarlo; y algunos prefirieron viajar a otros lugares del mundo. En el caso de los parques nacionales, para facilitar el turismo, el Gobierno decidió el acceso gratuito y grandes descuentos en las zonas de acampada.
Los dueños de los casinos y otros escenarios están preocupados porque, según ellos, ese “boicot canadiense” ha afectado notablemente sus resultados. Las personas dicen estar “muy molestas con lo que está sucediendo en Estados Unidos y la falta de respeto de la administración Trump hacia Canadá”.
Con los alimentos pasa algo similar. En los mercados, los productos de predilección son los cultivados o fabricados en el país. Muchos de ellos tienen un “sticker” adicional que dice “Hecho en Canada”. Y la genta continúa comprándolos, dándoles prioridad.
Estas decisiones, de apoyo y respeto, se pueden resumir en una palabra que, por estos días, es escasa en nuestro país: Solidaridad
Y es urgente que la ubiquemos en primer plano.
De esa necesidad surgen varias preguntas, entre ellas:
- ¿Qué tan solidarios somos?
- ¿Estamos dispuestos a dar esa batalla, que nos permitirá cambiar la situación de vida en Colombia?
Debemos actuar con rapidez y pies de plomo.
¿Opciones? Hay un montón…
Por ejemplo (iniciativas sencillas):
Podríamos empezar comprando productos a los campesinos, directamente. Hace unos días, unos cultivadores de papa tuvieron que, prácticamente, regalar su producido porque no tenían cómo venderlo. Viajaron a Bogotá a buscar clientes y ofrecer sus productos. Sé que, en algunos casos, la intermediación es necesaria para la comercialización. Pero, no a todos les va bien y quedan “mal parados”, en materia de precios.
O también, deberíamos seguir viajando por el país. Claro: hay mucho inconveniente como el tema de seguridad actual, que es preocupante; o el abuso de algunos comerciantes con los turistas en las grandes ciudades, a los que les cobran cifras astronómicas por una botella de agua o una arepa de huevo. Y, pues, eso aburre.
A este intento de mejorar se le suma otra palabra importantísima: Conciencia. Saber en dónde vivimos y de qué estamos hechos; o si somos capaces de respetar y de trabajar juntos.
Los abuelos dicen que “las oportunidades las pintan calvas”. Y una “de oro”, para mejorar, la tendremos el próximo año cuando lleguemos a las urnas y elijamos al nuevo presidente y a los nuevos congresistas. Debemos hacerlo con responsabilidad y tratando de que lleguen los mejores. Ellos son los que toman las grandes decisiones. Y yo votaré desde acá.
Ya no nos podemos dar el lujo de creer en “cambios” efímeros, con los que nos embolatan en todas las campañas. Ya es hora de que aterricemos y les demos la oportunidad a quienes, de verdad, quieren trabajar por el país, por el futuro, por el bienestar de todos.
Entonces, ¿podemos seguir el ejemplo canadiense?
A lo que me refiero con “seguir el ejemplo canadiense” es a unirnos; a hacer un alto en el camino, analizar la situación del país y pensar cómo podemos ayudar.
Yo creo que sí… No nos puede quedar grande…
* Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años.
@HernanLopezAya