Por ESTEBAN JARAMILLO OSORIO
Se incendia la casa y la manguera es corta.
El partido en directo no lo vi. En simultáneo transmitía en Ditu de Caracol, la brillante exhibición de Argentina, que humilló a Brasil.
Lo repasé al amanecer. Cuando las ideas son claras, el concepto centrado, los disgustos se apagan y la serenidad domina el desencanto.
¿Lorenzo? Que distinto a Scaloni o a Gustavo Alfaro. ¿Argentina? A años luz de Colombia. ¿Paraguay? El premio al coraje y a su sólida táctica defensiva, con paciencia para conjuntar errores del rival y aciertos de sus futbolistas.
Colombia, el futbol de jugadores, de jugadas, individual, inefectivo en rendimiento y resultados.
A la deriva, por la ceguera del entrenador confundido, sin discurso y sin ideas, al amparo de las individualidades, con declive en la confianza, por las sospechas a su falta de certeza o de conocimientos. Estratega no es. Táctico tampoco. Solo el verso motivador, a veces sin argumentos en la cancha, o en las mentiras del vestuario. No trabaja.
Para colmo terco. Quintero e Hinestroza en el banco y Mina con Campaz en el campo. Vaya ridículo.
La excitación solo duró unos minutos como en los arranques de Lucho Díaz aparatosos y explosivos. O en los esperanzados pase de James quien no siempre redime.
Jornada de torturas. Con alegrías pasajeras en los goles, que no alcanzan. De nuevo la falta de jerarquía en el manejo de los resultados, por los miedos que acobardan. La ausencia de estructuras tácticas defensivas y ofensivas. Las fallas de la memoria operativa.
Desafinan los intérpretes, porque los aportes y los esfuerzos son aislados y no colectivos.
Es simple el futbol. No es solo marcar, atraer, retener, bloquear, retardar o neutralizar. Se trata de jugar, de proponer, de buscar. ¡De ganar!
Colombia tambaleante. El técnico sin crédito. Los jugadores en duda. En este camino a largo plazo hacia el mundial, la clasificación no está en duda. Mediocres son los rivales que acechan.
Los problemas surgen cuando el equipo entra, como ahora, en punto muerto. Que no evoluciona, que no enciende el entusiasmo de la gente. Que acumula reproches.
Con futbol simplón, esquemático sin bases, defensivo, sin preferencia en la habilidad y en la técnica constructiva, que son el eje de este espectáculo.
La solución no es que echen a ese H. P. Es cambiar las fachadas, es salir del encierro de los malos resultados. Futbol hay en los jugadores, pero falta el respaldo en los planteamientos.
Futbol, incendio, y poca manguera para sofocarlo. Esteban J.