El cierre de la edición 52 del Festival Internacional de la Cultura Campesina (FICC) 2025, en Tunja, Boyacá, dejó un momento que quedará grabado en la memoria de la audiencia: durante el concierto de Marco Antonio Solís en el estadio La Independencia, se entregó en escena una ruana confeccionada en Güicán de la Sierra, símbolo de la tradición y del orgullo regional que acompaña a la labor artesanal de la región.
La pieza, tejida en el taller de Eugenio Lizarazo García y María Leonilda García, propietarios con más de cinco décadas de historia en Güicán de la Sierra, fue entregada por Don Joaquín, reconocido artista local, ante la mirada del cantautor mexicano y del público. El delegado del taller, Luis Eugenio Lizarazo García, hijo de los propietarios y exreportero gráfico de Boyacá Siete Días, acompañó el momento en escena. El proceso artesanal se extendió durante aproximadamente un mes y movilizó a unas cinco personas, que realizaron el esquilado de la oveja, el lavado y escarminado de la lana, el hilado en huso tradicional y el tejido final en telar, para obtener una prenda valorada en 750.000 COP.
El gesto, que subrayó la identidad de Güicán de la Sierra y la relación entre la cultura campesina y la escena musical internacional, se dio en un festival que reunió representación de 18 países y delegaciones de 15 departamentos, con más de 400 eventos dedicados a la vida rural, consolidando al FICC como una plataforma global que conecta tradiciones culturales con grandes escenarios.
Un cierre que viste a la tradición en el escenario internacional
La entrega de la ruana generó una ola de repercusiones en redes sociales, donde usuarios manifestaron su admiración por la prenda y por la humildad percibida en el momento. Entre los comentarios que circularon se mencionó la riqueza de lo tradicional de la región y la elegancia de Solís con la prenda, así como elogios a la estética y al simbolismo de la pieza, que muchos describieron como un puente entre la artesanía campesina y la celebridad internacional.
«Lo más hermoso de la noche» – Usuarios de redes
Con este episodio, el FICC 52 aportó una narrativa visual y emocional que refuerza la idea de que la cultura rural no es ajena a los grandes escenarios, sino que aporta identidad, color y fortaleza a la presencia de artistas internacionales como Marco Antonio Solís. La imagen de Solís luciendo la ruana de Güicán se convirtió en un símbolo de esa afinidad entre lo tradicional y lo contemporáneo, y dejó abiertas las expectativas de futuras colaboraciones que combinen artesanía local y música de alcance global.

















