Desde La Veintitrés Manizales, cubrimos un hecho que ha generado una gran conversación en redes: Sara Landry, DJ norteamericana, llevó a cabo un set de techno y house dentro de un vagón del Metro de Medellín durante Ritvales en Parque Norte. La presentación fue privada, realizada en un vagón no en circulación y con permiso explícito del Metro de Medellín. Este episodio tuvo lugar durante Ritvales, el festival que se llevó a cabo el sábado 1 y el domingo 2 de noviembre, y que reunió a unas 50.00 personas, con un cartel que superó las 60 actuaciones entre artistas nacionales e internacionales. La duración del set de Landry fue de tres horas, ejecutado con tornamesas y mezcladores instalados en el interior de un vagón aislado del servicio regular del transporte urbano.
El festival Ritvales se presenta como el cierre de la agenda electrónica de gran escala en Colombia, y su cartel incluyó nombres de peso como Adriatique, Charlotte de Witte, Adam Beyer, Damian Lazarus, Mahmut Orhan, Kevin de Vries, KI/KI y, naturalmente, Sara Landry. En las redes, la reacción fue mixta: mientras algunos aplauden la audacia artística y el atractivo de una experiencia íntima dentro de un entorno urbano, otros cuestionan la decisión de emplear un medio de transporte público para un evento privado y piden claridad sobre la organización y las autorizaciones. Aún no se ha emitido un pronunciamiento oficial por parte del Metro de Medellín respecto a la presentación, lo que alimenta el debate sobre límites y permisos para usos culturales de espacios públicos.
La conversación sobre cultura y espacio público en el centro de Medellín
«TE AMO MEDELLÍN. Me encantó bailar bajo la lluvia contigo durante 3 horas gloriosas ¡¡fue tan especial!! Tu energía es increíble. muchas gracias. Espero estar de vuelta pronto. ¡Gracias por tenerme!» – Sara Landry, DJ
Este episodio se inscribe en un contexto más amplio en el que Ritvales se describe como el cierre de la agenda electrónica de gran escala en Colombia y donde el uso de espacios públicos para presentaciones privadas genera un debate sobre cultura, logística y derechos de acceso. En Medellín, el Metro se ha ganado reconocimientos internacionales, incluido un listado de Condé Nast Traveler que lo sitúa entre los nueve mejores sistemas de transporte público del mundo, destacando su estatus como el único sistema ferroviario del país y su capacidad de integrar tranvía, BRT y una red amplia de autobuses. Con la ausencia de un pronunciamiento oficial del sistema de transporte, distintas voces esperan respuestas que delineen futuras pautas sobre cómo se pueden conciliar ambiciones artísticas con la gestión de infraestructuras públicas. En resumen, Ritvales se mantiene como un hito de la escena electrónica en Colombia, pero su episodio en el vagón del Metro deja abiertas preguntas sobre el uso de espacios públicos para experiencias privadas y sobre la responsabilidad organizativa en eventos de gran porte.
















